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miércoles, 5 de enero de 2011

El pucherazo de Mariano Rajoy


En el espectáculo bochornoso que se ha vivido en el PP de Asturias, acaba de descubrirse todo lo ocurrido, gracias al reconocimiento público del Secretario General del PP asturiano, Fernando Goñi, de que los órganos directivos del PP de Asturias "no se han reunido desde el mes de abril para evitar conflictos" (como se denunció expresamente ante los órganos nacionales del partido por la plataforma “Pedimos la palabra") pero aún así el PP de Asturias (¿quién es el PP de Asturias si no se reunen los órganos directivos?), ha propuesto como candidata a Isabel Pérez Espinosa. Posibilidad que fue rechazada por la propia dirección nacional del partido en primera instancia, pero que más tarde, en franca contradicción con sus propias decisiones, terminaron aceptando (contraviniendo los estatutos, cuando previamente habían rehusado su aceptación por ser ilegal y antiestatutaria).

El comité electoral nacional del PP ha aceptado la candidata propuesta de forma antitestatutaria y no democrática, que han decidido desde la dirección del PP asturiano, sin cumplir los estatutos, de una forma que dista mucho de ser democrática. A pesar de las denuncias, públicas y dentro del partido, incluso a nivel nacional, realizadas por militantes del partido. La candidata ha sido aceptada por el Comité Electoral Nacional –sin escuchar las denuncias de miles de militantes asturianos - por 3 votos a favor (incluido el del Presidente, Arias Cañete), 1 en contra, y 5 abstenciones -. Se han incumplido los Estatutos del PP (6c, 11-1e, 30-1a, 31-2, 32-2, 46 ....). Pero eso no es lo peor, porque este caso incumple también la propia Ley de Partidos, fundamentalmente en su capítulo 2.

El tandem Rajoy-Cospedal ha dado por bueno el resultado, vulnerando los estatutos, y vetando, al mismo tiempo, los derechos estatutarios del afiliado Francisco Álvarez Cascos para presentarse como candidato, a pesar de las numerosas denuncias públicas y en el partido, de miles de militantes, de alcaldes, de los 250 cargos públicos de los 300 existentes en Asturias que solicitaron la celebración de un Congreso extraordinario.

Mariano Rajoy no ha dicho la verdad a los españoles, porque hace unas semanas se comprometió ante los ciudadanos, en el programa “El Gato al agua” de Intereconomía a que la solución del problema de Asturias sería estatutaria y que su obligación era velar por el respeto a las normas del PP.

Precisamente el haber ofrecido una solución no estatutaria, que incumple el respeto a las normas del PP, es lo que ha motivado la solicitud de baja de Francisco Álvarez Cascos del PP tras 34 años de militancia.

Mariano Rajoy no tiene excusa en este caso, porque si no se ha cerciorado de que la candidatata propuesta por la dirección del PP de Asturias no se había promovido de forma estatutaria y democrática, puesto que no se reunieron los órganos del partido en Asturias para tal cometido, es porque no ha querido (o no le ha importado); a pesar de las reclamaciones de numerosos militantes de su partido en Asturias, de lo que se deduce que ha dado un pucherazo solemne en este caso, que ha faltado a su palabra dada a los españoles y que por lo tanto, posiblemente, ha mentido, a su partido, a sus mlitantes y a todos los españoles.

Tiene razón Francisco Álvarez Cascos cuando ha denunciado que en el PP no se respetan las normas, ni la palabra dada por su propio Presidente, pero no a él, sino a todos los españoles. Mariano Rajoy es un mentiroso que da pucherazos (o al menos lo consiente), creo que en alguien así no se puede confiar el próximo Gobierno de España, porque lo que ha hecho con su partido en Asturias es lo más parecido a un Golpe de Estado.

Si realmente su voluntad es la anunciada, la de buscar una solución estatutaria y velar por que se cumplan las nombras del partido, tendría que dar marcha atrás con esta ignominia, destituir de forma inmediata a la dirección del PP en Asturias, nombrar una gestora, convocar un Congreso, no admitir los cientos de bajas que se han producido, entre ellas la de Francisco Álvarez Cascos y pedirles disculpas por el engaño a que ha sido sometido por la dirección del PP de Asturias. Cuando regrese de vacaciones, podremos comprobar si Mariano Rajoy es un mentiroso que da pucherazos en su partido o un hombre confiado, que en su pertinaz contumacia, han engañado unos desaprensivos miembros de la dirección asturiana de su partido.

Por eso Casocs está esperando: ¡a verlas venir!. Ya lo dijo hace unas semanas: "sin principios, sin democracia....todo lo demás cae". Pues ha caido.

Nota añadida (21/01/11): Confirmado posteriormente por las declaraciones de un miembro del Comité de Derechos y Garantías de Asturias que ha presentado su dimisión

Enrique Suárez

¡A verlas venir!


Me fascina ver a la mayoría de los periodistas españoles (columnistas) desgranando juicios categóricos de sus atribuladas opiniones estereotipadas. A los periodistas españoles que se ocupan de la política les ocurre lo mismo que a los políticos, nos ofrecen brotes verdes de futuro de semillas que todavía no han germinado.

De todas las opiniones, sentencias y juicios que llevo recopilados sobre el denominado “caso Cascos” (que en realidad, en otro país más ecuánime, se denominaría el “caso Rajoy”, porque ha sido quien desde el poder ha decidido humillar a su anterior Secretario General, y cuando alguien determina algo, no se cita a las víctimas, sino a los que causan el daño, menos en política, claro) tal vez cuatro o cinco periodistas han hablado con criterio y fundamento, sin recurrir al perjuicio personal o a la bendición de los poderosos, transformando lo ocurrido en su versión particular de los hechos, para seguir recibiendo prebendas y parabienes.

El periodismo español que se ocupa de la política ha degenerado tanto como esta. Hay en el escenario de la opinión pública, personajes siniestros, aventureros, paranoicos, sectarios, inventores, insidiosos, polémicos, propagandistas, manipuladores y mentirosos, distribuidos proporcionalmente según filias y fobias, también hipocondrías, histerias y delirios. Siempre he defendido la libertad de expresión y denostado la libertad de impresión, no de las rotativas, sino de la manipulación de las informaciones, antes de ser empaquetada para su consumo irreflexivo por aquellos que presumen de estar bien informados y que en realidad están más intoxicados que una familia de campistas con una mayonesa caducada. Es lo que hay.

Entre los periodistas españoles los hay que dan su opinión y no aspiran a otra cosa, al menos son honestos, no tratan de engañar a nadie, pero los hay que se atribuyen el único criterio posible desde el dogmatismo más zafio, y se atreven a emitir juicios sobre los hechos, según su interpretación más fundamentada en su previa percepción deformada que en la complicación factual. Es un problema de objetivo desenfocado, que siempre nos conduce a las mismas escenas perfectas, maquilladas con palabras y ornamentadas con insinuaciones. La política es el arte de lo posible y el periodismo político el arte de que no se sepa lo que es la política.

Con lo sencillo que es ceñirse a los hechos para comprender lo que está ocurriendo: un simple caso de mobbing político, porque desde la dirección nacional del Partido Popular se ha decidido promocionar a dedo a alguien con menos recursos, experiencia y posibilidades para triunfar en unas elecciones en Asturias, rechazando a alguien que tenía asegurado su triunfo en las encuestas. ¿Por qué?, pues sencillamente porque Francisco Álvarez Cascos no es ganado doméstico y conserva su independencia de criterio intacta, al igual que sus principios indemnes, una honestidad demostrada y una experiencia política envidiada. ¿Se imaginan ustedes que un equipo de segunda B rechazara la oferta de Cristiano Ronaldo o Messi para jugar en su club?. Pues eso es lo que ha ocurrido en el Partido Popular, que si ahora no es el mejor momento, que si estamos renovando la plantilla, que si pero no, que no queremos ascender, ni ganar partidos, porque en Asturias siempre hemos perdido y ya no tenemos costumbre de triunfar en unas elecciones y menudo trabajo que nos ocasionaría, que pereza.

La reacción de Cascos, que ante todo no desconoce quien es, ni sus virtudes, ni sus defectos, que ahora está más ilusionado porque en el fondo es un romántico y lo que quiere es regresar a casa y dejar Asturias a la altura que le corresponde; tras treinta años continuados de molicie política, porque ya no aspira al poder (eso ya lo tuvo) sino a la gloria. Quiere que un paisano de este país que es Asturias le diga, “Casquinos, que grande yes”, y reirse con él, cuando vea que en el pueblo donde vive al final llegan las cosas buenas de la civilización y se quedan fuera las malas, porque Cascos lo ha hecho posible.

Cascos quiere gestionar, administrar, construir un futuro mejor para Asturias y conoce a su gente, a sus paisanos (de país, concepto cultural y no político, que hay que explicarlo todo), y en Asturias ser paisano es tener palabra y mantenerla, por mucho que cambien las circunstancias, y quiere que los asturianos jóvenes no tengan que emigrar, que en Asturias mejore la natalidad, que es la última de las regiones europeas y se reduzca la tasa de dependencia, la mayor de Europa, con tres jubilados por cada dos trabajadores. "Cascos ye un paisano" se oye por el paisaje asturiano, con una profusión que dejaría sorprendido a todos los que no son de aquí, que aquí las noticias que nos importan no corren, vuelan.

Y estos cronistas de la realidad política, que parecen aficionados, no se dan cuenta de que quien es considerado un auténtico héroe para los asturianos, porque estuvo fuera, triunfó y regresa a casa, no puede permitir bajo ningún concepto que lo traten con desprecio, que lo humillen, que lo rechacen, porque, mira que son mastuerzos, no están rechazando al Cascos político, sino al Cascos más humano, al asturiano orgulloso, campechano, al “paisano” y con él a todos los asturianos, y eso en esta tierra es pecado, que si hieren a uno nos han herido a todos, y a Cascos le ha herido un gallego en Madrid, nada más y nada menos.

Mariano Rajoy, que hace mucho tiempo que dejo de ocuparse de estas cosas para pensar exclusivamente como su ambición, las continuas heridas en su orgullo, su menosprecio público, y su machacona denostación por los rivales (a los que desprecia en la intimidad), tanto en su partido como fuera de él, no podía permitir bajo ningún concepto que un Cascos triunfador, convertido en barón con mando en plaza, se interpusiera entre su posible próximo destino en La Moncloa, como indican las encuestas, que otra cosa será las urnas, sobretodo tras la galerna que se avecina para el crucero de recreo en que ha convertido a su partido.

Cascos, que es más listo que los ratones coloraos, ha jugado la baza que más nerviosos puede poner a los de la dirección nacional de su partido: la incertidumbre, que a diferencia de la gallega, en el caso asturiano es absolutamente reflexiva, impostada y socarrona. Como cuando alguien le pregunta a alguien algo que ya sabe, sólo para ver como se posiciona, eso también lo puede hacer un gallego, pero en un asturiano todavía es más ladino y sinuoso. Al asturiano no se le ve, tanto como al gallego, cuando juega a no jugar jugando, sin embargo todos los asturianos, hasta el de la aldea más remota comprende perfectamente lo que está haciendo Cascos y hasta aquí puedo leer.

Tanto es así, que algunos periodistas en su profunda incomprensión trasmontana han exclamado tras la última rueda de prensa. ¿Pero qué ha dicho?, si no ha dicho nada. ¿Se presenta o no se presenta?. ¿Va a fundar un partido regionalista, se va con otro partido, o se queda en su casa?. ¿Va a largar sobre el PP o va a quedarse callado?. ¿Cuenta con apoyos suficientes o simplemente se está columpiando?. Todas estas preguntas que desquician a los periodistas no asturianos, los asturianos ni se las plantean: todos saben que es lo que va a hacer Francisco Álvarez Cascos, que ahora mismo solo habla de recobrar el orgullo de ser asturiano, que mientras que a esto lo empujaron los suyos ahora será el último en abandonar y que sus seguidores no dejen de seguir utilizando el pico y la pala, que estamos de sextaferia.

Entonces Francisco, ¿qué vas a hacer?. Nada, estoy aquí, en Asturias a verlas venir. Y mientras Cascos se queda expectante, dejando a todos sus antiguos compañeros del PP al borde del infarto y a sus rivales del PSOE rezando para que no se presente, Cascos disfruta porque ahora el poder es suyo, la decisión es suya y todo comienza a moverse a su alrededor, porque los asturianos sabemos que Cascos está aquí, a verlas venir, que es lo mismo que decir que en este mundo traidor, nada es verdad, ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira....y dos huevos duros.

Creo que todo ha quedado suficientemente claro, recuerdo la agenda de Francisco Álvarez Cascos para mañana: RNE a las 8:00 horas, Onda Cero: 8:30 horas, entrevista con los lectores en El Mundo a las 12:00 horas, si hay tiempo igual hay otra rueda de prensa en Madrid, y las sorpresas que correspondan, que en Madrid Cascos es muy querido. Pues eso, a verlas venir... mientras todo se configura alrededor. ¿Ha dicho Cascos que va a presentarse? ¿Ha dicho que no va a presentarse?. ¿Y si triunfa en Asturias, sería capaz de expandir la operación al resto de España?. ¿Quién sabe? Y mientras otros no se sabe si suben o bajan..., igual se quedan hasta sin escalera. Y todo por no saber que ningún rival es despreciable y mucho menos si es asturiano y reclama a los suyos por haberle ofendido. Esto tiene mucho más de antropológico y cultural que de político, con el tiempo se verá.

Enrique Suárez

Plataforma de apoyo a Francisco Álvarez Cascos


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