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miércoles, 22 de octubre de 2008

¿Dónde está John Galt?

En la novela “La Rebelión de Atlas” de Ayn Rand, escritora rusa de origen y americana de destino, alguien pregunta: ¿quién es John Galt?, un personaje que un día se planta y decide convocar una huelga de intelectuales y empresarios, tras la intervención institucional de emergencia que desvía definitivamente privilegios políticos, económicos y sociales hacia los que viven de la propaganda: líderes sindicales, gurús religiosos, ineptos políticos, y folclóricos "frikis" agrupados en una especie de SGAE, que pretenden repartirse la riqueza existente en la nación norteamericana, apartando a los que realmente la producen con sus cerebros y voluntades.

El pueblo, ah sí, la ciudadanía en general se desvanece en una masa amorfa en las novelas de Rand, son los desposeídos: sin poder, sin libertad, sin recursos, sometidos siempre a las decisiones no cuentan para nada en el juego del poder.

No es que Rand sea clasista, no, que va, lo que no es estúpida y considera que todos aquellos que no son capaces de emerger por sí mismos, de diferenciarse de la masa como entidades propias, como individuos genuinos, no merecen la más mínima atención. En un mundo libre, todos han tenido su oportunidad y no la han aprovechado.

Esa colección de ciudadanos que dejan pasar sus días quejándose de su mala suerte, del Gobierno, del jefe, de las circunstancias, de la historia, de la naturaleza, de su pareja, de sus hijos, de sus amigos, de sus padres, y del tráfico no merece atención alguna, pues son incapaces de quejarse de su auténtico problema: ellos mismos, que han renunciado a la libertad para vivir a la sombra de un mal trabajo y no han tenido siquiera la ambición de cambiar sus vidas, sabiendo que estas eran penosas, y esperan con la mano extendida la bondad del Estado, no cuentan, por qué forman la fuerza que permite que los aprovechados, inútiles, y vividores, detenten lo mejor, sin corresponderles en justicia.

Así pasan sus vidas, sin pena, sin gloria, sin diferenciarse del resto del rebaño que pastorean los vendedores del milagros que tantas veces les han prometido que un día las cosas cambiarán y todos estarán mejor, en este mundo o en otro. ¿Qué sería de los ocupantes del poder sin un rebaño-masa de gente sin criterio, sometida, y sin fuerza para levantarse contra los que les oprimen?. Pues que posiblemente dejarían de existir, tanto los siervos, como los amos.

John Galt se toma la justicia por su mano, y como un Don Quijote de los negocios en pos de su admirada Dulcinea (Dagny Taggart), emprende la búsqueda de la isla de utopía, que no espera encontrar, sino construirla con sus manos y con la ayuda de otros. En ese lugar no hay diferencias, porque todos darán lo mejor de sí mismos, y no habrá nadie que se beneficie de los demás. Es un mundo sin verdugos, pero también sin víctimas, porque la ética que impera es la de la responsabilidad de cada uno, cada uno hace lo que debe hacer y no espera que se lo hagan los demás.

Lamentablemente, en España nos han hurtado a Ayn Rand las editoriales socialdemócratas y franquistas, curiosamente la única edición asequible de “La Rebelión de Atlas”, novela-ensayo-propuesta de esta autora, está hecha en Argentina y cuesta 40 euros, aunque su volumen, más de 1100 páginas merece la pena el esfuerzo económico y temporal, aún en época de crisis.

Las teorías políticas, económicas y sociales de Ayn Rand tienen futuro, se conoce como “objetivismo” su propuesta ideológica, su objetivismo que muchos han definido como una opción libertaria (“libertarian”) que propone una minarquía, un gobierno sin pretensiones de representación más allá de las imprescindibles, con un Estado limitado y una libertad ilimitada, siempre que no sobrepase los límites de la justicia convencional. Ciertamente hace del darwinismo social un método, y seguro que a algunos espíritus sensibles les apesta, mientras miran con simpatía la evolución del régimen cubano. Pero así están las cosas, estamos en manos de los que aplauden a un tirano simpático y bonachón como Hugo Chávez.

Quizás las propuestas de Ayn Rand, sean un guión adecuado para tiempos de crisis. La autora que huyó de Rusia para vivir en libertad en los Estados Unidos, predijo en los años sesenta la caída del régimen soviético – fundamentalmente por el exceso de burocratización y corrupción - y no se equivocó.

Estoy seguro de que Ayn Rand no aprobaría las medidas tomadas por Occidente para salvar el sistema financiero, porque si algo como los bancos o las cajas de ahorros, no funcionan con todos los recursos que manejan, es que no sirven al propósito para el que se ofrecen.

Claro, comparándolo con la política realmente existente, no se puede decir nada, por qué en vez de proteger a los ciudadanos de la debacle con una intervención oportuna y preventiva, lo que están haciendo es inyectar más recursos de todos, a la trituradora de la que se benefician los advenedizos bien colocados, entre los que por supuesto se cuentan muchos de los políticos que dirigen y limitan el curso de nuestras vidas, y ni siquiera se han leído: ¿Que es el capitalismo?, ellos lo practican de natural.

Y vuelvo a preguntar, ¿dónde está John Galt?, ¿alguien lo sabe?, ¿por qué no sale en la tele?.

Biante de Priena

Medio millón de gracias

Queremos agradecer desde nuestro blog principal la compañía y apoyo que nos han brindado nuestros lectores durante el periodo de publicación de nuestras cabeceras: Ciudadanos en la Red, Ciudadanos en la Prensa, y Textos-Ciudadanos, que se aproxima ya a los dos años de existencia.

Durante este tiempo se han ido amigos y han venido otros, y hemos pasado de estar en el partido Ciutadans a estar contra él, de ver con esperanza el nacimiento de UPyD a ver como se consume el tiempo sin alcanzar lo que se esperaba de la formación política de la que Rosa Díez es portavoz.

Hemos aprendido muchas cosas, y también hemos comprobado el grado de deterioro existente en todas las formaciones políticas existenten en nuestro país: la inmensa mayoría de los partidos políticos no son más que una perversión de lo que dicen que son, una puesta en escena de la mentira, la corrupción, y la incapacidad manifiestas. Confiar en que los partidos políticos existentes en España resolverán los problemas sociales, económicos, y políticos de los ciudadanos españoles es más difícil que un camello pase por el ojo de una aguja.

Para celebrar nuestro medio millón de lecturas, nada mejor que republicar un artículo de la Profesora Monserrat Baras que apareció en la Revista de Estudios Constitucionales en septiembre de 1.991. La profesora Baras fue una de las firmantes del primer manifiesto de Ciutadans. El artículo se titula: "LAS ÉLITES POLÍTICAS" y pueden disfrutarlo en Textos-Ciudadanos, no tiene pérdida, les invito a perder la virginidad, después de haber sufrido permanentemente la violación electoral de su decisión soberana como ciudadanos españoles. Y aquí seguimos, ahora vamos a por el primer millón de lecturas, nos queda menos de la mitad.

Gracias a todos.

¿Aún no ha dimitido Bermejo?

Se veía venir, la huelga de la justicia, tercera de la era bermeja, estaba cantada desde que se condenó a la secretaria judicial sevillana a dos años y medio de destierro laboral, y al juez a pagar una multa de mil quinientos euros.

Hace menos de una semana las fuerzas nacionales de seguridad paseaban sus miserias por las calles de Madrid, en números y en letras, para exigir igualdad y equiparación económica con sus compañeros autonómicos, a un gobierno socialista. Hace unos meses lo hicieron también los funcionarios judiciales.

Me ha contado un pajarito que la lista de comunicación entre jueces y secretarios está que arde con más tres mil entradas nominales, y recordando que los secretarios judiciales, jueces y magistrados españoles no son más de 8.000 en total, se puede decir que la gente se está mojando como nunca en defensa de la independencia de la justicia, contra las injerencias del ejecutivo.

Un seguimiento de un 90 % en un paro, con un 30 % de servicios mínimos ilegales, una declaración de las juntas de jueces de la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo acusando al Gobierno de injerencias, es mucho más de lo que puede soportar el Ministro de Justicia sobre su cabeza, diatribas y arreboles. La vicepresidenta ha metido la pata solemnemente, y Bermejo ha acusado al 90 % de los representantes de la justicia de corporativismo. Mala cosa, cuando un ministro acusa a quienes mantienen por oficio el monopolio de dirimir los procesos de acusación. El fiscal Bermejo en su desparpajo atribulado se ha pasado de frenada, hasta Garzón ha firmado lo de la injerencia, que no es nada.

En fin, la espada de la justicia está en alto y aspira a seguir permaneciendo ciega en su imparcialidad y que no le levanten al descuido la venda del ojo izquierdo, que no quiere ver lo que ocurre, que luego va a ser peor. Y una mañana de octubre del año 2.008 no se le ocurre otra cosa al barón de Secondat, más conocido como Montesquieu que resucitar en España, así de pronto, y decir que "Del Espíritu de las Leyes" sigue vigente.

Luego ha salido el padre de Mariluz, Juan José Cortés que ha recogido 2.300.000 firmas, algo más del preceptivo medio millón, para solicitar la cadena perpetua para los pederastas, diciendo que es una "absoluta irresponsabilidad" las acciones de los funcionarios de justicia, que protestan por las sanciones en el sangrante caso de su hija, porque el acusado del crimen andaba por la calle gracias a la negligencia de un tribunal que no había ejercido como tal al permitir permanecer en libertad, con una sentencia firme, al principal sospechoso del crimen.

Pues en mi criterio no hay corporativismo en este acto de protesta, sí ha habido negligencia, y por lo tanto responsabilidades, pero tampoco exclusivas del tribunal que las cometió, con juez y secretaria a la cabeza. Si estas cosas ocurren en este país no es exclusivamente por que los jueces trabajen más o menos, hay alguno que ocupa excelentes puestos en los más altos tribunales que no ha pegado palo al agua desde hace años, cuando comenzó su carrera política.

Sin duda hay una responsabilidad política evidente, porque las cosas que han ocurrido y ocurren no deberían de ocurrir si hubiera una gestión de la administración de la justicia independiente, y no absolutamente politizada. Hay una responsabilidad extrajurídica que sólo puede concernir a la política, bien al poder legislativo con unos diputados y senadores que van a dormir la siesta al hemiciclo, o con un Gobierno incompetente, que elige los ministros a boleo.

Los funcionarios de justicia tienen una responsabilidad añadida, porque no han denunciado públicamente al Ministerio de Justicia y al Gobierno, y ahora se ven sometidos a los errores políticos de una administración política incompetente e inconsecuente.

La justicia bermeja es así, el que tenga la patata caliente en el momento de la foto, paga por todos los errores cometidos, convirtiéndose en chivo expiatorio de los pecados del sistema. Evidentemente que es una injerencia, me atrevería a decir que incluso es una suplantación intrusa de la justicia por la política. Pero de los polvos de admitir que la elección del Consejo General del Poder Judicial es competencia de los políticos, vienen los lodos de la opresión del poder político sobre el jurídico.

Algo ocurrirá, no me cabe la menor duda, y el chivo expiatorio será Bermejo, como Ministro de Justicia, porque si en este país alguien puede tirar de la manta y mostrar a los ciudadanos la auténtica realidad en la que estamos viviendo, es la administración de justicia, que lleva viendo desde hace años todas las barbaridades que se han hecho sin decir ni esta boca es mía, juzgando con las leyes y olvidándose de que su origen proviene de la Constitución más maltratada de Europa, que representa la soberanía de los ciudadanos españoles, y ni siquiera, una denuncia por acoso o violencia de género contra los políticos, por permitir las vejaciones a nuestra Carta Magna.

Eso le pasa a los jueces y a los secretarios judiciales por admitir pulpo como animal de compañía, cuando todo el mundo sabe que los pulpos, especialmente los bermejos, son cefalópodos con sinuosos tentáculos que antes de salir pitando llenan de tinta el medio, y asfixian a sus víctimas. Estoy seguro que en los próximos días asistiremos a la criminalización de los jueces, magistrados y secretarios, por no someterse al único poder existente, el del ejecutivo, tan totalitario como en la extinta Unión Soviética. Bermejo está acabado políticamente, porque no puede sostener un duelo con toda la justicia española, y es lo que ha intentado en su enorme soberbia, y no se detendrá ahí la cosa.

En las próximas semanas sabremos si Montesquieu ha resucitado realmente o es sólo un espectro de la memoria histórica, al que Garzón acabará juzgando por algo.


Biante de Priena


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