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lunes, 9 de febrero de 2009

Un psiquiatra para Zapatero, o para todos los demás

Los que tengan trabajo estable (hoy sólo los funcionarios), los pensionistas, y sus familias están obligados a consumir como deber patriótico, a poder ser, productos españoles como dice el Ministro de Industria, Miguel Sebastián (imitando de forma pertinaz a Barack Obama, como si lo que queda de España, fuera Estados Unidos).

“Estos romanos deben estar locos”, como decía Obelix a Asterix en un acto reflexivo inolvidable. Siguen con Keynes, la demanda interna –fundamentalmente de obra pública -, hará que el sistema se reanime y se ponga de nuevo en marcha, y antes de que acabe la legislatura se alcanzará el objetivo prometido por el Presidente del Gobierno del pleno empleo –jamás, en ningún país de más de un par de millones de habitantes se ha logrado tal cosa, ni siquiera en Cuba, porque siempre hay un 5 % de población de recambio laboral, que bien pueden ser en su mayoría inmigrantes, al paso que vamos-.

Consumir, hartaros de consumir malditos,nos arengan desde los púlpitos mediáticos estos sectarios inmarcesibles; pues un consumidor inteligente hará precisamente lo contrario, más allá de lo cotidiano, porque tal como están las cosas los precios bajarán –como está haciendo el sector de la vivienda y del automóvil- y es que no se puede soportar tanta indigencia intelectual pagada por todos. Además de habernos llevado a una situación de ruina técnica, ahora encima nos embaucan con el "todo por la patria" como si estuviéramos militarizados.

Lo que hay que hacer no es consumir, es invertir, exactamente lo contrario, para los que quieran arriesgarse, y en su defecto ahorrar, hasta que se aclare la cosa. Los bancos adquieren liquidez con el ahorro, no con el consumo, pero el Estado recauda fondos con el consumo (de forma inmediata), y el problema que hay en España es precisamente la futura quiebra del Estado, que lo hará antes que los bancos al paso que vamos (debe 8.000 millones de euros a las empresas), con la política económica diseñada por Zapatero y sus centenas de asesores, y que solo busca no incrementar aún más el déficit de las arcas del Estado, vía impuestos, porque habla de que no se abaratará el despido –con cuatro millones de parados sobre la mesa, hay que tener caradura, blindar encima los contratos de los que no han perdido el trabajo, contra los que lo han perdido, y presumir de que va a favorecer a los más esquilmados-.

Dice Zapatero que no se perderá el bienestar alcanzado, pues para mantener el Estado Providencia nos vamos a endeudar hasta que nos echen del Euro y posiblemente de Europa. Ahora, hay que tener en cuenta que lo que dice y hace Zapatero, nunca coincide, así que prepárense porque la criba laboral va a ser de altura, entre otras razones porque el mercado necesita desahogarse y rectificar posiciones, y lo hará disminuyendo la producción (una nueva merma de impuestos), y echando a los trabajadores que no necesite. Y atentos a la cuestión, no sería extraño que el Estado también se acogiera a algún ERE en las empresas de servicios que controla, de forma directa e indirecta, o que redujera las pensiones o los sueldos de los funcionarios -como para derrochar está la cosa-.

Así que gracias a Zapatero, los españoles por primera vez en nuestra historia democrática vamos a disminuir en renta per cápita, vamos a ser más pobres gracias a la política de este ilustre iluminado, y eso no es lo peor, lo que está haciendo con su política de inversión pública de pan para hoy y hambre para mañana, es generar una deuda que acabarán de pagar nuestros nietos.

Estos sinvergüenzas se están cargando el futuro de nuestros hijos, porque estarán condenados a trabajar por sueldos de miseria, de forma intermitente, y con la mayor formación profesional de todos los tiempos. Está generando una legión de esclavos, con tal de salirse con la suya, que es ver este país destrozado, sin posibilidad alguna de levantar cabeza durante décadas.

Alguien debería solicitar un peritaje psiquiátrico, porque estoy seguro de que cuando todo se vaya a la mierda, argüirán enajenación mental transitoria para eludir responsabilidades. Este individuo se ha leído el cuento de la lechera y ha pensado que era un tratado de economía. La próxima vez que alguien le regale un simulador, aunque sea por suscripción popular, para que se entretenga, y por favor, alguien de sus próximos que todavía no haya perdido la cabeza, que le diga que lo deje, porque ni reseteando el país, lo volvemos a poner en marcha. Estoy seguro que él se sentirá más cómodo en el momento que le permitan escaparse, y no le dejen en el escenario para recibir todos los tomatazos y zapatazos; sin duda, se llevará tanta paz como nos dejará. La disyuntiva está clara o se trata él, o terminaremos tratándonos todos, porque nos va a volver locos.


Biante de Priena

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