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domingo, 13 de mayo de 2007

La izquierda insana o "los nuevos maltratados"

En las neuronas de algún dirigente de la legión Zapatero, se está fraguando en estos momentos la próxima elaboración de una Ley de Violencia de Especie, con la se intentará prohibir las corridas de toros, la matanza de los cerdos en las aldeas del norte, y se enviarán a los animales de los zoológicos a sus orígenes, porque ya se sabe que sólo rompiendo tradiciones se consigue la modernidad tan necesaria (de la que Ortega y Gasset se reía).

La ambición del “buenismo” es inmensa y no se verá satisfecha hasta erradicar la maldad de este mundo. El mesianismo intrascendente es la clave de lo que nos espera y la culminación del relativismo imperante.


Quejarse, esa es la clave. Cualquier sujeto que se queje será acogido por una de las muchas leyes creadas por este gobierno angelical, correspondiente al tema de interés. Es lo que tienen estas cosas de tener un presidente que aspira a la santidad civil.

Es terrible pensar que todos los ofendidos del país que lo soliciten humildemente, dentro de un tiempo estarán cobrando una pensión a costa de los contribuyentes, como damnificados de los desmanes del mundo contra ellos. Vamos directos hacia el Estado Providencia, lo que terminará destrozando el Estado del Bienestar.

La Ley de Violencia de Género, será declarada inconstitucional en su día, así lo han expresado numerosos magistrados, antes y después de su aprobación; esto va a provocar numerosas demandas en los tribunales contra sus consecuencias, que socavaran las arcas del Estado en reclamaciones dinerarias, y además hará que aparezcamos en el “no comment” de Euronews, en la sección de rarezas.

El parasitismo ha existido siempre, en la dictadura y la democracia, con todos los gobiernos, en todas las instancias del poder. Siempre ha habido aprovechados, con hábito de nobleza, por eso algunos espabilados conseguirán beneficiarse de la bondad presidencial. Siempre habrá algunos desaprensivos que les arrebaten a las auténticas víctimas, con malas artes, sus derechos. Siempre han existido, pero con Zapatero, se han institucionalizado.

Hay una izquierda insana en este país, que vive de la mala conciencia que genera en los demás y los sectores más racionales de la izquierda deberían hacer algo por erradicarla. Son los que no creen en la democracia, ni en la libertad, ni en la justicia, sino que las utilizan para su propio beneficio. El tema de la gente de Batasuna transmutada en ANV es un ejemplo de las cosas que se permiten desde el gobierno de Rodríguez Zapatero.

La democracia es instrumental, la libertad es capitalista y fascista y la justicia sólo beneficia a los poderosos, a los mismos de siempre. ¿Para qué se necesita la libertad?. El imperio de la igualdad ha llegado. Los desfavorecidos no quieren libertad, quieren bienstar, aunque sea sin libertad. ¿Para qué quieren libertad los que no saben ni para que sirve?

El discurso de los “nuevos marginados” comienza siempre por el victimismo, por un nosotros no somos libres, somos esclavos de los que se sienten libres, éste es su argumento favorito, y en vez de hacer lo necesario para alcanzar la libertad como todos los demás, se dedican a quitarnos nuestra libertad, o nos obligan a pagar cada vez más por ella. Algunos pagamos demasiado por ser libres, para que otros que no hacen nada por sí mismos, ni por los demás, cobren para ser iguales. A esa depredación la denominan justicia, cuando es un robo. Se les oye hablar de la justicia, esta justicia que solo beneficia a los poderosos, a los mismos, a los instalados, no a nosotros los desahuciados sociales, por hay que cargársela en cada jugada, por que no creemos en ella. Así todos podremos ser iguales, los que hacen y los que critican a los que hacen sin poner nada sobre este mundo más que su crítica (¿no es acaso suficiente?).

Estos ejemplares de las izquierdas radicales y de los nacionalismos extremos, son los trollers de la civilización, de la vida cívica, del bienestar colectivo, de la convivencia pacífica. Imponen su sinrazón, porque son incapaces de que sus argumentos triunfen soportados por criterios racionales. Claro, la racionalidad, también es fascista.....

Los nuevos maltratados

La instrumentalización de la política que algunos utilizan y otros les consienten, es el principal escollo para el avance social y económico en nuestro país. Estamos ante los obstáculos humanos que nos impiden alcanzar un mundo mejor, en el que la armonía sea la que establezca las relaciones de convivencia entre todos los habitantes de este país, sean autóctonos o bien recibidos.

Son las viejas rémoras del pasado, que se instalan de forma parásita en la esperanza de los que trabajamos todos los días por llevar el pan a casa, de los que respetamos las reglas de juego, de los que nos quejamos sin cobrar nada por ello. A estos sinvergüenzas, la sociedad les debe algo siempre, de lo que pasan factura. Nos cobran por vivir bien a todos los demás. Forman parte de esa legión de rentistas, que malogran siempre la esperanza de las gentes de bien, representan a los que se oponen a los cambios reales y posibles, viviendo de quemar el futuro y de chantajear a las instituciones y al Estado.Los paseos de De Juana le han costado al Estado ocho millones de euros, en pago a sus víctimas al asumir el gobierno la deuda subsidiaria por evitar su muerte.

Los nuevos maltratados, aquí están, dispuestos a que los demás les proporcionen todo lo que necesitan. Los terroristas, las feministas radicales, los sindicalistas acomodados, los usufructuarios ocasionales como los derivados del tema del Prestige; muchos políticos, muchos funcionarios enchufados en sus puestos de relieve por cuestiones políticas y no por méritos personales. Los científicos a la carta de los intereses de los políticos, todos los mediocres reunidos pueden más que un justo inteligente.

Mientras millones de trabajadores autónomos, agricultores y ganaderos, trabajadores de sectores industriales en crisis, jóvenes con contratos basura, viejos con pensiones de miseria, las pasan canutas para llegar a fin de mes. El Estado, que pagamos todos los que podemos trabajar, sigue siendo chantajeado por izquierda insana

Las legiones de maltratados a los que defiende Zapatero, nos llevan al dilema ético de pensar que las razones del delincuente para delinquir son justas porque el mundo es injusto con los más débiles. Parece mentira, pero es lo más parecido que he visto a la criminalización de los cristianos con el Pecado Original.

Esta es la nueva representación de la izquierda inconsecuente, aunque es la misma de siempre disfrazada, es la que cuestiona todo lo existente porque vive de ello, y la que determina que no es culpable el que dispara, sino el que pone la nuca en la trayectoria de la bala.

Son los nuevos fascistas, los herederos del contrafranquismo, que todavía no se han enterado de que Franco ha muerto, por que les interesa mantener vivo su recuerdo, ya que les ha resultado muy rentable durante los últimos treinta años, y no lo hacen por rencor o venganza, sino por puro interés económico.

Es el mundo friki que surge de las decisiones de la corte de Zapatero, el artífice de la paz, la alianza de las civilizaciones, o la redención histórica de los terroristas, el que convierte a las auténticas víctimas en circunstancias instrumentales a los propósitos de los beneficiarios de su doctrina.

Ante esta izquierda insana antes se levantaba una izquierda racional, que reclamaba justamente los derechos de los más perjudicados por el capitalismo, su libertad colectiva, su progreso, su integración, pero hoy ha sido desplazada, por el aburrimiento y el hartazgo de contemplar a sus correligionarios convertidos en nuevos señores feudales, mientras les ofrecen prebendas, como ocurrió con Anguita en su día. ¿No ha traicionado la izquierda insana a la izquierda racional?. A quien le importa, no he visto a nadie que desde la izquierda se plante ante tanta miseria y mezquindad. La izquierda acabará pagando su frivolidad histórica, algún día, con el olvido de los ciudadanos.

Los privilegios del nacionalismo, ERC, CIU, PNV, ANV, ETA; los de los arribistas afines como Cebrianes y Polancos; los de la información privilegiada que juegan con Endesa al ping-pong, los de los que buscan un ascenso social rápido por la izquierda. Esta es la ética que viene, la del chantaje moral, la de rentabilización del victimismo, la de que trabajen ellos. Estos son los nuevos señores a los que tenemos que servir, y además agradecerles que nos permitan hacerlo. Así nos concederán el calificativo de "demócratas, constructivos, progresistas y solidarios". Si no tragamos, será porque somos unos fachas y seremos excluidos de la ceremonia de la confusión (el PP no quiere ser excluido de nada).

¿Bonito cuadro verdad?, el marco no va incluido, pónganle ustedes el que les parezca bien, pero por favor, que no sea rojo, no le va nada bien al paisaje. Quizás lo mejor sea ponérselo negro, como si fuera una esquela de los principios, valores y creencias de la izquierda racional, muerta de inconsecuencia.


Liliana de la Sota

La nación gestada

Largos Años llevamos en esta cruzada de destrucción de lo que somos, más de 30 años van de desconfiguración disfrazada de transformación; tras el franquismo llegó la transición, y la mala conciencia de los que se habían acostado diputados a Cortes por el tercio correspondiente y se habían levantado demócratas. Todos los españoles hemos venido pagando hasta hoy un alto precio por su mala conciencia.

Cuando muere Franco, el régimen es una dictadura política y en dos años se transforma literalmente en una democracia. La falta de ruptura, la continuidad que tantas veces ha criticado el republicano García Trevijano nos ha traído graves problemas en lo concerniente al desarrollo de la organización democrática en nuestro país.

La palabra de moda en aquella época era consenso, había que establecer acuerdos en todos los ámbitos, sobre lo existente y lo inexistente, con la intención última de que todas las partes aceptaran el marco de juego. El texto de la Constitución fue fruto del consenso, y la organización de la vida política española también. Eran tiempos en que se coreaban las canciones que querían definir la realidad, indefinida hasta entonces, como la de “un pueblo es” o “libertad sin ira”.

Todo siguió una cadencia de convulsión controlada hasta el 23 de Febrero de 1981, cuando Tejero invade el hemiciclo acompañado de unos cuantos compañeros y posteriormente se yugula de aquella manera, el golpe de Estado que estaba en marcha

¿A quién benefició aquel acto de vandalismo democrático?. Evidentemente al PSOE, que ganó las siguientes elecciones, las del cambio, en 1982, haciendo a Felipe González el primer presidente de izquierdas español en los últimos 46 años. Luego hubo alternancia con Aznar durante ocho años y ahora estamos resistiendo la era de Zapatero, que es como el colofón de todos los despropósitos.

Los nacionalismos durante este tiempo han ido acumulando poder, al mismo tiempo que el concepto de España se iba desdibujando de la realidad nacional. Esa ceremonia de la confusión siempre ha sido permitida por el PSOE y confrontada por el PP, aunque los nacionalistas han negociado con ambos para ir consiguiendo cada día más poder para sus “naciones sin estado”, mientras que iban incrementando las diferencias entre los españoles hasta alcanzar situaciones esperpénticas, y por supuesto inconstitucionales.

El desarrollo autonómico ha permitido duplicar los funcionarios del Estado, y se ha organizado una estructura funcionarial extraordinariamente politizada, instalada en sectarismos impresentables y fundamentalmente controlada por la izquierda española, aunque si el color de la comunidad es de las afines al PP, ocurre exactamente lo mismo, pero cambiando izquierda por derecha.

Otro de los frentes de destrucción del marco consensuado en los albores de la transición han sido las fuerzas sindicales. En España ha habido más problemas laborales y más confrontación, durante todos estos años, que en cualquier país europeo, incluyendo la Polonia de Walesa.

La conflictividad fue desarrollada y organizada por los sindicatos de clase, CCOO y UGT, que también establecieron su consenso particular en cuanto a reparto del patrimonio sindical y recepción de fondos. Tan sólo en los últimos tiempos se está viendo un realce de los sindicatos profesionales y sectoriales, por encima de los de clase.

Con los sindicatos de clase nunca se ha sabido muy bien si han defendido más a los trabajadores o si los han utilizado, haciéndolos instrumentales al servicio de sus intereses institucionales y políticos.

Pero un sindicato de clase siempre defiende intereses colectivos, y en España las formas de contratación son tan variadas, que puede haber siete personas desarrollando la misma función y cada uno tener una categoría diferente y recibir salarios con diferencias que oscilan en más hasta en el 100 % del salario en algunos casos. Esto no puede ser bueno para el funcionamiento institucional y esto ha sido aprobado y consentido por los sindicatos.

La sociedad no se ha organizado en estructuras sociales, sino políticas, porque todas las asociaciones que se han hecho desde las víctimas del terrorismo hasta la organización de consumidores siempre han tenido vinculación preferencial por una determinada posición política. La política ha invadido la sociedad española como un cáncer, y la estructura social se encuentra pletórica de metástasis.

El PSOE es un partido intervencionista que implanta su modelo y sus dirigentes en la sociedad, y el PP que está perdiendo la vergüenza por ser de derechas, que hace lo mismo que el PSOE, pero sonrojándose, a veces, así como a hurtadillas. Los nacionalistas se han aprovechado de ambos y de todos nosotros, hasta crear su propio mundo sectario, en el que para algunos españoles, el simple hecho de vivir en coherencia con sus valores, resulta asfixiante.

En estas condiciones se afrontan unas elecciones municipales, que más bien parecen la batalla de Waterloo, precisamente, por que lo que se disputa no son concejales, sino un modelo de sociedad y de vida.

Ciutadans, puede ser una opción diferente en esta etapa crucial para nuestro futuro como nación española, pero debe superar sus propias incoherencias internas para conseguirlo, así como su miedo a determinarse en sus auténticos principios, valores y fundamentos, los que provocaron su aparición. Nadie dijo que fuera fácil, en ello estamos.

Como dijo el gran estadista, Groucho Marx: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". La España en la que hoy vivimos, es ciertamente marxista, pero de Groucho, no de Karl. Sopa de ganso para todos, o sopa para todos los gansos, no recuerdo como era.


Biante de Priena

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