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viernes, 7 de enero de 2011

Cascos va llegando


No hay más opciones, habrá que tomar partido. Por un lado tenemos el sistema organizado, conformado por los partidos políticos, las grandes corporaciones financieras, los medios de comunicación afines al poder (todos) y los propagandistas del régimen. Por otro lado tenemos a los ciudadanos aplastados por el poder en todas sus formas, las urnas y los recursos de la red.

El grado de manipulación de la información y propaganda jamás alcanzó niveles tan elevados en España, ni en la época de la censura franquista, porque entonces había que distinguir entre la verdad oficial y la verdad, pero hoy hay que decidirse entre todas las máscaras de la verdad, las mentiras, las intoxicaciones, con una censura por exceso, más que por defecto. Hoy todo el mundo opina, pero no todo el mundo tiene el mismo criterio para opinar. Si un profesional dice que algo no puede ser, surge un inepto que pregunta ¿por qué no?, gracias a que considera que la democracia permite que todo el mundo opine, algo que es cierto, pero dar una opinión no supone tener razón. Por eso discernir quien dice algo correcto de quien dice algo incorrecto es difícil, pero absolutamente imposible si se trata de política o economía.

Estamos en plena rebelión de las masas, como denunció Ortega y Gasset, en la que dos idiotas pueden quitarle la razón a un sabio si someten una cuestión a votación y se empeñan en denostar la opinión del que sabe. Así nos va, de la quiebra a la ruina y de la ruina a la quiebra. Hay ineptos que han sido elevados a la categoría de ministros, porque han demostrado que son fieles a sus partidos políticos y nada más. Hay directores de instituciones públicas sufragadas con el dinero de todos, guiadas por auténticos petardos que tienen por amigo a alguien poderoso. No puede salir bien de ninguna forma.

En la política se ha producio una selección negativa que favorece el parasitismo y la molicie, en la que los más depravados alcanzan los puestos más elevados y los más honestos se marchan aburridos, al ver que no se puede hacer nada para derrocar la dictadura de la ineptitud que está asolando país y ciudadanos.

Tenemos un Presidente del Gobierno que promete pleno empleo y consigue cinco millones de parados. ¿Cómo va a exigir a los ciudadaons de su país que funcionen las cosas si él es el peor de todos ellos?. Pero los medios de comunicación dicen que es la coyuntura internacional, con la misma placidez que en la época de Franco todos los males del país se atribuían a la pertinaz sequía. Y la gente traga, porque puede cambiar de canal en la televisión con el mando a distancia, para ver distintos cubos de basura, y considera que eso es ser libre, aunque no tenga trabajo, aunque cada día pague más impuestos y aunque tenga dificultades para comer todos los días, pensando además que sus hijos aún lo van a pasar peor.

Pero realmente quienes son los responsables de lo que está ocurriendo: evidentemente los políticos, que no saben gestionar, que no tienen ni puñetera idea de lo que deciden, pero que cobran cada mes como si supieran. ¿Quién va a exigirles nada con un Presidente de Gobierno que dice que no va a haber crisis y vamos a ser el país de Europa que más va a tardar en superarla?. Pero mañana habrá elecciones y todos sus crímenes contra la razón y el pueblo quedarán impunes, sin sanción alguna, por ese milagro de dejar pasar al siguiente.

¿Y quién es el siguiente?. Mariano Rajoy, que en el último episodio de su divagación pretende triunfar en las elecciones esperando a que el cadaver político de Zapatero pase por delante de su puerta, sin hacer nada más que haber permitido todo lo ocurrido. Por que si hoy estamos como estamos en España es gracias a lo que ha hecho Zapatero y a lo que le ha permitido hacer Mariano Rajoy.

¿Qué ocurrirá cuando Rajoy triunfe en las elecciones?, pues lo mismo que ha ocurrido con Zapatero, porque el sistema es el mismo y los representantes del PP actual están “zapaterizados”, abducidos por la ineptitud de sus rivales que los han arrastrado a su campo de juego, porque ese es el misterio de los triunfos electorales del PSOE: haber cambiado el tablero, jugar sin reglas, hacer lo que le dé la gana, y se piensan en el PP que van a ser capaces de triunfar en un escenario del que no controlan absolutamente nada, porque todo está controlado desde el poder por el PSOE, lo único que ganarán son las encuestas.

En esta clave de descomposición y putrefacción política es en la que se debe entender la baja de Cascos en el PP, porque viendo lo que está ocurriendo en la política española, desde la privilegiada atalaya de su experiencia política, ha pensado que este PP es como el Titanic, y da igual que pierda las elecciones que las gane, si las pierde malo porque nos hundirá el iceberg del PSOE, pero si las gana, igual de malo, porque nos hundirán, con absoluta seguridad, los jóvenes castores que rodean a Rajoy (al que le tienen tomada la medida y permanecerá en el poder hasta que lo retiren, cuando ellos lo decidan, mientras no diga, ni haga nada, como hasta ahora, seguirá arriba, pero como trate de moverse, abren la trampilla y se lo entregan a los tiburones para que se den un banquete).

En fin, en Asturias estamos de suerte, dentro de poco vamos a ser la envidia de todos los españoles, porque Francisco Álvarez Cascos va a cambiar la realidad de esta comunidad, desde el conocimiento, la experiencia y la eficacia. La verdad que nos lo merecemos, tras 30 años de gobierno del PPOE al alimón, los políticos asturianos se resisten, pero los habitantes de esta tierra milenaria sabemos lo que nos jugamos, por eso en la primera encuesta que se ha hecho, sin siquiera haber formado un partido político nuevo, Cascos resultaría triunfador en las elecciones. Es la hora de Asturias, ya era hora. Su ideología: lo mejor para Asturias. Su garantía: él mismo. Sus recursos: todos los asturianos, hartos de lo que hay. Gana seguro.

Enrique Suárez

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