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domingo, 18 de enero de 2009

Bajo la bandera de la libertad

La opresión de los sistemas dictatoriales, de los que pretenden establecer un pensamiento único, de los que se sirven de la democracia para implantar sus valores, de los que viven de lo que dicen y no de lo hacen, de los advenedizos políticos que han encontrado un filón en destruir lo existente para autodeclararse paladines de lo que vendrá, se está acabando.

Ya no convencen a nadie, se les ha visto el plumero, y han sobrepasado el límite de lo que se puede aceptar como posible en el ámbito de la libertad, para ejercer su presión sobre los demás desde el poder.

Muchos estamos hartos del ataque a nuestra nación, la nación española, a nuestra Constitución, al Estado de Derecho, a la Libertad, a la Democracia, y a la Igualdad de todos los españoles en el respeto a la diversidad, pero no a la estridencia de los hechos diferenciales. Todos los españoles tenemos hechos diferenciales en nuestra cultura, pero sólo unos pocos los rentabilizan, contra los demás.

El Presidente Rodríguez Zapatero es el principal responsable de lo que ha ocurrido en España en los últimos cinco años, desde que los que tomaron la calle con el “no a la guerra” para ganar las elecciones nos tomaron el pelo, defendiendo lo indefendible, acusando al Partido Popular de estar al lado de los norteamericanos en la invasión de Irak, y del atentado del 11-M que causó la muerte a 192 ciudadanos.

Desde entonces hemos ido a peor, nos han incrustado a calzador los códigos progresistas en la cultura española. Han hecho una cruzada de la violencia de género, cuando en España el número de mujeres que fallecen por la violencia machista es de los menores de Europa, y no ha variado en los últimos ocho años, pero ¿cuánta pasta han sacado para colocar a las feministas más radicales con sueldo fijo?. Han hecho una cruzada del homosexualismo, pretendiendo que la heterosexualidad era un hecho anormal, porque en el fondo su objetivo es cargarse la estructura familiar de los españoles. Se han empeñado en la persecución de los fumadores, de los que beben habitualmente, de los que disfrutan de las posibilidades de internet con esa nueva Santa Inquisición a la que denominan SGAE, de los que comen y de los que no comen, de los que tienen creencias religiosas fundamentadas en el cristianismo.

Se han encargado de gestionar los servicios públicos de una forma chusca, protocolizada, mecánica y materialista. Consideran a los ciudadanos como clones robóticos, no como seres humanos. Hoy, el equilibrio estatal logrado con el esfuerzo de muchos años en sanidad, educación, justicia, bienestar social, orden público, trabajo, vivienda, seguridad social, y sistema de pensiones ha saltado por los aires, gracias a que el PSOE ha vendido el patrimonio común a los nacionalistas por sus apoyos para gobernar en el Estado, en las autonomías, y en los municipios. La ambición de poder del PSOE es desmesurada, y al mismo tiempo nociva para los españoles, porque nos ha llevado al caos general, en paro, en balanza comercial, en pobreza, y en destrozo de la urdimbre española, el espacio común político de los ciudadanos españoles que se establece en nuestra Constitución y nuestro Estado de Derecho.

Ante la barbarie y el despotismo delustrado solo nos queda a los españoles agruparnos bajo la bandera de la libertad, contra el terrorismo palestino y a favor de Israel, contra la miseria de los sindicatos y a favor del trabajo, contra el nepotismo del reparto de dinero público a las entidades financieras y a favor de la ayuda a quien realmente lo necesite.

Basta ya de palabras, hay que pasar a los hechos. No se puede permanecer en silencio, inactivo, aletargado ante la destrucción de la cultura española, el maltrato a nuestro idioma, la violación permanente de nuestra Constitución.

Ante estos hechos deprimentes solo queda izar la bandera de la libertad, como luz en la oscuridad, y agruparse bajo ella. Es hora de dar el paso hacia delante, la resistencia se consolidará con cada nueva patada a nuestra nación por parte de los políticos socialistas y nacionalistas. Hay que prescindir de una vez por todas de la espera a que los políticos resuelvan nuestros problemas, estamos solos ante el peligro que nos han legado, y solo la unión nos permitirá hacerle frente, aquí y ahora.

La bandera de la libertad está en cada lugar en el que el poder hace que un ciudadano sufra la opresión, injusticia y desigualdad. Es hora de que los ciudadanos recuperemos lo público, lo que es nuestro, lo que es de todos, de que se lo arrebatemos a los políticos, que no saben más que utilizarlo en nuestra contra, con el arma democrática que nosotros les concedemos para que nos faciliten la vida, y no para que nos perjudiquen sin interrupción.


Erasmo de Salinas

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