desde 2.006 en Internet

lunes, 14 de abril de 2008

Un gobierno para las alondras

Un amigo mío, al que le gusta el psicoanálisis, me habló en cierta ocasión de la triple inferencia, un método que por lo visto servía para comprender el auténtico significado de las acciones humanas, fueran pensamientos, palabras o acciones.

Por la misma razón, el método se puede utilizar para comprender las acciones políticas, o mejor dicho, el auténtico significado de las acciones políticas, porque a pesar de todo lo que se lee, no dejan de ser humanas.

El Diccionario de la RAE muestra tres acepciones para el término inferir. La primera nos habla de deducir algo de otra cosa, la segunda de conducir a un resultado, y la tercera de causar heridas u ofensas. Nos ocuparemos en esta ocasión de la primera, aunque contenga en sí, cierta carga de la tercera, y evidentemente lleve a la segunda, que a saber como acontece.

Con los nombramientos de ministros que ha hecho Rodríguez Zapatero, está bien claro que no defiende los intereses de los ciudadanos, sino sus obsesiones personales. Es lo que tiene el poder absoluto, sin ir más lejos, el emperador Calígula nombró senador a su caballo, porque podía hacerlo y lo hizo.

Para entender las reglas que ha utilizado Rodríguez Zapatero en la construcción de su Gobierno, no hacen falta tantas artes, ni inferencias, todo es mucho más sencillo.

El primer elemento ha sido el sesgo de la paridad, consistiendo en que haya más mujeres que hombres en su Gobierno, porque un presidente que se ha declarado profundamente feminista (posiblemente esto oculte cierta androfobia), no valora la capacidad de sus ministros como criterio fundamental, sino que no haya más hombres que mujeres.

Lo que a la larga encaja con esa estupidez que se ha inventado de la pedagogía social, él, que andaba fumando a escondidas cuando la hermana Salgado implantó su doctrina antitabaco. Sí aún no quedaba clara su profunda inequidad, lo ha reafirmado con la creación de un Ministerio de Igualdad, del que la ocupante todavía no sabe ni las funciones, y los ciudadanos no sabemos la utilidad.

El segundo elemento es el espectáculo, a Zapatero le gusta dar el cante, es lo que le va a los narcisistas cuando se les da la oportunidad, y lo ha hecho nombrando a Carmen Chacón como Ministra de Defensa, a ella, precisamente, que había dicho que para ella los intereses fundamentales que defendería eran los de Cataluña, y que se ha declarado profundamente pacifista. Hay que verla lo chula que queda diciendo "Viva España" con su barriguita y su canesú, y declarando su profundo amor a nuestra España unida y diversa. Rayano en el esperpento, "la niña de Felipe", tomando posiciones para heredar al ínclito en su día.

El tercer elemento es la demostración del poder absoluto, "urbi et orbe", y lo ha hecho de tres formas, por una parte creando-destruyendo las competencias de los ministerios a la medida de sus delirantes percepciones, y manteniendo a los ministros más criticados, Solbes (¿qué crisis), Moratinos ("Lingala speak"), Soria ("el decano que no fue") y Bermejo (que bonito me ha quedado el ático, celebrando la baja con mi mujer bailando) , y a la única cuestionada por el Parlamento y la Generalitat, Magdalena Alvarez. Por último, el nombramiento de "su amigo" Miguel Sebastián, y sus afines, es un acto que demuestra a su propio partido quien manda, que lo tengan bien claro: él ha ganado, él decide.

El cuarto elemento ha sido el miedo, manteniendo a su mentora Maria Teresa Fernández de la Vega al mando de la basca, con el denostado Rubalcaba en Interior matizando, que si no puede ser mucho el estropicio (hay que esperar unas buenas relaciones entre Defensa e Interior, pelillos a la mar) y lanzando a Jesús Caldera al estrellato ideológico - en realidad, "Ministerio de Propaganda" en la sombra-, y a su querido Alonso, a la portavocía del Grupo Parlamentario, para que le lave la cara al régimen. En mi opinión, le ha faltado valor para meter a Rodolfo Chikilicuatre de ministro de cultura, eso habría sido genial.

El quinto elemento todavía no se ha mostrado, y se conformará en torno a los elementos que obsesionan al Presidente del Gobierno, que en el fondo, solo es uno, mirarse al espejo de Alicia en el País de las Maravillas, para recordarse a sí mismo que la gente cree en él, que la gente le quiere, y que es tan bueno, que su abuelito estaría tan orgulloso de él como lo estaba el abuelo de Heidi, viéndola hacer cabriolas por las montañas. Necesita algo que sobrepase a la Alianza de las Civilizaciones, al diálogo con ETA, al matrimonio homosexual, a la Educación para la Ciudadanía, algo que le haga pasar a la historia como lo que se cree que es, un nuevo Mesías. Apuesto por hacer lo posible para que el proyecto SETI salga adelante, ¿se imaginan ustedes?, ¿Zapatero el primer hombre que se comunica con los extraterrestres?. Algo así, ya verán. Y esto es lo que hay. Todos contentos y en caso contrario ajo y agua.

Poca confianza nos queda a los ciudadanos en los políticos que dicen representar nuestros intereses. Lo que haga el ocupante de La Moncloa por aclamación de masas, me resulta tan zafio, zaino, y zaparrastroso que voy a dejarlo aquí, para no escribir algo de lo que pueda arrepentirme. Este ha sido el primer "zapa-reto" a la razón, pero no será el último. Que no nos falte el sentido del humor y vayan encomendándose a Santar Rita los creyentes, y al Mercado, los laicos.

Biante de Priena

El pazismo de Zapatero

No confundir con pacifismo, nada tiene que ver con la doctrina que se opone a la guerra u otras formas de violencia, el pazismo es más bien la utilización del pacifismo para obtener privilegios, sean estos del Estado (políticos) o del Mercado (negocios), o en el caso que nos ocupa, de ambos. Los seguidores del pazismo son pazis.

Cuando una doctrina se implanta de forma sectaria como es el caso, no se ofrece como una de las alternativas a elegir, conviertiéndose en la única doctrina del Estado, entonces se puede hablar de Estado confesional, algo que está prohibido expresamente en nuestra maltratada Constitución.


16.3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

El problema de Zapatero es el agotamiento de ideas, lo de la paz es su amuleto preferido, le trae "baraka", le permitió ser Presidente de Gobierno en 2004, y ahora ha contribuido lo suyo tras el diálogo con ETA y la negociación por la paz que este país le ha perdonado, porque es un hombre de buena voluntad, solo hay que mirar sus buenas intenciones con la Alianza de las Civilizaciones.

Cuando Rajoy hizo el discurso correspondiente a una España pensante, equivocándose, porque la racionalidad de la masa ciudadana que vota en este país es chikilicuatrera y ha sido ahormada por "crónicas marcianas" a la medida de un mensaje ideológico que quepa en un "pásalo", tenía dos alternativas: decir lo que pensaba y acabar como en Trafalgar, o pensar lo que decía, y venderse al electorado. Evidentemente, eligió la primera alternativa, y perdió con honor, porque más vale honra sin Moncloa, que Moncloa sin honra.

Una de las grandes virtudes de Zapatero es hacer pensar a los españoles que cualquiera puede ser Presidente del Gobierno, como él, que es un currante, un tio guay, que se enrrolla, y que no se ha fumado un peta en la vida (?), pero Rajoy se parece más a un "jefe"l. Esa identificación hipnótica es la que le ha hecho ganar las elecciones al PSOE y sus versiones nacionalistas (PSC+PSE+PSGA), porque los del PP son muy serios y se toman las cosas como los jefes: se quejan, riñen, juzgan, acosan, y no dejan de dar la brasa. (Se lo advertimos a D. Mariano en su día...
-"Sin noticias de Rajoy" y otros -, pero no nos hizo caso).

Pero el problema más grave, es que aprovechando la coyuntura, los pazis nos van colocando su creencia y se la colocan a nuestros hijos, y llegará el celebre observador y dirá, ¿y usted, entonces, que aplaude?, ¿la violencia?. Pues no señor mío, aplaudo la libertad, de elegir y de creer, y evidentemente no ser pacifista totalitario o pazi por decreto cultural del Gobierno, no quiere decir que se aplaude la violencia, ni mucho menos, lo que no quiero es que me tomen el pelo, convirtiendo la paz en un instrumento al servicio de Rodríguez Zapatero, marcando que se distingue del Aznar de las Azores.

A mi me importa exactamente lo mismo que a Rubianes España que Zapatero sea pazi, pero estoy harto de que me haga pazi por decreto ley, como en la época de Franco se hacía a los españoles de derechas, cristianos y patriotas por tradición. Precisamente he apostatado del pacifismo públicamente. (Ver:
"Por qué no soy pacifista").

El totalitarismo pacifista, o pazismo, es una doctrina perniciosa, sectaria y dañina. En realidad, es un enmascaramiento de la violencia que viene a cubrir uno de los complejos irredentos de nuestro Presidente del Gobierno, la memoria histórica de su abuelo, otra vez.

Zapatero no es pacifista, porque no hay pacifismo en la venganza, que es lo que está haciendo desde que llegó al Gobierno, vengarse de todos los españoles a los que hace responsables de la muerte de su abuelo porque no se rebelaron contra Franco, y como buen "cazurro", ni perdona, ni olvida. Zapatero es un pazi, un nazi que usa la paz como Hitler utilizó la guerra para destruir al pueblo alemán diciendo que iba a salvarlo del enemigo, cuando él era su peor pesadilla.

NOTA: El fotomontaje proviene de la web Serie Negra - PSOE, les recomiendo que la visiten y juzguen por sí mismos.


Erasmo de Salinas

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...