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viernes, 31 de julio de 2009

¡Moción de censura ya!

La solución contra los crímenes de ETA no pasa exclusivamente por la cohesión de los demócratas, las palabras de condena, la unanimidad del rechazo social; todas estas cosas forman parte de una liturgia de derrota, de un ritual que se repite con cada atentado y que no redime de responsabilidad a los políticos en la lucha contra el terrorismo.

La lucha contra ETA requiere de acciones políticas, no solo policiales o judiciales, pero al mismo tiempo requiere un posicionamiento determinante de la sociedad española, que no puede resumirse en una condena.

Vienen tiempos muy difíciles en la cuestión del terrorismo vasco, que sólo pueden ser afrontados con coherencia y congruencia, y con determinación pública de todos los partidos políticos en un acuerdo prolongado exactamente hasta el final de ETA. Se ha demostrado que con criminales desesperados no se puede negociar nada, más que su derrota.

La democracia no puede actuar con lenidad contra el terrorismo, porque esto favorece su impunidad y su supervivencia. Es preciso avanzar socialmente si algún día queremos que esta lacra arcaica se extinga .

Un Gobierno que considera que el respeto debe anteponerse a la autoridad, está perdido cuando la violencia entra en juego. Contra las manifestaciones de violencia solo cabe una respuesta de autoridad determinada y determinante, unitaria y eficaz

El origen del fracaso socialista en la lucha contra el terrorismo

El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha fracasado también en la lucha contra el terrorismo, entre otras razones, porque su acceso al poder hace 5 años estuvo absolutamente condicionada por los atentados del 11-M, y una campaña de desprestigio y acoso contra el Partido Popular porque con una finalidad exclusivamente fundamentada en la obtención de ventajas electorales, cometieron el más grave de los errores históricos decididos por un partido político en la democracia española, estableciendo una interpretación sesgada de la realidad para obtener beneficios electorales; este vicio de origen perdura como espada de Damocles sobre la respuesta de los socialistas ante la vesania terrorista, que empuja a una huida hacia delante todas las acciones del Gobierno, con la intención de inducir el olvido o enmascarar los hechos acontecidos con una auténtica colección de despropósitos.

El PSOE convirtió el 11-M en una “venganza justificada” por la participación de España en la guerra de Irak, una consecuencia lógica de “errores del Gobierno del PP dirigido por Aznar”.

Los socialistas se pusieron del lado de los terroristas contra el Gobierno de España para triunfar en las elecciones, convirtiendo el asesinato de las 192 víctimas en un argumento político decisivo para derrotar al PP, la acción vesánica de unos criminales en el núcleo del final de su campaña electoral para alcanzar el poder, luego vino la salida desaforada de Irak, vulnerando los acuerdos internacionales que el Gobierno de España había establecido con sus aliados. Pasado el tiempo, con la salida de Bush de la Casa Blanca, hemos comprobado como el Presidente Obama, mucho más próximo políticamente a las tesis pacifistas, se ha mantenido en Irak, pero ningún progresista español se ha rasgado las vestiduras, ni los que enarbolaban las pancartas contra “los crímenes del grupo de las Azores” han vuelto a salir a la calle.

Se demostró que el problema no era ideológico, porque el Presidente de Gobierno Británico por aquellas fechas, Tony Blair, siendo tan progresista o más que Zapatero, siguió fiel a sus acuerdos internacionales y permaneció en Irak.

Más tarde llegaron las negociaciones con ETA del Gobierno de Rodríguez Zapatero, con el aval parlamentario de los representantes de la nación española, la consideración de ETA como un interlocutor válido de los intereses vascos, su promoción europea con el concurso de la mirada desviada del Gobierno de Rodríguez Zapatero a los cerros de Úbeda, la T4 que mostró el despiste en el que se encontraba el presidente de los españoles, los asesinatos posteriores.

El juicio del 11-M no determinó quienes habían sido los autores intelectuales del atentado, pero la opinión pública española si estableció quienes habían sido los beneficiados políticos, que no han sido otros que los socialistas españoles guiados por Rodríguez Zapatero.

Es hora de que los políticos del PSOE vayan pidiendo disculpas a los españoles por su ignominia política de apoyarse en la mayor acción terrorista de la historia de Europa, para alcanzar el poder. Es hora de que conviertan el talante en talento, y que reconozcan que han equivocado a la sociedad española, representada por su Parlamento al que convencieron para que participara en el chantaje de la negociación con ETA.

Porque si hoy hay una fractura en la reacción política contra los criminales etarras se debe exclusivamente a los errores del Presidente Rodríguez Zapatero que prefirió aliarse con los planteamientos terroristas antes que con el Gobierno legítimo de los españoles, exclusivamente para derrotar al PP en las elecciones.


Zapatero, es el máximo responsable de lo que está ocurriendo

Esta traición política del PSOE a los intereses generales, para obtener un beneficio electoral, es la que hoy cimienta la imposibilidad de un gran acuerdo nacional contra el terrorismo.

Quienes han apostado por apoyarse en el terrorismo para instalarse en el poder, no están legitimados políticamente para afrontar la lucha contra el terrorismo, por mucho que se empeñen en rectificar.

Los errores políticos que cuestan vidas humanas no pueden pasar desapercibidos, las acciones del Gobierno de Zapatero comienzan y terminan en la muerte de víctimas inocentes. Rodríguez Zapatero está deslegitimado por su trayectoria para liderar la lucha contra el terrorismo. Mientras no seamos capaces de entender esta cuestión, estamos condenados a seguir siendo potenciales víctimas de los terroristas de cualquier origen.

Ha llegado la hora de que Rajoy se convierta en auténtica alternativa de Gobierno, presentando una moción de censura contra el Presidente Rodríguez Zapatero por su gestión nefasta de la política antiterrorista, la crisis económica, y el descalabro nacional, que obligue a todos los parlamentarios españoles a retratarse de frente y de perfil. No importa si la pierde, porque del retrato colectivo de quienes nos representan acabará surgiendo su victoria.

Hasta que Rodríguez Zapatero, el Presidente que se alió coyunturalmente con las tesis justicieras de los terroristas del 11-M para triunfar en las elecciones, no sea apartado del Gobierno, los españoles estaremos condenados a seguir siendo objetivos de la banda de criminales vascos.

Rajoy sí está legitimado para liderar la lucha contra el terrorismo, y ahora que puede y debe hacerlo, si no lo hace, también será cómplice y responsable de lo que ocurra en este país.

Si el terrorismo del 11-M nos trajo a Zapatero, el terrorismo de ETA se lo acabará llevando, es hora de exigirle responsabilidades por sus errores. Él no dudo en hacerlo con Aznar para alcanzar el Gobierno, sobre "la culpabilidad del PP" por los atentados del 11-M, sobre la expectativa de los numerosos españoles que dejarían su vida en Irak y que afortunadamente no se llegaron a producir. Hoy se están produciendo muertes de españoles en nuestro país y nadie es responsable.


Biante de Priena

jueves, 30 de julio de 2009

El terror silencioso

Dedicado a Janario

Hay dos tipos de terrorismo en esta España maltrecha, uno de ellos aparatoso, histriónico, trágico, espectacular, violento, destructivo, criminal que hace estallar cuarteles de la Guardia Civil con niños en su interior que jamás olvidarán que una noche se despertaron por el estallido de una bomba que unos hijos de puta habían colocado con la intención de enviarlos al otro mundo porque su padre o su madre trabajan en las fuerzas de seguridad del Estado, con un traje verde y que en las fiestas se ponen un sombrero muy raro al que llaman tricornio. Este terrorismo busca amedrentar con el ejercicio de la violencia a todos los españoles.

Pero hay otro terrorismo, silencioso, discreto, ladino, sinuoso, estratégico, organizado, institucional, político, que es el que se ejerce cada día desde el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Cataluña sobre los hijos de los españoles que allí residen, que asisten cada día al adoctrinamiento a que son sometidos sus hijos en una opresiva cultura nacionalista, que ha erradicado por completo el idioma de sus padres, con la única finalidad de distinguir y distanciar a las nuevas generaciones de catalanes del resto de los españoles, con el objetivo de promover en un futuro una posible independencia de Cataluña del resto de España. Los hijos de los españoles que residen en Cataluña tampoco olvidarán jamás que unos políticos nacionalistas a cara descubierta con el apoyo complaciente de unos socialistas que dicen en su ideario que su máximo objetivo es la búsqueda de la igualdad, les han convertido en diferentes, extraños, ajenos al resto de sus compatriotas, exclusivamente por sus intereses personales y los beneficios políticos y económicos que reciben en sus miserables existencias de capos de campo de concentración nazi, que legitiman la intolerancia y la opresión.

Hace treinta años aproximadamente, estos terroristas silenciosos pero tremendamente eficaces, paseaban por este país su victimismo irredento, culpando al resto de los españoles de la opresión que había sufrido su cultura, su lengua, sus tradiciones, durante el franquismo. Evidentemente, si esta falacia fuera verdad, tras cuarenta años de dictadura, no hubiera quedado prácticamente una comunidad que se ha comunicado en catalán durante todos estos años, no habría profesores de catalán, no habría libros en catalán, porque no hubiera sido posible recuperar esta lengua si el franquismo se hubiera marcado como prioridad su extinción.

Resulta paradójico que lo que no se atrevió a hacer un régimen dictatorial durante 40 años, se esté haciendo actualmente en sentido inverso con la erradicación del idioma español en Cataluña, por una legión de advenedizos que se consideran a si mismos demócratas, y estridente que esa arbitrariedad histórica que haría poner el grito en el cielo si fuera esgrimida por una dictadura africana, se permite, se consiente y se aplaude desde el Gobierno de España, con Rodríguez Zapatero como presidente, el “aliador” de civilizaciones alejadas, que no es capaz de mantener la coherencia cultural entre las culturas propias en el país que gobierna, en un Estado común, en una nación de todos. La Constitución Española vigente no habla de federalismo en ningún lugar, sin embargo, en la cabeza del ilustre cejado, Cataluña es un baluarte que el socialismo necesita para seguir en el poder, y por esa razón exclusivamente, concede a su compañero Montilla, un egregio catalán de primera generación, favores, dineros y aplausos.

El terrorismo autonómico (de Estado) que se está produciendo en Cataluña cada día desde la usurpación ilegítima de las instituciones del Estado que administran la Nación española, es una forma de violencia tan estúpida, abrasiva y contumaz que compite con las bombas que ETA se deja en las casas cuartel de la Guardia Civil con la intención de asesinar a los hijos de los trabajadores de la Benemérita.

El crimen cultural que se está cometiendo en Cataluña solo tiene parangón europeo con las barbaridades que el mariscal Tito ejecutó en la antigua Yugoeslavia, con el fin de establecer una dictadura serbia sobre los diversos pueblos mayoritarios que existían en su territorio, las barbaridades que Saddam Hussein hizo con los kurdos, o las masacres de los chinos en el Tibet y el pueblo uigur.

En ninguna democracia conocida se produce en estos momentos una política xenófoba, intolerante, opresiva, de exterminio cultural de una mayoría por una minoría cultural, con la excepción de Cataluña, ese vestigio infame de neofeudalismo arcaizante que convierte a la pujante Cataluña de otros tiempos en una comunidad autónoma que cada día va siendo más ajena a la libertad, la democracia y la justicia, que disfrutamos en otros territorios la mayoría de los españoles.

Cataluña está condenada a pagar muy caro los desmanes de sus políticos, la violencia institucional contra los ciudadanos que se sienten españoles, generará en el futuro brotes de violencia social, rechazo de lo catalán por sus compatriotas, y un declive económico proporcional al desencuentro con lo español. Con el tiempo se ha convertido en un survival tribal en el que prevalecen las formas sobre los contenidos, y en el que se pretende legitimar una oligarquía autóctona sobre una comunidad mezclada, en la que los 30 apellidos más frecuentes de los habitantes de las cuatro provincias catalanas, son de origen español (no catalán), su presidente es de origen cordobés, y sus principales clientes son sus compatriotas.

El prestigioso antropólogo Roy A. Rappaport consideraba que la cultura trataba de ofrecer significado a un mundo que no lo tiene, lo que se está haciendo en Cataluña es imponer un significado político a una cultura que carece de tal cualidad. Una auténtica ucronía descerebrada, tratar de crear una nación por puro interés económico, en un mundo el que las naciones europeas se van aproximando a una fusión estratégica, política y económica.

El chantaje catalanista a los españoles solo se distingue del etarra en que la violencia se dosifica contra lo español, mientras que los terroristas vascos la ejercen brutalmente. El objetivo que persiguen es el mismo, imponer a los demás su voluntad, unos agrediendo a las instituciones y otros, aprovechándose de ellas.

El día que los ciudadanos de este país se despierten de la hipnosis se van a enterar de que la legitimación la concede el sedimento de la historia y la voluntad democrática de los ciudadanos, no la estupidez de los enajenados que piensan que el acceso al poder les concede legitimidad sobre el dominio. Todo lo que se fundamenta en el autoritarismo está condenado a desaparecer durante este siglo, sólo permanecerá lo que se establezca sobre el respeto entre los seres humanos. Nadie va a respetar lo que se intente conseguir con violencia, ni en el patio de un colegio, ni en una pareja, ni en una comunidad de vecinos, ni en un pueblo, ni en un país.

No pasará mucho tiempo en que los españoles pasaremos la factura y exigiremos la restitución de los derechos fundamentales que han sido esquilmados a nuestros compatriotas en las comunidades que amagan con la sedición. Luego se quejarán, pero nunca más volveremos a hacerles caso, a los criminales debe exigírseles respeto a la ley común, no puede permitírseles que cambien las leyes con amenazas, coacciones y chantajes. Los matones, tienen sus días contados, y los consentidores de sus andanzas, también.

Al final, es igual el que mata, que el que estira de la pata. Ha llegado la hora de la restitución que impedira que los crímenes contra los seres humanos queden impunes, sean ejecutados por terroristas o por nacionalistas advenedizos, que viven muy bien de crear miseria humana entre los ciudadanos para obtener beneficios personales inmerecidos.

Erasmo de Salinas

sábado, 25 de julio de 2009

Victimas del ceporrismo político

Van pasando los años en este país nuestro, esta España contradictoria y nihilista, que nace y muere al mismo tiempo, cada día. Vivimos tiempos difíciles, muy difíciles para la convivencia, para el proyecto común, para la alegría.

Es cierto que entre Zapatero y Rajoy, entre Rosa Díez y Albert Rivera, entre Montilla, Ibarretxe, Ridao, y Mas, nos han abocado a los españoles a no se sabe qué. La gente se desquicia entre lo que es necesario conservar y lo que es necesario destruir, entre lo que es necesario cambiar y lo que es necesario mantener. Los políticos no están haciendo una España para los españoles, sino para ellos, mientras que los ciudadanos de este país pagamos sus ensayos y errores.

¿Y quién es responsable?. Evidentemente no sólo Zapatero, porque si hace las cosas que no nos agradan, no terminaría triunfando en las elecciones. El problema de Zapatero solo es uno, su tremenda ambición, la de convertir este país en el resultado de sus ilusiones y esperanzas, la de implantar un clima de tolerancia inflexible que a veces deriva en autoritarismo despótico, la de hacer y deshacer esta nación, porque se le ha subido el cargo a la cabeza, y se siente legitimado por los españoles para hacer una España diferente; no creo que sea un malintencionado vesánico, pero la verdad es que es bastante ceporro.

Aunque si Zapatero ha cometido errores, también ha tenido aciertos, posiblemente en la intención última, no creo que quiera ningún mal para los ciudadanos de este país, pero es torpe, muy torpe, porque no sabe que las políticas deben ser no solo coherentes con un programa propio, sino congruentes con el mundo en el que se producen. A las políticas de Zapatero les falta siempre la gran congruencia de ubicarse en el escenario del equilibrio, tratan de equilibrar y desequilibran, nunca alcanzan un estado de armonía, ordenan desordenando, es lo más contrario de lo que he visto en mi vida a la pretensión Zen de adaptación que parece guiarlas.

Pero si el Presidente de Gobierno es responsable de lo que se hace, el líder de la oposición, Mariano Rajoy es responsable de no saber hacer algo eficaz contra lo que se hace mal, o apoyar algo de lo que se hace bien. Mariano, vive en su limbo, y creo que su partido le ha adherido definitivamente al devenir de Zapatero, cuando Zapatero caiga, Mariano también lo hará, los dos se quemarán en la misma hoguera.

La política territorial de Zapatero trata de establecer la cuadratura del círculo imposible. Es un producto de la ambivalencia esquizofrénica que hace una coalición constitucionalista de facto en el País Vasco, y una coalición secesionista en Cataluña. Alguien puede decir a su favor que eso es un reflejo de la transversalidad política, el único destino que le queda al PSOE, antes de hundirse en los errores del socialismo real, la socialdemocracia asfixiante o las revoluciones bolivarianas. Pero todavía le queda mucha evolución ideológica a este partido para llegar a su tranquilidad política.

Cierto es que si bien Zapatero negocia hasta los límites de la razón, incluso con los terroristas de ETA, también sabe cual es el límite que no debe sobrepasarse, guante de seda hasta tener la mano ensangrentada, pero si el guante se cae, la zarpa del Estado caerá sobre los que no han sabido responder a su bondad, con la fortaleza que le permite su religión buenista.

En fin, todas estas cosas forman parte del “ceporrismo político” de implantación de un sistema cada día más asfixiante para los ciudadanos, en que al fenómeno de disolución del trabajo en nuestro país, por deslocalización, por falta de planificación, por todos los errores cometidos en las concesiones a los sindicatos –auténticos artífices del desastre-, nos va dejando más de cuatro millones de parados y unos trabajadores que cada día tienen que trabajar más para vivir igual o peor, y unas nuevas generaciones hipotecadas de por vida que jamás podrán trabajar para lo que se han formado, y están condenados a vivir de la subvención familiar o estatal, buena parte de su existencia.

Zapatero tiene un problema y los españoles tenemos un problema, porque la vaca España está llegando a una menopausia económica, antes de que las terneras autonómicas den leche.

Viene un tiempo en que los españoles lo vamos a pasar mal, muy mal, y el único problema que tenemos es que entre todos los ceporros que existen en la política española, ninguno se merece la confianza de que le encarguemos la resolución de la crisis, salir del hoyo.

Quizás la única salida sea la eliminación de lo existente en la política para pasar a otra cosa nueva, diferente, una democracia directa en la que los españoles renunciemos a esta forma de representación política y busquemos las alternativas en algo más próximo a los ciudadanos y mucho más distante de los políticos. Quizás sea el momento de tomar el tren de la historia democrática de nuevo y abandonar esta cochambre de autobús que todavía funciona con gasógeno.

Ante lo que viene, los españoles estamos condenados a recuperar la soberanía que nos corresponde, y tomar las decisiones que no nos perjudiquen, pero el grave problema que tenemos es que el ceporrismo político nos ha contagiado y no sabemos como hacerlo.

No sabemos como administrar el poder, de tanto ir en autobús por la vida, se nos ha olvidado conducir, y ahora que el piloto y el copiloto están borrachos, no hay ningún pasajero que sepa llevar el autobús a buen destino. Este viaje no va a ser tranquilo, no puede serlo.

Erasmo de Salinas

jueves, 23 de julio de 2009

Por un Referendum Español contra el Estatuto de Cataluña

España es una nación formada por 17 comunidades autónomas y 2 ciudades en el norte de África. Aproximadamente 46,6 millones disfrutamos o sufrimos en estos momentos la condición de españoles, ciudadanos de España, un país que forma parte de la Unión Europea.

España tiene una Constitución aprobada por los españoles en 1978, en la que se expresa por última vez la voluntad de la nación española sobre su configuración política, Ley de Leyes que se encuentra vigente en la actualidad.

La Constitución Española de 1978 representa la voluntad expresada de los ciudadanos españoles como estructura legal básica de convivencia común, que admite las particularidades territoriales y poblacionales, históricas y culturales, existentes en la nación española, siempre que no distorsionen lo común, que representa la voluntad legal de los ciudadanos españoles.

Ningún Gobierno, estatal o autonómico, puede legislar contra la Constitución Española, si así lo hiciera podría ser acusado de traición, por haber incumplido el artículo 97 que dice: “El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes”.

El Artículo 1,1 de la CE 1978 dice que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. El Artículo 1,2 dice que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. El Artículo 2, dice que la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

Analicemos ambos artículos en su conjunto:

Hay varios conceptos fundamentales a la hora de valorar los dos primeros artíuculos de la Constitución, el más importante de todos es el de soberanía.

El sujeto de soberanía, en cualquier circunstancia, es el pueblo español, el pueblo español es la reunión de todos los españoles; la soberanía es el dominio –no el poder- sobre un objeto cultural e histórico: la Nación española. La Constitución Española se fundamenta sobre la indisoluble unidad de la Nación española. Soberanía, Nación y Constitución son elementos que conforman el dominio, es decir, la propiedad de los españoles sobre su territorio, historia y cultura.

En él ámbito del poder, España se constituye como un Estado social y democrático de Derecho, el Estado emana de los poderes del pueblo español y su organización política es la monarquía parlamentaria. Desde el ámbito del poder –nunca desde el dominio garantizado de territorio y población- la Constitución garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

La diferencia entre dominio y poder es la misma que se produce entre un propietario (el pueblo español de su nación) y un inquilino (el Gobierno del Estado que administra el poder en su representación, junto con los poderes fraccionarios de autonomías y municipios). Ningún Gobierno tiene potestad jurídica para regular el dominio, ningún poder representado tiene potestad jurídica para determinar cuestiones relacionadas con la Nación española, porque sólo el pueblo español reunido – no por parcelas- está legitimado para hacerlo, en ese radica su soberanía, su propiedad sobre la Unidad Nacional Española, ni siquiera con la actual Constitución, el pueblo español es propietario de la disolución de la Nación española.

El castellano se ha prohibido en la educación catalana porque es la lengua española oficial del Estado, si fuera de la nación, no se podría haber hecho sin un referéndum nacional, por lo tanto se determina desde el ámbito del poder, no desde el dominio, y como el Gobierno actual ha decidido reducir su poder estatal para incrementar el poder autonómico en función de los estatutos correspondientes, sin embargo ha cometido un grave error, porque se ha olvidado de que el artículo 3,2 de la Constitución Española dice que “las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos”. Este también implica inexcusablemente que la lengua española oficial del Estado debe ser propia de los españoles, aunque residan en Cataluña, y que tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Evidentemente el Estado debe garantizar el derecho de los ciudadanos españoles residentes en Cataluña a conocer y usar el español, los catalanistas están conculcando un derecho constitucional de los españoles, aplicando un Estatuto que sólo ha sido apoyado por un cuarto de la población residente en Cataluña.

El tribunal Constitucional debe dictaminar al respecto, si los poderes del Estado emanan del pueblo español, agregado de todos los residentes en las distintas autonomías de España, no pueden emanar del pueblo catalán, gallego, vasco, castellano o andaluz.

Los poderes del Estado emanan del pueblo español, no del Gobierno español, no de los gobiernos autonómicos, la única autoridad sobre el Estado es del pueblo español, los distintos gobiernos sólo están legitimados a representar esa autoridad, no a sustituirla.

El Partido Popular debería tener agallas suficientes para plantear un referéndum nacional sobre la legitimidad del Estatuto Catalán y su frivolidad secesionista. Esa consulta le devolvería la legitimación que ha ido perdiendo ante el "bolivarianismo" de los Gobiernos de Rodriguez Zapatero, y sus edecanes nacionalistas.

Los únicos que tenemos derecho a decidir en España somos los españoles, y los políticos socialistas y nacionalistas nos están ninguneando sin recato alguno; podemos hacerlo desde el ámbito ciudadano en cualquier momento, y posiblemente vaya siendo hora de que los ciudadanos españoles, el pueblo español, ponga de una vez las cosas en su sitio, como auténtico dueño de la nación española. Los inquilinos políticos están destruyendo nuestra propiedad, sin ningún derecho a hacerlo.

Es hora de promover un referendum ciudadano que determine realmente quien es el propietario de España, antes de que los políticos sigan usurpando potestades que no les corresponden por ley. El estatuto de Cataluña es una ocasión, como otra cualquiera. Por encima del Tribunal Constitucional está el Pueblo Español, único representante legítimo de la Nación Española.

Ya estamos tardando.

Biante de Priena

lunes, 20 de julio de 2009

El poder para quien lo trabaja


Lo que está haciendo Rodríguez Zapatero a los ciudadanos de este país es mucho peor que lo que Madof hizo al sistema económico norteamericano. Madof se va a pasar el resto de sus días en la cárcel, el mismo destino que les espera a Rodríguez Zapatero y sus seguidores, si no se exilian antes en las repúblicas bolivarianas. La consecuencia económica de las barbaridades que ha cometido este insulso personaje será la quiebra económica del Estado, se dice pronto.

Rodríguez Zapatero no tiene autoridad para hacer lo que ha hecho, le van a llover recursos constitucionales, demandas judiciales, y querellas.


Transformar la estructura económica (y política) de España requiere un referéndum, pero en su abuso de poder, ha decidido no consultar con los ciudadanos si quieren ser más pobres para que los ciudadanos de las comunidades gobernadas por los partidos que apoyan a su Gobierno del PSOE se beneficien. Zapatero se ha blindado los apoyos que no le impidan gobernar, que son los de Andalucía y Cataluña, condenando al resto de los ciudadanos españoles a la mendicidad pública. Zapatero se ha limpiado el culo con la Constitución Española, y el PP, como no, se ha abstenido en el proceso, ¡qué vergüenza!.

Rodríguez Zapatero es el primer Presidente de Gobierno de la España democrática, que antepone con descaro insólito sus propios intereses de perpetuación ante los intereses generales de los ciudadanos que gobierna; ahí es nada la demostración de su poder absoluto en una democracia, hay que ser chulo y sinvergüenza.

El catalanismo voraz, esgrimiendo el victimismo tradicional que le caracteriza, ha convencido al inefable cejudo de que España les roba, como vienen haciendo con los ciudadanos de Cataluña desde hace décadas. Cataluña está robando a España, porque está detrayendo recursos del común para una finalidad particular: su emancipación política y económica, cuando ya se ha otorgado la emancipación cultural en un acto de sedición sin precedentes prohibiendo la enseñanza del idioma español en las escuelas y persiguiendo su presencia en la vida pública. Esto es lo que premia Rodríguez Zapatero, la sedición por entregas de una comunidad de este país, porque beneficia a sus intereses de perpetuación.

El andalucismo irredento, esgrimiendo el victimismo tradicional que le caracteriza, ha convencido al inefable cejudo de que España les ha robado históricamente, y que Andalucía necesita más para ser igual que el resto de comunidades, política que llevan practicando desde hace décadas, cuando Andalucía lo que necesita para salir adelante es menos políticos, porque ser político andaluz es sinónimo de gandul eterno en la mayoría de las ocasiones, de cacique singular, de estafador público. Puede comprobarse en el caso Chaves, de reparto familiar del dinero público, que no es más que la punta del iceberg de lo que se hace en Andalucía desde hace décadas, con la única finalidad de obtener apoyos electorales. El PSOE ha repartido en Andalucía más dinero en las últimas tres décadas entre sus votantes que en toda España junta.

La estafa pública de Zapatero fue denunciada en este blog hace meses, sin que tuviera la mínima trascendencia. Cada votante socialista en elecciones municipales, autonómicas y generales, le permite administrar al PSOE cerca de 140.000 euros por legislatura, es decir, por un periodo de 4 años. Las cuentas son sencillas, se reparte el presupuesto del Estado, Autonomías y Municipios, entre los votantes que han apoyado al PSOE, y nos salen las cantidades que gestionarán, alcaldes, presidentes de comunidad y presidente del gobierno, por cada votante que les ha apoyado. Multipliquen leales votantes al PSOE por 140.000 euros y les saldrán las cuentas rápidamente. Y luego escucharemos decir cosas como que España nos roba, perdonen ustedes, España no roba a nadie, en todo caso serán los socialistas o los populares los que les roban, porque los demás cada día trabajamos más y pagamos más impuestos para vivir bastante peor, si no nos hemos quedado en el paro gracias a la crisis económica que nunca existió en España.

Evidentemente si tiene carnet del PSOE y algún estudio o habilidad particular, entonces recibirá mucho más por ser un socialista ilustrado, independientemente de que haya mostrado en su vida capacidad alguna, para merecerse los recursos públicos que recibe. Así tenemos políticos sin estudios ocupando ministerios, presidentes de comunidad que han acabado el bachiller a duras penas, mientras que ciudadanos que se han dejado buena parte de su vida y de los recursos de sus padres en alcanzar una formación académica con todo su esfuerzo, están condenados, posiblemente de por vida, a ocupar puestos de trabajo subalternos, mientras comprueban atónitos que los enchufados del PSOE o de los nacionalismos, les arrebatan el puesto de trabajo que les corresponde en mérito y justicia.

El único objetivo de Rodríguez Zapatero, sin una ideología que soporte sus memeces –el socialismo nada tiene que ver con lo que hace- ha sido incrementar su poder mientras establecía su huida hacia delante, creando una política de tierra quemada en los territorios gobernados por sus opositores, o de asfixia económica, como la Presidenta de la Comunidad de Madrid ha denunciado.

Con la desfachatez de denunciar el “caso Gürtel” como el paradigma de la corrupción del PP, cuando el PSOE, utilizando una apariencia de legalidad, una auténtica ingeniería de la corrupción diseñada hasta en los más mínimos detalles, se va cepillando los recursos de los ciudadanos españoles, concediendo a sus seguidores los fondos de todos para que hagan lo que bien les parezca con ellos, contratar a sus votantes por tres meses, por ejemplo, amordazando con dinero público a los sindicatos para que no digan nada, creando una red de empresarios afines que se forren con descaro, y promocionando a todo aquel que puede procurarles algún beneficio personal.

La diferencia entre la corrupción del PSOE y la del PP, exclusivamente es cuantitativa, el PSOE genera mil veces más corrupción que el PP porque administra más recursos, nada más, si fuera el PP quien administrara más recursos, sería el partido de Rajoy quien haría lo mismo. No busquen diferencias, no las hay.

El problema de los españoles es que los partidos políticos se reparten los beneficios económicos que procura la política, convirtiendo a los partidarios de estos partidos en una aristocracia de oligarcas avariciosos, mientras que los ciudadanos no adscritos a ninguna de estas formaciones no tienen otra posibilidad que la de vivir de lo que queda, cada día menos, reducidos a gusanos esclavizados, a insectos oprimidos, en este cadáver putrefacto en que han convertido a nuestra nación, España; mientras los grandes carroñeros se desquitan de la miseria que no han superado por sus propios recursos en los recursos de todos los demás, viviendo magníficamente de la política, sin haber hecho más que lamer culos durante su vida para alcanzar las posiciones que disfrutan. Cuando terminen con los restos de lo que queda de España, comenzarán a alimentarse de los gusanos y los insectos, es decir, de todos nosotros.

Erasmo de Salinas

domingo, 19 de julio de 2009

De la propiedad y la apropiación indebida


La propiedad es el poder directo e inmediato sobre un objeto o bien, por la que se atribuye a su titular la capacidad de disponer del mismo, sin más limitaciones que las que imponga la ley, dice la wikipedia y será verdad.

El utópico Proudhom no pensaba eso, decía que la propiedad era un robo, algo que molestó mucho a Karl Marx, que consideraba la propiedad sobre los medios de producción, como el eje fundamental de su obra política, deduciendo que la propiedad privada de estos medios de producción era el origen de todas las alienaciones humanas, al considerar el capitalismo que el trabajo humano era una mercancía más, como cualquier objeto material. El método marxista veía como única solución para resolver el problema la eliminación de la propiedad privada, estableciendo que la única propiedad posible debía ser pública, aunque posteriormente rectificó en el caso de los pequeños propietarios agrícolas, lo que hoy podrían considerarse en nuestra sociedad como autónomos.

Esta polémica siempre ha distinguido a los anarquistas, seguidores de Proudhom, de los marxistas, seguidores del autor de El Capital. La práctica de las teorías marxistas han sido llevadas a la realidad por la extinta Unión Soviética, la Cuba de Castro, Corea del Norte, China –que ha permitido la propiedad privada desde hace pocos años, convirtiéndose en un país que produce hoy mil veces más que hace dos décadas-, y algunos ejemplos rocambolescos como Bolivia, Nicaragua, Venezuela, y otras naciones bolivarianas.

Sin embargo, a los ojos del liberalismo, el problema no es la propiedad, sino la apropiación. La propiedad obtenida legalmente, bien está, paga sus impuestos, y estimula el crecimiento de un país. El problema es cuando uno se enriquece, incrementando sus propiedades o privilegios, o favorece a sus próximos, aprovechándose de una representación pública de los demás, por ejemplo desde la política. Por eso hoy se encuentran en juicio público Camps y Chaves, aunque en el primer caso haya obtenido unos privilegios que rondan los diez mil euros, y en el segundo se hayan concedido unos privilegios que rondan los diez millones de euros.

Pero no sólo debemos hablar de apropiación en cuestiones económicas, resulta estridente contemplar a Rosa Díez diciendo que la UPyD es mucho más que ella, evidentemente, faltaría más, que se pensaba Rosa Díez, ¿que UPyD era sólo de ella y sus palmeros?. Y ese es el auténtico problema del partido magenta que ha iniciado el camino, breve o prolongado, que le conducirá inevitablemente a su final: la apropiación indebida.

La apropiación indebida del poder es el mayor problema que tiene nuestro país, cuando Zapatero reparte dinero de todos, con un criterios que benefician electoralmente a su partido el PSOE, está cometiendo una apropiación indebida. Está untando a sindicatos, bancos, medios de comunicación, asociaciones, parados, nacionalistas, y a todos los que puedan mantenerle en el poder, pero con el dinero que no es suyo, incrementando la deuda que tendremos que pagar todos los demás, sólo para que no se note que no ha sabido atajar la crisis que no iba a existir, y que dejará posiblemente en precario el porvenir de las siguientes generaciones.

Los políticos que gestionan nuestros recursos, los de todos los españoles, del PSOE y del PP, henchidos de poder y soberbia, cometen todos los días actos de apropiación indebida, sin rendir cuentas a nadie, se pagan la campaña personal durante cuatro años con los recursos de todos los ciudadanos. Gestionan y administran los recursos, en función de sus intereses personales de perpetuación en el poder, antes que en los intereses generales. He ahí la perversión máxima de la política española: la usurpación del poder concedido democráticamente en beneficio propio.

La propiedad es de los ciudadanos, no de los políticos. Los propietarios de los recursos públicos somos los españoles, no los políticos. La soberanía de los ciudadanos españoles sobre la nación española y todo en lo que ella existe, no puede convertirse en una apropiación indebida de unos advenedizos que lo único que pretenden es incrementar su patrimonio de poder o económico a costa de todos los demás, unos administradores para gestionar nuestros recursos que se exceden en sus funciones, algún día tendrán que rendir cuentas ante la justicia de su latrocinio, de su robo, con la única finalidad de seguir obteniendo ventajas para sí mismos a costa de todos los demás.

Un presidente de un Gobierno, al igual que una portavoz de un partido, no puede tomar todas las decisiones que bien le parezcan, debe saber tomar las decisiones que les parezcan bien a todos los demás. Y si no sabe, no puede tapar su incapacidad, con los recursos, materiales, laborales, y humanos de todos los demás en beneficio exclusivamente propio.


Erasmo de Salinas

sábado, 18 de julio de 2009

Cómo que no pasa nada

Los políticos son ese estamento social que vive de representar ideas, gestiones, programas, son agentes comerciales muy bien pagados, aunque dicen que representan a los ciudadanos, pero en realidad a quienes representan es a los líderes de sus partidos, auténticos señores feudales del siglo XXI. Los líderes de los partidos son los que eligen los candidatos que se presentan a las elecciones, los ciudadanos lo único que hacen es ratificarlos en las urnas.

En nuestro país, hay gente que prácticamente ha vivido siempre de la política, como Rodríguez Zapatero o Rosa Díez, auténticos profesionales del ramo. Esto no ocurre en otros países de nuestro entorno occidental.

La democracia representativa española ha sido abducida por la partitocracia. Quienes realmente gobiernan en este país son los partidos políticos, los ciudadanos son simples espectadores que mantienen con la democracia una relación litúrgica, casi religiosa, que se limita a la participación en las urnas y poco más. Esta forma de democracia, lejos de ser participativa como en otros lugares, es sencillamente un fiasco, debido a todas las cortapisas y limitaciones que los políticos han ido construyendo como cinturón de hierro que defienda y perpetúe la posición de su oligarquía (Michels).

Es estas condiciones más que de poder concedido por los ciudadanos, se debe hablar de poder usurpado, por medio de estrategias urdidas con la finalidad de engañar a los ciudadanos. Así Rodríguez Zapatero, si en las Elecciones Generales de 2004 se sirvió de los atentados terroristas del 11-M y la participación testimonial de España en la Guerra de Irak, en las de 2008, lo hizo negando la existencia de una posible crisis económica en nuestro país ante las cámaras de televisión, que si llegara a ocurrir no sería demasiado importante, aunque en estos momentos hayamos pasado de un superavit económico a un déficit económico en nuestro PIB, próximo al 4 %, la más precaria situación laboral de Europa con más de 4,5 millones de parados, -aún con las cifras maquilladas-, una quiebra territorial en la igualdad social económica y política de los españoles, un pesebrismo sindical que sería motivo de denuncia en cualquier país medianamente civilizado, y la organización de un Estado Providencia, que reparte dividendos entre los más desfavorecidos, sin tener en cuenta si es una situación transitoria o es una elección personal, a base de incrementar los impuestos a los más dinámicos y laboriosos, que son los que realmente evitan que la situación política española salte por los aires como un polvorín

Evidentemente el factor limitante de todo este cuento en el que unos parásitos sociales se han organizado para vivir a costa de los demás, depende de la resistencia de los que se están dejando la vida por salir adelante, mientras ven que sus vecinos, por ser sindicalistas, políticos liberados, parados vocacionales, participantes en las manifestaciones progubernamentales, miembros de una asociación feminista, pacifista, ecologista, o gay, la SGAE, gestores no cualificados, miembros de un partido nacionalista, próceres de una agencia cultural intrascendente, empresarios acomodados a la sombra del poder, o defensores de la emancipación de los esenios, que están extinguidos, viven sin pegar palo al agua, y siguen pidiendo más.

Ciertamente esta es la clase social que apoya a Zapatero, es decir los que dependen para su existencia de lo que les proporcione el Gobierno y mueven las masas a su favor, en cada proceso electoral, porque tienen dedicación exclusiva a la hora de conseguir votos, el apoyo mediático de los afines al poder para multiplicar las noticias favorables al Gobierno y desfavorables a todos los demás, y las acciones estelares gubernamentales para convencer a los ciudadanos de que el PSOE es poco menos que la reencarnación del genio de la lámpara.

Esta legión de vividores se organizan bajo la bandera del “cómo que no pasa nada”, para seguir viviendo como nunca han vivido a costa de los demás con sus cuentos, engaños y fantasías. Hasta que los que los mantenemos no nos pongamos de acuerdo en no seguir pagando el chantaje a que nos someten, pagando cada día más por vivir peor, para que los que no hacen nada o muy poco vivan mejor, las cosas no cambiarán.

Pero el día que cambien, porque nos hayamos hartado tengan bien seguro que las calles se volverán a llenar de sindicalistas furibundos, feministas desaforadas, pacifistas encorajinados, y ecologistas que nos amenazarán con el fin del mundo. Al tiempo que las empresas tendrán muchos más problemas, los servicios serán saboteados por huelgas del personal afín al PSOE, y los que gobiernen serán denunciados en todos los medios de comunicación por todas las cosas que harán contra los ciudadanos.

Espero que cuando llegue ese día, los españoles tengamos la fuerza moral suficiente, para que nos de sordera y hacer lo mismo que ellos, comportarnos “cómo que no pasa nada”. A ver si vamos espabilando, antes de que nos arruinen todos estos patriotas de sí mismos, que acusan a los demás de egoismo, porque ellos lo único que defienden es el progreso de la sociedad (y sacar mucho más que todos los demás, haciendo mucho menos, sabiendo mucho menos, esforzándose mucho menos, por su condición de socialistas, pero eso se les olvida siempre)

Biante de Priena

viernes, 17 de julio de 2009

La plataforma Tras


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Después de lo acontecido en Ciutadans y UPyD, lo único que nos queda a los demócratas es retroceder hasta la etapa anterior del programa de Regeneración Democrática; si la Plataforma Pro originó UPyD, visto lo visto, ahora viene la Plataforma Tras, para reunificar fuerzas y dejar que el pasado se trague al partido magenta, como tras las Elecciones Europeas se ha tragado al naranja.

El único problema que tienen los partidos emergentes en España son sus dirigentes, auténticos fascistas autoritarios, que quieren elevar el totalitarismo del interior de sus formaciones a un “prêt-à-porter” y su ideología personal, que los sustenta al “fast food” para todos sus compañeros.

Quizás la mejor forma de que estas cosas no ocurran sea evitando que los dirigentes acumulen poder, porque no saben que hacer con él, no están preparados para dirigir un proyecto democrático, no han pasado la ITV personal del liderazgo democrático, e intentan suplir sus carencias con estridencias y fuegos artificiales, acompañados de una férrea disciplina que convierte sus formaciones en campos de concentración, en las que los militantes no tienen derechos, pero sí todos los deberes.

Los que han abandonado y están abandonando estas formaciones, han llegado a la conclusión de que no hay ninguna posibilidad de cambiar las cosas ni en el interior del partido, ni utilizando los criterios que hasta ahora se han utilizado. Es por tanto inútil continuar. Sin embargo, ambas formaciones, Ciutadans y UPyD, han servido al proyecto regenerador, porque han cribado como un test a unos de otros, separando la paja del trigo. La paja es la que se ha quedado dentro de los partidos emergentes, el trigo hoy está fuera de ellos. ¿Es la hora del proyecto ciudadano 3.0?. Quizás sí, ha llegado la hora, en que los demócratas deben tomar las riendas de su destino, dejando atrás a los últimos ejemplares del despotismo europeo.

La plataforma Tras es lo que viene. Porque no le vamos a dejar el país a Rajoy y a Zapatero, y menos a los que representan que están contra sus arbitrariedades, cuando lo único que pretenden es beneficiarse personalmente de la política, además sin merecérselo.

En fin, hay que dejarse de seguir contemplando los cadáveres como si fuéramos del CSI, para descubrir las causas del crimen. Hay que ponerse en marcha, un proyecto colectivo se construye entre todos los interesados desde el principio, ahora ya sabemos por segunda vez, que no se puede confiar en las personas, por lo tanto habrá que confiar en las reglas, pero las democráticas, que respeten la libertad, que no puedan superar los límites de la justicia, que acepten la pluralidad realmente existente, y que sean transparentes como un arroyo cristalino. En democracia, la tolerancia debe ser con las ideas, nunca con las personas que tratan de representarlas.

Así que dejad de rezar el rosario magenta y manos a la obra. La plataforma Tras es la mejor forma de olvidar los errores cometidos. Abandonemos la nostalgia y la melancolía. Dejemos de lamernos las heridas y contemplar lo que pudo haber sido y no fue. Vamos a tomar el futuro, el pasado ha muerto. Que hable el siguiente.

Biante de Priena

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jueves, 16 de julio de 2009

Rosa Díez se va de vacaciones


Anuncia en su blog que se marcha a disfrutar de la vida, porque no hay ninguna crisis en su partido. Craso error. El capitán no abandona la nave que atraviesa problemas. Otro enorme fallo de los asesores, por llamarlos de alguna forma, porque ahora los ciudadanos pensarán, con razón, que si Rosa Díez presidiera el Gobierno y España estuviera en crisis, ella no perdonaría las vacaciones, lo primero es lo primero.

Cuanta frivolidad gratuita soportamos los ciudadanos. Ni una sola palabra de autocrítica, cuando se ha caído más del 80 % del consejo político fundador, se ha ido Mikel Buesa, los de estanoeslawebdeupyd esperan la carta de expulsión por expresarse libremente, ha echado a todo quisqui que ha osado contradecirla, ha impedido cualquier desarrollo democrático en su partido, ha impedido la libre expresión y comunicación de las ideas entre los militantes, ha reducido la pluralidad existente a pensamiento único, y su partido que no iba sobrado de legitimidad.- incumple la Constitución y la Ley de Partidos, exactamente igual que ANV- ha actuado con arbitrariedades fundamentadas en un reglamento sectario, para justificar sanciones que no tienen cabida en un Estado de Derecho, pero ella se va de vacaciones.

En realidad sale corriendo, que no es lo mismo, porque su escuela del PSOE, la misma de Zapatero, le dice que las crisis hay que negarlas como sea, porque generan mal rollo y perjudica la imagen. Que más da negar la crisis, si Zapatero diciendo que en España no habría tal cosa ganó unas Elecciones Generales. Pero no sé, queda feo, es poco elegante y realmente perjudicial para su iconografía personal de defensa de la democracia, la libertad y la igualdad.

Además, es una provocación, mientras sus compañeros de ayer abandonan el barco por la puerta de la ignominia que les han brindado, salir corriendo para tenderse en la playa. ¿Este es el respeto que Rosa Díez tiene por sus compañeros?. Podría haber dicho que estaría fuera unas semanas, porque se iba a estudiar sánscrito, pero no, ha dicho exactamente que nos vamos de vacaciones, en un acto de soberbia inusitado, con una prepotencia propia de un adolescente que quiere ligar con Angelina Joli.

Pues nada Rosa, a disfrutar, que es de lo que se trata, acabas de desvelar a los ciudadanos cuales son tus auténticas prioridades, en un país que está en crisis, con más de cuatro millones de parados, con conflictos por todas partes, en el que se están repartiendo desde el Gobierno los recursos de todos en forma desigual e interesada, tú te vas de vacaciones y se lo restriegas por la cara a todos los que no pueden irse, para que vean lo bien que viven los políticos a su costa. Genial Rosa, sigue así, cada día haces mejor las cosas.

Rosa, de verdad, ¿y qué coño nos importa a los demás que te vayas de vacaciones?. Lo que nos importa es que te ganes el sueldo haciendo política y que no conviertas tu partido en un campo de concentración, en el que la gente tenga que irse por vergüenza ajena.

Que disfrutes del solaz estival y aquí nos quedamos los demás, esperando a ver en que acaba la inexistente crisis de tu partido, y la del país, que es mucho más importante, tu puedes enterarte por la prensa.

Biante de Priena

miércoles, 15 de julio de 2009

Un Golpe de Estado económico

Cuando dentro de veinte años alguien se pregunte por lo que ocurrió en julio de 2.009, cuando el bueno de Zapatero repartió la pasta, 11.000 millones de euros, entre las autonomías para establecer nuevas diferencias y categorías entre los españoles, seguro que no tendremos muchas ganas de hablar de ello, porque no merece la pena recordar los errores. Mañana, si no lo impiden los presidentes de las autonomías damnificadas, se establecerá un nuevo mapa social de España.

Por mucho que traten de convencernos los progresistas de la ceja, los únicos criterios en que se ha fundamentado el nuevo reparto económico han sido electorales, ni población, ni territorio, ni crecimiento, ni no crecimiento, ni envejecimiento, ni emigración, ni nada. Aquí lo único que se ha valorado desde el Gobierno es los apoyos electorales que necesitará en el futuro, ahora que tras las últimas Elecciones Europeas se ha quedado en segundo puesto. El mismo procedimiento que se ha seguido con el Acuerdo Económico y Social, con los sindicatos de clase y los empresarios.

Rodríguez Zapatero ha secuestrado la democracia en este país, siguiendo las enseñanzas de Manuel Chaves en Andalucía. Del PER a la financiación de los vástagos, pasando por todas las arbitrariedades que se ha permitido el PSOE durante los últimos 30 años, en plena impunidad, con una oposición a la medida para obtener su victoria permanente.

Hay un problema de fondo en todo lo que está ocurriendo, amparado en una supuesta ideología socialista, el PSOE está creando diferencias entre los españoles, con la única finalidad de mantenerse en el poder. Al partido de Rodríguez Zapatero le interesa abrir el conflicto entre extremeños y catalanes, madrileños y andaluces, baleares y asturianos, creando desigualdades económicas, que se transmitirán a la gestión de los servicios. En la actualidad, en este país, en el que los ciudadanos pueden recibir por el mismo trabajo hasta un 50 % de diferencia en sus salarios, dependiendo del lugar en el que residan, ahora se incrementará esa diferencia creando una España dual, a dos velocidades, condenando a las comunidades menos afortunadas a permanecer en esa situación, independientemente de lo que hagan sus trabajadores y empresarios.

Una auténtica acción de inequidad política que también se verá reflejada en las oportunidades que los ciudadanos tendrán para organizar su propia existencia. Mientras en países del entorno occidental, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia, y Alemania, la cohesión entre los ciudadanos de distintas comunidades se incrementa en países como España, Grecia, Italia y Portugal sigue disminuyendo. Es la primera vez a lo largo de la transición que un Gobierno se permite retroceder en el equilibrio social y la igualdad obtenida a lo largo de los últimos años, exclusivamente con el interés de resolver los problemas del partido que representan, por delante de los intereses generales del país que les ha elegido para gobernar.

En una España en que la crisis está haciendo estragos, cargándose las clases medias y dejando dos clases bien definidas: pobres y ricos, la política financiera del Estado en manos del PSOE se organiza para perpetuar estas diferencias. Cuando en sus programas y discursos electorales siempre han prometido que harían lo contrario.

Cuando dentro de veinte años alguien nos pregunte por esta época que estamos viviendo, seguro que preferimos cambiar de conversación, porque lo que está haciendo Zapatero es favorecer a unos españoles y perjudicar a otros españoles, algo que siempre ha sido el origen de los grandes conflictos que ha vivido nuestro país a lo largo de la historia. No se puede decir que sea por torpeza, porque tanta inanidad es imposible, por lo tanto el único motivo que guía a esta tropa es la insidia. Una España social dividida es más fácil de derrotar que una España social unida, lo saben, y por eso urden el conflicto desde el Estado, ellos que tanto criticaron a los demás por actitudes despóticas, están a punto de dar un Golpe Económico de Estado, en esta ocasión sin generales, sencillamente con la usurpación de las instituciones, el apoyo de los sindicatos, la connivencia de los empresarios, y la inestimable ayuda de los presidentes de las Cajas de Ahorros y los banqueros. Los poderes fácticos hoy son económicos, e imponen, como siempre su dictadura, con el Gobierno a su servicio, como ha ocurrido siempre.

Erasmo de Salinas

viernes, 10 de julio de 2009

¡Que paguen las anchoas!

¿A qué teme Rosa Díez?

Buena pregunta, ¿verdad?. Parece que Rosa Díez no teme a nada, ni a nadie, sin embargo nada más lejos de la realidad, porque Rosa Díez tiene más agujeros personales que una alcantarilla.

Tiene agujeros en sus principios,

Porque nadie ha recorrido el espectro político de este país con mayor desparpajo hacia la gloria personal y el protagonismo histriónico, que este personaje de vodevil rural. Desde su coalición personal con el nacionalismo montaraz del PNV, gobernando con los nacionalistas vascos en los tiempos de plomo y prebendas para los presos de ETA, hasta la defensa endiablada de las víctimas del terrorismo. Desde la oficialidad más estridente en el PSE, hasta la crítica más furibunda en el PSOE. Si una frase la retrata, es la que pronunció el genial Groucho Marx: si no le gustan mis principios, no se preocupe, tengo otros.


Tiene agujeros en sus valores

Una prueba de su ambición es que se ha presentado a elecciones municipales, autonómicas, nacionales y europeas, pocos españoles lo han hecho, creo que es el único caso. Ha cambiado de partido porque cuando compitió con Zapatero en el PSOE, obtuvo un 6 % de votos, algo que no perdonó jamás a sus compañeros. Ha pasado por todos los estados de la representación en su partido, siempre buscando el protagonismo que no le brindaron, y al final, decidió escindirse ella sola, porque muy pocos de los críticos fueron los que la acompañaron, ni Gotzone Mora, ni Nicolas Redondo Terreros, ni Leguina. Fundó UPyD, cuando Basta Ya se había quedado sin fondos y sin proyección política. Ni en su pueblo, Sodupe (Güelles), la quieren demasiado, porque UPyD obtuvo en las pasadas elecciones autonómicas vascas 61 votos (1,69 %)

Tiene agujeros en su honestidad

Se podría recordar el caso del Lino, pidiendo la dimisión de Loyola de Palacio, consejera de transportes de la UE, a sabiendas de que su acusación estaba fundamentada en una infamia, como más tarde se demostró jurídicamente con su absolución, aunque Loyola ya había fallecido, según ha denunciado Jaime Ignacio del Burgo, en su obra “La trama del lino”. También condujo a los tribunales, a nuestro académico y humorista Don Antonio Mingote –algo que nunca le perdonará Alfonso Ussía y muchos españoles- por estropearle con una viñeta su campaña del “ven y cuéntalo” y el protagonismo que esperaba obtener con ella. Ha pregonado por todo el territorio nacional que está en política para procurar la regeneración democrática y la mayor degeneración democrática que hoy existe en España está presente en su propio partido, la UPyD, como han denunciado personajes políticos solventes como Mikel Buesa y Gerardo Hernández Les, periodistas como Edurne Uriarte, filósofos como Gabriel Albiac, y numerosos militantes, a título voluntario, hartos de ser estafados. Dice que su partido no es nada sectario, y en el consejo político fundador se han producido más de un 75 % de bajas, se ha expedientado a coordinadores aceptados por sus compañeros por no ser de la cuerda del Consejo de Dirección, impuesto por Rosa Díez, y se ha blindado su futuro personal en el partido negando las listas abiertas que se habían propuesto, que demandaba histéricamente en su anterior partido, el PSOE.

Tiene agujeros históricos, políticos, culturales y legales

Rosa Díez defiende un Estado fuerte, elemento funcional de la política, sin siquiera hablar de la nación, elemento estructural que soporta la Constitución vigente aprobada por los españoles. Por no hablar del idioma español, se abalanzó en una campaña por una lengua común, que fue un fracaso, y eso que estuvo apoyada por medios como El Mundo o Libertad Digital, quería inventar la pólvora, algo muy propio de su protagonismo, cuando no tuvo inconveniente en participar en la inmersión lingüística que se desarrolló en el País Vasco mientras estuvo de consejera. Su dispersión cultural la disfraza con máscaras de innovación, su crítica pertinaz con todos y con todo, nunca ha dejado que llegue hasta ella misma. Los discursos de Rosa Díez no mantienen coherencia, lo mismo defiende la ampliación de la Ley del Aborto, que su mantenimiento como está, lo mismo pide una reforma Constitucional que respeto para la actual Constitución, lo mismo pide la independencia del poder judicial que la independencia del Sáhara, cuando es incapaz de conceder en su partido ni las mínimas condiciones democráticas. Es un fenómeno de la naturaleza, que funciona orientado por los titulares deseables para la mayoría de posibles electores, una vendedora de discursos, una demagoga inefable. Nunca defenderá una causa minoritaria, por su justificación intrínseca, salvo que conceda dividendos a su fama. Su partido, la UPyD, incumple flagrantemente la Constitución Española y la Ley de Partidos, y las conductas que se desarrollan en su interior, son susceptibles de ser atendidas por los tribunales ordinarios, como algún coordinador expedientado ha sugerido.

Tiene agujeros en su relación con los demás

Quien ha conocido a Rosa Díez, fuera de los escenarios, no podrá olvidarse fácilmente de ella, algo que ha denunciado Mikel Buesa y otros muchos, porque es incapaz de establecer un diálogo sincero sobre planteamientos ajenos, solo admite sus argumentos como válidos, en el consejo político en el que se debatían las listas abiertas para el Congreso de noviembre, amenazó con marcharse del partido si no se votaba favorablemente a lo que ella proponía: que no las hubiera, en un alarde democrático inolvidable. Se rodea en el partido únicamente de los que jamás la contrariarán, y la venerarán siempre.Es incapaz de establecer un diálogo, un debate, una simple conversación, con alguien que no esté dispuesto a darle la razón, la tenga o no.

Pobre España y pobres españoles si llegara a ser Presidenta del Gobierno. Entonces descubriríamos la auténtica personalidad de Rosa Díez, alguien que no dudaría en convertirse en una émula de Fidel Castro o Hugo Chávez, personajes a los que es posible que admire en la intimidad. Seríamos entonces, los ciudadanos de este país, los que tendríamos un auténtico agujero negro del que no podríamos salir jamás.

Definitivamente, Rosa Díez, a lo único que teme es a la libertad, porque la libertad es solo para ella misma, nunca para los demás que la rodean, a los que reserva el papel de siervos, admiradores, edecanes y periodistas con micrófono. El concepto de seres humanos o semejantes no entra en sus planes, porque para Rosa Díez todo, absolutamente todo, humano o material, está en función de sus propósitos personales, para resolver su tremendo complejo de inferioridad. Rosa Díez teme a la igualdad de condiciones con sus semejantes, necesita sobreelevarse más que ninguno, por encima de todos, para sentirse segura, como los grandes déspotas de la historia humana. Vive de la admiración de los demás exclusivamente, sin admiración ajena se marchitaría demasiado deprisa y lo sabe. Así son realmente las cosas, ahora que le sigan dando manos de pintura magenta a la cosa, a ver si arreglan el estropicio.

Nota informativa: El foro de Ciudadanos en la Red, que hoy ha sido hackeado, y en cuyo acto de terrorismo cibernético han participado los muchachos de Territorio Magenta, no se sabe sí envíados por sus jefes, o a título personal, ya funciona perfectamente. Muchas Gracias.



Biante de Priena

domingo, 5 de julio de 2009

El futuro transversal de España

Ayer precisamente, con la soliviantada salida de Mikel Buesa de UPyD, denunciando el autoritarismo de su partido, tras la lectura de los que han aplaudido su gesto y la perplejidad ante los que se han callado, tomé conciencia del motivo por el que fracasa cualquier operación transversal que se inicia en este país, leyendo las acertadas palabras con las que Eli Jo concluía su juicio sobre la cuestión: “al socialismo español le cuesta demasiado salir del armario y respirar al aire libre”. Ciertamente, ese es el problema, aunque tanto o más trabajo le cuesta salir del armario a la derecha del PP y llenar sus pulmones de libertad.

Los liberales no acabamos de comprender los comportamientos sectarios de la izquierda y la derecha en este país, ese sentido patrimonial de comprensión de la realidad que se arrogan, porque no pensamos como ellos, nos falta el sentido de clase, desde el que socialistas y conservadores construyen la realidad. Los liberales no creemos en las clases, ni en las etiquetas, que sirven para clasificar a las personas, socialistas y conservadores actúan siempre, a veces de forma paranoica, desde sus perjuicios de clase.

Comprobé lo que digo hace tres años, cuando al bueno de Julio Villacorta, el fichaje estrella de Ciutadans que había sido Secretario de Finanzas del PSC con Maragall, le encomendaron la confección del programa para las Elecciones Municipales de 2007. En el preámbulo de la convocatoria estampó el concepto de clase, lo que motivó inmediata respuesta por mi parte diciendo que eso era incompatible con nuestro lema fundamental: “sólo nos importan personas”. Recibí un correo pidiéndome disculpas de forma inmediata, en el que reconocía que había cometido un error, lo que dice mucho a su favor. Posteriormente, en persona, pude comprobar que no había ninguna intención de molestar, al contrario, el problema es que tenía incrustadas en su mente las consignas de su anterior partido y no había evolucionado suficientemente para alcanzar el nuevo paradigma de la transversalidad que formalmente representaba Ciudadanos.

Los liberales somos transversales

Los liberales somos transversales por naturaleza, porque a ningún liberal le ocupa el pasado de las personas, lo que han hecho o dejado de hacer, lo que han vivido o dejado de vivir, lo que han sufrido o dejado de sufrir, o lo que han disfrutado o dejado de disfrutar. Nos importa lo que son capaces de hacer y lo que realmente hacen, aquí y ahora, nuestro pensamiento no está sometido a los prejuicios como los comportamientos sectarios de los que consideran que la doctrina que defienden es la única verdadera.
Los liberales somos escépticos por naturaleza y desconfiados por memoria. Sospechamos de cualquier actitud sectaria o doctrinaria, que no pueda ser justificada por la razón o el sentido común. Nuestra incredulidad es grande, en nuestra trayectoria política no nos guían ni dioses, ni patrias, ni razas, ni colores, pero al mismo tiempo, respetuosa y tolerante, con la pluralidad humana realmente existente, las creencias, principios, y valores de los demás, siempre que no traten de imponerlas.

En el caso español, al igual que hacen los norteamericanos, defendemos una nación sólida, voy a explicar el concepto con claridad para evitar equívocos, por nación sólida comprendemos un origen compartido y definitorio de nuestra realidad, armónico con nuestra historia real, balanceado y equilibrado en nuestros derechos. Libertad, igualdad y justicia idénticas para todos los españoles, para los liberales los principios son sagrados, fundamentalmente los establecidos en la Constitución, porque nadie como los liberales sabemos el trabajo que costó dotar a esta nación española de una Constitución, que convirtiera en soberanos a los ciudadanos, frente a todos los poderes absolutos y totalitarios, frente a todas las sectas organizadas para afianzarse en el poder, que pretendían consolidar en privilegios y opresiones su autoridad, fueran serviles, anilleros, o afrancesados.

Sólo los que saben el elevado precio humano y material que ha supuesto alcanzar los valores que hoy definen a nuestra sociedad, en esta nación de nombre España, están en condiciones de valorar su pérdida gratuita e inefable. En la construcción inicial de la nación española hay más sangre liberal, que de ninguna otra opción política, y es injusto no recordar y honrar a los padres de nuestra nación, como a todos los que dejaron su vida por conseguir lo que hoy disfrutamos, sean del color político que fueran. Pero resulta que en la memoria histórica advenediza, se olvida el comienzo de nuestra configuración política, para primar los intereses de los que actualmente ocupan el poder, y para fustigar a los que lo ocuparon.

Los liberales aparecemos siempre que están amenazados los fundamentos de nuestra sociedad libre. Por eso los liberales somos patrióticos, contra todos los poderes nuevos, tanto como contra los viejos. Por eso nos consideramos españoles, frente a cualquier otra categoría de clasificación novedosa que sólo barre intereses para su casa nacionalista o sectaria, contra los intereses generales.

El Estado transparente

Al contrario de los socialistas y conservadores, nosotros no creemos en el Estado, los socialistas han sustituido a Dios por el Estado, los conservadores consideran que el Estado es la última obra de Dios. Nosotros no creemos que Dios tenga que intervenir en la política, porque creemos demasiado en el ser humano para plantearnos la existencia de Dios, que comprendemos que forma parte de las creencias particulares de cada uno, que respetamos. Nuestra laicidad es auténtica, por eso no es laicismo beligerante y propagandístico, como el que otros enarbolan. La tolerancia con las ideas ajenas es un principio fundamental de los liberales

Por eso consideramos que el Estado no debe intervenir en la sociedad, al contrario, es la sociedad la que debe intervenir en el Estado sin interrupción. El Estado es un arma poderosa, que cuando no se orienta de forma adecuada, termina destruyendo la vida genuina del ser humano, su libertad, su identidad, sus derechos, su inteligencia, su esencia. El Estado fabrica clases con las personas, haciendo homogeneidades humanas pasivas para administrar el poder: ciudadanos, votantes, contribuyentes, consumidores, usuarios.

Los liberales consideramos que la única unidad de clasificación de la especie es la de seres humanos, todos diferentes, todos iguales. Para nosotros, la igualdad siempre tiene que ser de oportunidades para todos, premiando el esfuerzo, más que el origen económico–pobres o ricos- o político –los nuestros, los otros- o la filiación –compañeros, amigos, socios-. Vivimos en la utopía de que en un mundo liberal siempre triunfan los mejores.

Para lograr los objetivos sociales se requiere un respeto absoluto a la Justicia, al Estado de Derecho, la ley debe imperar sobre todos y sobre todo. Evidentemente, los administradores de la justicia deben ser por tanto independientes de cualquier secta económica y política. El Estado debe garantizar el cumplimiento de la Ley, que debe ser igual para todos, y administrada con un criterio de independencia de los demás poderes.

Ahora ya podemos acometer el fracaso de la transversalidad en este país, en todos los intentos que se han hecho desde el referéndum de 1978 que nos convirtió en una nación Constitucional. Han sido varios los fracasos, el transitorio UCD, el adolfista CDS, la operación Roca, Ciutadans, y el partido socialista de Rosa Díez, la UPyD, ha sido siempre por la misma causa: el miedo a la libertad de los socialistas, en mucha menor medida, la estupidez pancista de los conservadores, que también es una forma de miedo a la libertad.

La transversalidad es posible

Tras la caída del Muro de Berlín en 1.989, el modelo del socialismo real se vino abajo, en consecuencia, las socialdemocracias europeas se resintieron, porque su origen marxista había quedado invalidado por la historia real, desde entonces sabemos que los modelos de poder colectivo, terminan asfixiados por la burocracia y el sectarismo. Nadie quiere sacrificar su vida para arreglar el pasado, posiblemente tampoco para resolver el futuro, la gente quiere vivir en las mejores condiciones posibles aquí y ahora.

Los socialistas y conservadores son modelos injustos con la sociedad actual, porque mientras los socialistas tratan de equilibrar los errores del pasado con un Estado Providencia, subvencionando a los que menos han hecho por sí mismos, paradójicamente consolidando poblaciones en el paro y la miseria, y endeudando el futuro de todos, que pagarán las próximas generaciones; por el contrario, los conservadores quieren mantener los privilegios adquiridos en el pasado por la herencia de sus antepasados, más allá de su propio trabajo, en un mundo en el que nada cambie, y en el que la autoridad divina se transmute en humana y ejerza su magisterio de forma absoluta. El maniqueísmo político es el problema fundamental que tiene España, del que se aprovechan los buitres oportunistas del nacionalismo. Los socialistas nos hipotecan con el futuro, los conservadores con el pasado.

La transversalidad es la superación del maniqueísmo español. Los liberales siempre hemos sido transversales, porque fundamentamos el futuro en la acción, en los objetivos colectivos, en los logros personales. Los liberales creemos en nosotros mismos, no necesitamos ni que crean en nosotros, ni creer en nada, ni en nadie, para hacer lo que hacemos. Pero en este país, el liberalismo siempre fracasa frente al mismo enemigo: el sectarismo, socialista, conservador o nacionalista.

Un problema de conciencia y conocimiento

Quizás nuestro error sea pensar que como pensamos nosotros también deben pensar los demás, por eso no hacemos proselitismo, porque respetamos a los demás seres humanos como iguales, y no estamos dispuestos a sacrificar nuestros principios por alcanzar el poder, en el fondo sabemos que no merece la pena engañar a nuestros semejantes para obtener ventajas, ni siquiera para implantar un sistema liberal, por eso el liberalismo español se desvanece cuando las cosas no van demasiado mal, y reaparece, cuando el presente está en peligro, la libertad amenazada, la democracia usurpada, la justicia rendida ante los poderes económico y político, o la pluralidad atenazada.

Nosotros, los liberales, esperamos que los ciudadanos tomen conciencia de su acribillada situación y reaccionen en consecuencia, eligiendo lo que sea mejor para ellos desde sus propios criterios personales. Ahí radica nuestro gran error para triunfar en la política, porque pensamos que nuestro mensaje se dirige a ciudadanos libres que saben decidir por sí mismos, y en realidad nuestros interlocutores forman parte de una sociedad cautiva, sometida por los mensajes salvadores de los maniqueos, que mientras mantengan atrapados y esclavizados a sus fieles en los rediles correspondientes, podrán seguir viviendo extraordinariamente de la política, a costa de todos ellos. Pura ganadería política.

Dígale usted a un parado o un desposeído que vote al PP, o a un heredero o un afortunado que vote al PSOE, y posiblemente le manden a la mierda. Y así nos va, a la inmensa mayoría, que ni somos parados, ni desposeídos, ni herederos, ni afortunados, sino trabajadores, luchadores que se esfuerzan cada día por conseguir vivir mejor, cada día con más lastres económicos, con menos libertad, con más cabreo y más quemados, para defender el patrimonio de nuestros políticos y sus gilipolleces, porque cada día son más lerdos y aprovechados.

En fin, la única opción de futuro equilibrado para España pasa por la transversalidad de los liberales, que somos los únicos que comprenden que sin defender lo común, no se puede defender lo particular, y que sin defender lo privado, no se puede defender lo común. Porque nuestra sociedad es común, pero está formada por ciudadanos particulares, individuales, que disfrutan de su propia identidad, y no necesitan que nadie les clasifique, ni encasille, que quieren vivir en libertad y no necesitan que nadie les convenza de que son españoles, socialistas, conservadores, nacionalistas o liberales.

Por eso quiero concluir diciendo, que los ciudadanos de este país también deben salir del armario refrigerador de la política, en el que les tienen congelados los partidos políticos maniqueos, para descongelarlos cada cuatro años y llevarlos como borregos a las urnas para que voten lo que les ratifiquen lo que les ofrecen.

La transversalidad de los liberales es el antídoto de los males políticos y sociales de este país, que son muchos y diversos. Cuando un número suficiente de ciudadanos lo descubran por sí mismos, tras la opresión y los privilegiosinjustosa que les someten socialistas, conservadores y nacionalistas, comenzamos a trabajar, para construir el futuro que nos merecemos y no la miseria eterna que nos ofrecen y nos imponen.

Biante de Priena

sábado, 4 de julio de 2009

Educación para la Ciudadanía por Mari Tere

Fernández De la Vega dando clases muy parciales a chavales de 14 años

Obama y su extraña vara de medir


De regreso de Oriente Próximo, vuelvo por los lares de Ciudadanos en la Red con el primero de una nueva serie de artículos exclusivamente dedicados a la actualidad internacional.

Barak Hussein Obama no deja de sorprender. Su última declaración, ayer, evocando entre otras cosas su próximo encuentro con el papa, creó estupefacción en el viejo lingüista que aquí escribe :
“Israel no tiene la culpa de todo”, dijo, y se quedó tan pancho, prosiguiendo acerca de la necesidad para los palestinos de acceder a ciertas exigencias, como reconocer el estado judío…

Probablemente, habría que comprobarlo en las hemerotecas, ni el siniestro enemigo de la libertad, Jimmy Carter el cobardón, dijo algo parecido en su catastrófica presidencia de los años 70, algo tan transparente, algo tan freudiano.
Esas palabras merecerían ser grabadas en el muro de las infamias bienpensantes, al lado de sentencias tan difundidas entre la gente decente como “yo no soy racista, si hasta tengo a un amigo negro”, o “Usted no parece judío”.
Por cierto, de haberme hallado frente al presidente useño, le habría contestado : “Usted no parece antisemita”.

Sin ánimo de ser exhaustivo, como diría el elocuente don César, he aquí unas preguntas a raíz del nuevo enfoque político-diplomático del gobierno norteamericano:

-¿Por qué es tan prioritario iniciar el diálogo con las bandas terroristas de Hamás y de Hezbulá, sin pedir nada a cambio, al mismo tiempo que se le impone a Israel, única democracia de la región, de forma imperativa y previa a cualquier proceso de paz, la congelación de cualquier tipo de asentamiento en Judea y Samaria, incluída la construcción de infraestructuras necesarias a la vida cotidiana de los 300.000 israelíes instalados en los territorios?

-¿Por qué Obama, estando en El Cairo para dirigirse a los musulmanes, señaló con el dedo, en nombre de las libertades individuales, a algunas democracias europeas que restringen en determinados espacios públicos (como la escuela) el uso de los velos islámicos, mientras no dijo nada acerca de los países musulmanes (representados en la conferencia) que imponen por ley la burka o el niqab a todas las mujeres en todos los espacios públicos?

-¿Por qué tardó tanto Obama en reaccionar tibiamente ante el golpe de estado electoral en Irán, sin lanzar hasta hoy ningún tipo de ultimátum al fanático Ahmadineyad?

-¿Por qué parece conveniente mejorar las relaciones con la dictadura castrista y con la dictadura chavista, a pesar de los presos políticos, de la persecución de la prensa y de las amenazas e insultos contra los EE.UU. y las democracias occidentales, mientras al nuevo gobierno de Honduras, nombrado por el parlamento nacional con el aval del tribunal supremo, se le exige que reponga inmediatamente en el palacio presidencial al golpista Zelaya, lacayo de los dictadorzuelos Chávez, Correa, Ortega y Morales, expulsado cuando se disponía a celebrar un plebiscito anticonstitucional, destinado a fundar una “república bolivariana” al estilo de Venezuela, Ecuador y Nicaragua?

Más allá de la atormentada psyché de Barak Hussein Obama, “Israel no tiene la culpa de todo” no es sólo un lapsus , sino la expresión paradójica de una cosmovisión, la de la izquierda multiculturalista estadounidense.
Se enmarca en una coherencia global alimentada por fuerzas sociológicamente minoritarias, pero mediáticamente dominantes en los EE.UU., y pone en peligro la precaria estabilidad política internacional.

Hasta Hillary Clinton se ha dado cuenta de ello, y algunos empiezan a creer que Barak Hussein Obama, el “listo”, hará bueno a George W. Bush, “el tonto”. Wait and see.

Dante Pombo de Alvear

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