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domingo, 7 de febrero de 2010

El final del antifranquismo



Casi 75 años nos ha costado pasar página, cuarenta años de franquismo, treinta y cinco de transición, pero parece que ahora cerraremos el libro del desasosiego patrio de una puñetera vez, con el permiso de los nacionalistas que han secuestrado España, por supuesto.

Gracias a Rodríguez Zapatero, el PSOE ha perdido en una semana, la credibilidad que había atesorado desde que Felipe González nos sorprendió con el GAL y FILESA. Hemos podido comprobar como los sindicatos y los empresarios se divierten en La Moncloa, mientras el Gobierno anuncia su 11,4 de déficit, los cuatro millones y medio de parados (de ellos casi el 50 % jóvenes), la bolsa desciende mil puntos en una sesión, se amenaza con ampliar la edad de jubilación hasta los 67 años (por ahora), y se anticipa una subida de 2 puntos de IVA para el próximo junio (otros impuestos ya han subido).

Estamos ante el final del antifranquismo, si con Felipe González perdimos la virginidad con el altruismo de la izquierda, con Rodríguez Zapatero ser de izquierdas se ha convertido en sinónimo de ser idiota, tan idiota como él. Ni la escuadra mediática afín, ni el equipo de manipulación estratégica de La Moncloa podrán hacer nada.

Para el PSOE lo que ha ocurrido esta semana ha sido como la caída del Muro de Berlín para el Régimen Soviético, su final definitivo. La etiqueta de aprovechados y ladrones no se la quitarán fácilmente. Quizás hasta haya sido de agradecer que el PP fuera excluido del derrumbe, porque el PSOE –como anticipamos en este blog- sólo podría caerse por sí mismo. El Gobierno está noqueado, el Partido, tumbado sin remedio.

Ahora sólo queda contemplar la disolución, como se tiran los trastos unos a otros, como los guerristas –Tezanos ya ha propuesto un gobierno de concentración nacional-, los terceristas - Leguina ha dicho que no tendría que haber votado el Estatut-, o los barones - Barreda ha dicho que así no van a ningún lado- se destrozan, mientras Rosa Díez –el socialismo fuera del partido- trata de recoger los restos de la catástrofe con su discurso populista. Vamos a tener espectáculo para unos meses.

Pero lo mejor de todo es que con Zapatero se acabó el antifranquismo, el presidente que trató de revivir la Guerra Civil para que la ganaran “los rojos” en su mundo de Pandora, ha terminado convirtiéndose en el “alter ego” de Franco.

Tan harta está la gente de Zapatero, que lo digo con preocupación y muy en serio, temo por su seguridad. Lo mejor que hacía era desaparecer convocando elecciones y dejando paso a otros, porque cada día que permanezca en el Gobierno, los problemas crecerán.

Quien siembra tensiones, acaba recogiendo ruinas. Pero no se olviden, no es el fin de Zapatero, sino el fin del PSOE y toda la izquierda aprovechada –sindicatos, colectivos, UPyD, trepas profesionales-, que tenemos en este país.

El antifranquismo ha muerto. Al final, los españoles nos hemos dado cuenta, que toda esta secta de la izquierda estaba en política para robar todo lo que pudiera y lograrse una buena posición para los suyos a costa de fastidiar la vida a los demás. Ha costado lo suyo, pero nunca es tarde si la dicha es buena.

Biante de Priena

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