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sábado, 13 de enero de 2007

Manifiéstate con un click

Decenas de millones de españoles, se han quedado en casa, y no han acudido a las manifestaciones fragmentarias celebradas esta tarde. Esto no quiere decir que no estén contra ETA, que lo están, ni contra el PSOE de Rodríguez Zapatero, que algunos lo estarán; ni que apoyen al PP, que algunos lo apoyarán, o que se solidaricen con todas las asociaciones de víctimas del terrorismo, que seguro que lo hacemos.

Quiere decir sencillamente, que esto no tiene nada que ver con las grandes convocatorias a la presencia pública de la ciudadanía en las calles, como la muerte de Miguel Angel Blanco, cuando millones de personas tomaron las ciudades y los pueblos. Ni con el atentado del 11-M, cuando ocurrió algo parecido.

Entonces, todos los españoles estaban representados en la calle, hombro con hombro, para empujar por el país hacia delante, contra el terrorismo o contra lo que fuera necesario. Pero a alguien le interesa de nuevo otra división de la opinión pública, una vez más, hay reincidencia y propensión.

Ahora es diferente, unos salen y otros no, unos vienen y otros van, y la mayoría se queda en casa a ver el partido por la televisión. El PP sale contra el PSOE, el PSOE contra el PP. Se está deslegitimando el honor de la calle, donde se han escrito magníficas páginas de la historia de nuestro país. Se devalúa la expresión masiva de la opinión pública.

Tal vez sea porque existe internet y ahora se matizan las opiniones, nada de muchedumbre y un lema, cada español quiere expresar “exactamente” lo que piensa. Eso de ponerse tras la pancarta de otros se ha acabado, cada uno con la suya, si acaso.

Las grandes manifestaciones, a partir de hoy, van a formar parte de la nostalgia, ya no tienen nada que ver con la espontaneidad, todo está terriblemente organizado, buocratizado, institucionalizado. Solo hay que ver los informes que los convocantes han de enviar a las fuerzas de seguridad, todo previsto y establecido.

Pero la opinión pública tiene derecho a expresarse, claro que sí, sería un buen momento para que los ciudadanos españoles le dijeran lo que piensan al presidente Rodríguez Zapatero, aunque no sirva de nada, tampoco creo que sirva de mucho salir a la calle.

Para los interesados en manifestar su opinión al presidente Rodríguez Zapatero, aquí les dejo el correo electrónico de La Moncloa. Digan lo que quieran y como quieran, por ahora, seguimos siendo libres, se ponga o no se ponga en las pancartas.

UN CLICK POR ESPAÑA.


Biante de Priena

Ciudadanos en la Red, te propone la siguiente campaña:

UN CLICK POR ESPAÑA


Manifiéstate con un click (pulsando el lema): envía por e-mail a la Moncloa, tu opinión sobre el terrorismo de ETA y la política antiterrorista que se está haciendo. Colabora, difundiendo esta campaña = Pásalo.
Y si te apetece, copia el mensaje que envías en
así nos enteramos todos de lo que llega a la Moncloa. Gracias.

Señor Zapatero, llame a Aznar, y a Guerra



Llamé a Aznar, y si no está, insista un par de veces. Si no le localiza, inténtelo con Alfonso Guerra, es socialista; porque el tahur del Mississipi está ausente, lástima. Quiero recordarle que lo del mariscal Gila era broma, los enemigos no cogen el teléfono, responden con balas y bombas en los aeropuertos. Está la cosa complicada. Alguien tendrá que hacer algo.

La cohesión de fuerzas no se busca lanzando el lema y cambiándolo, se hace por consenso antes de abrir la boca, viene en el libro gordo de Petete. Las víctimas se han enfadado, con razón. El PNV hace un esfuerzo, que casi apoya hasta Batasuna, por un pelo no se cuelan en la manifestación a pedir la paz con ETA, y no contra ETA. Cómo están las cosas.

Señor presidente, no le pida lealtad a Rajoy, recuerde el 11-M. ¿No sabe resolver lo que usted mismo ha creado?. Una vez más ha equivocado la dirección de los cañones, el enemigo es ETA, no el PP.

Las “manifas” de hoy van a ser duras, ya verá. Mucho recuerdo de “víctimas y fachas, se han quedado en casa”, y cosas por el estilo. Otra vez las dos Españas, la que brama y la que clama. Esto es obra suya, señor presidente. La foto y el pie de página, recuerdo para la historia.

Salga en la tele, diga algo que no comience por “lamento”. Haga un esfuerzo, hombre de Estado. ¿Atrapado, sin salida?. Eso le ocurrió a Adolfo Suárez, tantas veces, y lo resolvió con mayor o menor fortuna.

Cuánto recuerda usted al mariscal Petain y el régimen de Vichí, tratando de salvar la esperanza. El problema es que no nos ha invadido nadie, y los Estados Unidos no nos amenazan. Despierte de su sueño de liberador socialista de la opresión de la derecha y el fascismo.

Señor Zapatero, me preocupa, presenta usted sintomatología compatible con el Síndrome de Estocolmo y está gobernando España, con Eguiguren y de la Vega, ¿o ellos con usted?. Rubalcaba está muy nervioso, demasiado.

Ante esta situación, queridos compatriotas, lo mejor es esperar, quedarse en casa, con el PP y las víctimas, y ver que ocurre en los próximos días. Hay demasiadas anomalías en el escenario para que se pueda representar otra función que la del silencio.

Reconozco haberme equivocado con usted, señor Zapatero. Usted no quiere la paz, lo que quiere es salir corriendo y no encuentra la puerta; se ha dado cuenta de que gobernar un país no se hace con las ambiciones de los que enviaron el “pásalo”, sino con coraje, honestidad, serenidad, y talento; no es suficiente con el talante, aunque ayuda mucho, sobretodo para llegar, pero no para mantenerse.

Se hace con todas esas cosas de las que usted carece, así que no siga haciéndole daño al país, que ya está bastante tocado; llame a Aznar o a Alfonso Guerra, o mejor, a los dos. Cene con ellos hoy mismo. Así, pasará a la historia, se lo aseguro.


Erasmo de Salinas

¿Perversión del lenguaje, negación de la realidad o traición política?

Muy útil y esclarecedor, el reciente artículo de Almudena Martínez Fornés en ABC sobre los lapsus de Rodríguez y de su cuadrilla. En realidad, no son lapsus stricto sensu, sino algo así como deslices lexicales reincidentes.
Por otra parte, las teorías de moda en los años 60 y 70, producto del freudismo revisado por Lacan, idiotizadas por la cultura pop y emblematizadas por los filmes de Buñuel o de Woody Allen, difícilmente resisten al paso del tiempo y a las aportaciones de las neurociencias en materia de investigación sobre los mecanismos del lenguaje.

Dejemos pues en los cajones de la historia reciente las dudosas interpretaciones sobre el inconsciente del monclovita y observemos algunas ocurrencias:

“Accidente”, por ejemplo, en lugar de asesinato terrorista, es una palabra que Rodríguez ha utilizado en por lo menos cuatro ocasiones últimamente, tres de ellas para referirse a atentados de Eta, y una sobre el Ira.

Su escasa preparación intelectual y su pésimo dominio del castellano determinan una especie de transparencia paradójica, lo que algunos analistas y políticos definen como la ambigüedad del presidente. No es tal; el discurso de Rodríguez es todo menos ambiguo: más bien, redundante, circular y obsesivo.

Sobre Otegi y de Juana (1), dijo exactamente lo que quería decir y lo que piensa conscientemente. Con la semitorpeza de quien no se expresa haciendo uso de los filtros retóricos que atenúen los intempestivos efectos de declaraciones potencialmente conflictivas, expresa de forma simplista, como no puede ser de otra manera en su caso, su aspiración a abrir un proceso irlandés. En su microvisión, los etarras son interlocutores políticos, su terrorismo se sustenta en principios no rechazables en su totalidad y, por lo tanto, no hay solución posible a un conflicto histórico sin un proceso de negociación.

Este contexto de resolución no es propio de Rodríguez. Lo pude escuchar, haciendo uso de una paciencia confuciana, durante una conversación que tuve en 1999 con dos responsables del PSE, en la pista de hielo de Vitoria. Con una crítica demoledora de la línea todavía oficial de entonces, encarnada por Nicolás Redondo y Rosa Díez, su discurso, aunque más elaborado y con matizaciones instrumentales, era exactamente ése: para salir del laberinto vasco, es necesario negociar, y no precisamente el cómo y cuándo de la entrega de las armas.

La dicotomía paz / violencia, utilizada sistemáticamente desde hace casi tres años por el gobierno, es la adaptación de la pacificación irlandesa. Sólo en estos días y tímidamente han vuelto a emplear la palabra terrorismo, arrastrados por las circunstancias y el desconcierto.

Se impone pues en el discurso oficial del gobierno, y no de forma inconsciente, la mistificación nacionalista y romántica acerca de una “guerra” de ocupación , un conflicto territorial entre España y naciones periféricas objetiva e históricamente oprimidas.
La batalla de las palabras la están ganando pues quienes, desde el principio y con una extraordinaria coherencia, se oponen a la unidad de España en nombre de una ficción identitaria que exige un sometimiento total a sus presupuestos. CIU, ERC, la extinta Terra Lliure, PNV, EA, BNG, ETA, aunque no coincidan en los métodos, comparten estos conceptos y estas palabras. Una fracción del PSE, del PSC y del PSG también, desde hace años.

En cuanto a las concesiones, no se trata de saber hasta dónde puede ir el gobierno, sino qué es lo que Eta y su entorno, en el que incluyo (en conceptos y objetivos políticos, no en métodos) a todos los partidos y fracciones anteriormente señalados, están dispuestos a ceder para alcanzar su propósito.

Quien impone su discurso impone sus conceptos. Quien impone sus conceptos ejerce el dominio en la negociación. Con el agravante, en este caso, de que los cuadros de Eta, por tradición y transmisión, son estratégicamente más competentes que sus actuales interlocutores del gobierno.

Frente a este proceso a plazos de entrega de las armas (las del estado de derecho a la reivindición nacionalista) al que asistimos, surgen disidentes individuales y colectivos.
La resistencia, por ahora, está encarnada en materia política por el PP, lo que no es poco, pues representa grosso modo a la mitad de los españoles, y probablemente a una mayoría en una cuestión como ésta. Pero la torpeza y las contradicciones del partido liberal-conservador, el aparato mediático al servicio del gobierno y la instrumentalización de órganos vitales del estado (justicia, policía) al servicio del objetivo negociador están sembrando confusión en la opinión pública y dificultan la percepción de lo que está ocurriendo.
Afortunadamente, iniciativas ciudadanas como Foro Ermua, Basta Ya y las asociaciones de víctimas más representativas crean una tensión positiva en la sociedad e instalan la duda entre la gente, gracias a la legitimidad moral que encarnan ante la inmensa mayoría.

En cuanto al partido Ciudadanos, nacido como alternativa a la arbitrariedad nacionalista y al bloqueo de la contienda política en términos tradicionales, forzó una puerta en las elecciones catalanas. Su participación, hoy, a la manifestación-trampa organizada por los portadores del proyecto negociador, tendrá consecuencias negativas en ese impulso y desactiva, esperemos que momentáneamente, su vocación y finalidad como herramienta de renovación democrática.

Pero no perdamos la esperanza: La mezcla explosiva de coherencia programática y de irracionalidad que caracteriza a Eta puede terminar devolviendo a la realidad y al pacto constitucional a quienes, por conformismo, ingenuidad o impericia, acompañan accidentalmente a los traidores.

Mientras tanto, sigamos en la brecha.

(1) «Otegi, un discurso a favor de la esperanza de la paz»; De Juana «es uno de los que están en el proceso»

Dante Pombo de Alvear, Reflexiones liberales

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