desde 2.006 en Internet

sábado, 5 de septiembre de 2009

La escoria de la sociedad


Cuando leo algunas cosas en la red, no puedo evitar sonrojarme, enmudecer y reflexionar. Eso, precisamente, es lo que me ha ocurrido al leer el artículo que hoy ha publicado Carlos Martínez Gorriarán en su blog censurado a los comentarios –una prueba de lo que este protomartir social ama la libertad-.

Aquí tenemos un ejemplo de lo que son los políticos actuales, el señor Gorriarán, el padrecito Martínez, ese enemigo de la democracia y la libertad que se impone a sí mismo la autoridad en la persecución de los herejes, críticos, discrepantes, y disidentes en nuestra sociedad, eso a lo que el denomina con el magnífico epíteto de escoria de la sociedad, por atreverse a denunciar el maltrato social a que este fenómeno de la política está sometiendo a los desafortunados ingenuos que se afiliaron a su club social magenta, porque no se puede denominar partido a algo que no lo es.

Los grandes dictadores, siempre han culpado a los demás de sus desmanes, algo habrían hecho para recibir las iras de su psicopatía política. En el juicio de Nuremberg pudimos comprobar como los autores del genocidio nazi, justificaban sus crímenes en el estado de guerra, la situación económica, la codicia de los judíos o la avaricia de los franceses y se quedaban tan tranquilos. Stalin nunca rindió cuentas de sus crímenes. Mao, tampoco lo hizo. Como Pinochet, o Franco. Mussolini y Ceaucescu sí lo hicieron. No faltan ejemplos de tiranos que han convertido al pueblo en culpable y víctima al mismo tiempo porque ellos se consideraban a sí mismos el brazo de Dios, el Estado, el Orden Universal en la Tierra.

El artículo Cibertorrentes, o la consagración de Internet de Carlos Martínez Gorriarán debería repartirse a sus votantes en cada mitin, difundirse masivamente por la red y colocarse entre los hitos culminantes del despropósito político.

Que alguien que escribe un panfleto contra la libertad de expresión este dirigiendo un partido político como la UPyD, sin rendir cuentas a nadie, haciendo purgas, impidiendo la libertad en su seno, acosando y persiguiendo a los que objetan su liderazgo y expulsándolos del partido es una prueba de la degradación que sufre este partido y en general, la política española.

El señor Gorriarán no comprende que a los que denomina la escoria de la sociedad son precisamente muchos de los votantes y afiliados que han hecho a Rosa Díez diputada, a Gorka Maneiro diputado autonómico y a Sosa Wagner diputado europeo; son precisamente los defraudados, los que se sienten estafados, y los que exigen restitución a sus crímenes sociales, señor Gorriarán; los que claman justicia, democracia, libertad y respeto a su dignidad de seres humanos. Son ciudadanos en el ejercicio de su soberanía, que representan la pluralidad existente en la realidad del siglo XXI, y no la homogeneidad reductora y jibarizante a la que usted quiere someter a los seguidores de su partido para perpetuarse en el poder.

Son/somos la chusma señor Gorriarán, la que usted desprecia, desde que gracias a nosotros se ha elevado a la élite en la que no se merece permanecer ni un segundo más. Verá usted señor Gorriarán, comprenda lue la gente que usted insulta no detesta a su partido, ni sus propuestas, lo que le repugna es su soberbia infame, su estupidez cósmica, y su tiranía usurpadora, por una sencilla razón, saben que lo que usted representa es precisamente lo que más aborrecían cuando se comprometieron con la esperanza política que les había ofrecido Rosa Díez.

Alguien que es capaz de pronunciar la definición: escoria de la sociedad, debería ser inhabilitado para la política de por vida, porque la sociedad nunca puede ser escoria, ni en la parte, ni en el todo, inefableimpertinente, porque todos somos sociedad, formamos la misma sociedad, un cuerpo que no puede amputarse para eliminar las partes que no le gustan, en una operación cosmética de maquillaje , para complacer a un imbécil social que detenta una pequeña fracción de poder;no me imagino como sería el mundo con un gobernante como usted, prefiero no imaginármelo.

En esta sociedad, lo único que sobran son
las definiciones de los fascistas autoritarios, que maldicen a los demás porque no son capaces de alcanzar su respeto y muestran sus indeterminados complejos azotando a los demás con su verbo genocida.


Enrique Suárez Retuerta

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...