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domingo, 27 de febrero de 2011

Del Puñaín al Congresón. Foro Asturias convoca el congreso político más numeroso en la historia de España


Hace prácticamente un mes no existía nada de lo que hoy existe en la política asturiana, me refiero a Foro Asturias, por supuesto, el partido de Francisco Álvarez Cascos, que en este tiempo ha logrado que 6987 asturianos se afilien a su proyecto, lo que supone una media de 350 miembros por día laborable, en tan solo 20 días casi 7000 asturianos están con Foro Asturias y Francisco Álvarez Cascos.

Atrás quedan las actitudes soberbias de los detractores, como la de la candidata del PP, Isabel Pérez Espinosa, que dijo en su día, que los que abandonarán el PP tras las huellas de Francisco Álvarez Cascos serían “un puñaín, un puñaín muy pequeño”, seguramente que hoy ha cambiado de opinión, cuando ha visto que en numerosas corporaciones y la Junta General del Principado se han producido fugas masivas de cargos electos, así como de numerosos militantes de su partido, que no se conforman con el amparo de las siglas que tanto le satisface. Esteban González Pons, en su visita a Asturias llegó a amenazar a los asturianos de que no participarían del apoyo estatal si no votaban al PP o al PSOE, pero alcanzó el mayor de los ridículos cuando se atrevió a decir que el PP pactaría antes con el PSOE que con Foro Asturias, en caso de que lo necesitara para gobernar.

También la expuesta por Javier Fernández, candidato del PSOE, en una deleznable campaña de desprestigio, acusa a Francisco Álvarez Cascos de tener “una lamentable concepción de la política, acusándole de grandonismo "aún no ha constituido un partido político y ya demuestra que es de esa gente que piensa que el tremendismo proporciona buenos resultados electorales", e incluso diciendo que “lo prefiere como rival porque suscita en el electorado de izquierdas un absoluto rechazo, que incluso desata odios políticos que movilizarían a sus votantes; aunque desde el PSOE también se ha tratado de denigrar a Foro Asturias, “por su aroma de derecha dura”, incluso hasta inducir con hipocresía y de forma socarrona a que Cascos se atreviera a presentarse a las elecciones.

Francisco Álvarez Cascos, sin inmutarse, sigue adelante sin entrar en grandes conflictos con sus adversarios políticos, mostrando en todo momento su civismo y excelencia política, algo que delata que son ellos los que tienen que mostrar si cuentan con el apoyo de los asturianos. El candidato in pectore de Foro Asturias a la Presidencia del Principado está realizando una campaña muy grata a los asturianos que va visitando en sus localidades para traerles la buena nueva de su proyecto de futuro, que requiere recobrar el orgullo de ser asturianos. Por ahora ya ha recorrido más de 15 concejos de los 78 que conforman Asturias y en todos ha tenido una acogida entusiasta con asistencia de varios cientos de vecinos.

Como el Rey Pelayo dijo en su día, los asturianos rehusamos doblegarnos, en esta ocasión, a la connivencia de los grandes partidos que han llevado la comunidad a la situación social, política y económica más precaria de su historia reciente.

El proyecto de Francisco Álvarez Cascos y Foro Asturias promete convertirse en una auténtica epopeya, en primer lugar porque pocos políticos lograrían en España llevar a su afiliación en estos tiempos a 7000 ciudadanos en tan solo un mes. El próximo sábado 5 de marzo se celebrará en la localidad de Pruvia, en el centro de Asturias el primer congreso de la formación política que con toda probabilidad nombrará a Francisco Álvarez Cascos como su candidato a la Presidencia del Principado de Asturias. El hecho en sí, en tan solo un mes, es un éxito político sin precedentes, pero lo que resulta extraordinariamente asombroso y digno de reseña es que al I Congreso de Foro Asturias está convocado el mayor número de asistentes en la historia política española de la democracia reciente. Ningún partido político nacional realizó jamás una convocatoria como la que se ha hecho de Foro Asturias, en la que todos sus miembros están convocados para la elección directa de su Presidente y candidato a las elecciones autonómicas del próximo mes de mayo.

El congreso más numeroso del que se tiene constancia fue el 37 Congreso del PSOE del año 2008, en el que estaba prevista la asistencia de más de 5.000 personas, contando con invitados y periodistas, con un rango nacional. Al Congreso de Foro Asturias están convocados 6987 militantes más periodistas e invitados, exclusivamente en el ámbito de la comunidad asturiana que tiene poco más de un millón de habitantes. Y eso que somos tan solo poco más del 2 % de la población española (en una estimación proporcional de rango nacional, equivaldría ¡a más de 300.000 miembros!).

Jamás en la historia de España, y posiblemente de Europa, un partido político había convocado tantos afiliados a un Congreso, así que del puñaín hemos pasado directamente al Congresón, tan solo en un mes. Lo que nos muestra que cuando un político sintoniza con los ciudadanos es capaz de alcanzar los mayores logros. Y esto sin la ayuda que reciben los rivales de la inmensa mayoría de los medios de comunicación de la comunidad asturiana, siempre dispuestos a bailarle el agua a los partidos que están en el poder.

¿Alguien alberga alguna duda sobre que lo que está ocurriendo en Asturias con Francisco Álvarez Cascos y Foro Asturias alcanza rango de hazaña y epopeya?. La última cruzada por recobrar el civismo y la responsabilidad política se avecina....los asturianos lo sabemos.

Enrique Suárez

Profetas e impostores


Si los conceptos no están claros no se pueden hacer teorías consistentes y posiblemente ese sea el principal problema epistemológico de la política española actual. La ignorancia de los políticos que nos representan es ofensiva, una auténtica infamia para el sentido común y la inteligencia de los ciudadanos.

La sociedad de masas, la eclosión mediática, la decadencia intelectual y el burka del talante, han conducido a muchos compatriotas a la extraña conclusión de que son libres porque pueden cambiar de canal de televisión con el mando a distancia, o porque pueden hablar, en tiempo real, con un taiwanés o taiwanesa desde Villaconejos por el Messenger. Otra cosa es el paro, la deuda, el déficit y la cochambre en la representación pública.

La impostura en política se manifiesta en nuestro país más que en ninguna otra profesión , donde hay gente como Basagoiti, González Pons o Pérez-Espinosa que se han convertido en socialistas de palabra y discurso, para arengar a los ciudadanos contra la epopeya de Francisco Alvarez Cascos que se avecina. Las siglas son más importantes que las personas, las organizaciones son más importantes que los personalismos, y alguna otra tontería que no encaja en un partido que no sea socialista, porque defender algo por encima de las personas, que no sea la justicia, representa la insidia de la memez, que es la más perniciosa de todas. Que ceguera más enorme la de los iluminados por las alas de la gaviota, antaño de la libertad.

Las personas son siempre el sujeto de la política, las personas diferenciadas, con identidad propia, que respetan las instituciones y deben ser respetadas por ellas. Un político es igual que un ciudadano, no se puede elevar a los políticos a costa de demoler a los ciudadanos. La sociedad de masas no es una entidad amorfa, sino un agregado de personas con identidad, libertad, responsabilidad, derechos y deberes. La trampa postmodernista de la deshumanización de la política (y por ende, de la ciudadanía), es la mejor forma de eludir responsabilidades ante los electores, porque si algo indeseable ocurre, la responsabilidad será de los clones que se reproducen en las organizaciones, no de fulano o mengano. ¡Qué barbaridad!

La proeza de Alvarez Cascos es humanizar de nuevo la realidad política, algo parecido a lo ocurrido en el Renacimiento con el arte y la cultura, o en el Romanticismo con las personas. Los políticos españoles actuales se han hecho un zumo con la colección de ciudadanos que formamos este país, para extraer el valor añadido de la sociedad de masas. Las legislaciones impuestas remedan a las establecidas en la Unión Soviética, en las que desde un Comité Central se establecían los límites de la realidad, algo que termina asfixiando la libertad, y consecuentemente la vida. Aquí nos ponen la vida a 110, por nuestro bien, y se quedan tan frescos.

Cascos ha hablado de cruzada en Cangas de Onís, de recobrar los valores humanos, del civismo, de la “areté” política, los códigos de conducta que aseguran la nobleza de actitudes en quienes representan a los demás, pero al mismo tiempo su discurso se establece contra los charlatanes, contra los impostores, contra los trepas, contra los sinvergüenzas que aspiran a representar a los demás sin reunir méritos para ello, sin ofrecer nada, porque nada pueden ofrecer, al bienestar de los demás, más que su intención de alzarse en privilegios que no les corresponde, expoliando a sus prójimos.

Alvarez Cascos nos habla de la impostura de los que viven de la política, no de los que viven para la política, de los buscavidas en comparación con los estadistas, que piensan en términos de generaciones y no de salvar su culo en el instante dejando la deuda de sus errores a sus descendientes, en un acto de mendacidad que alcanza cotas de genocidio saturnino.

Claro que es tiempo de profetas, no de charlatanes, Alvarez Cascos lo sabe, por eso nos habla a los asturianos como Moisés habló a su pueblo de una Tierra Prometida, en esta ocasión más allá en el tiempo, a partir del próximo 22 de mayo, por eso nos induce a un éxodo para abandonar la mezquindad y decadencia política en la que nos encontramos, para dejar atrás la esclavitud, el expolio, y el despojo al que nos someten los que nos representan mal en su propio interés y beneficio.

Que magnífica alegoría primaveral para Asturias. Moisés, el profeta de las grandes religiones monoteístas (las ideologías se han convertido en creencias), salvando a su pueblo de los mezquinos que se aprovechan de él. Decía Mircea Eliade que la historia humana siempre se acaba reproduciendo en el mito del eterno retorno, la historia de la humanidad se reedita sin fin, porque los seres humanos somos siempre humanos, por mucho grado de sofisticación tecnológica o cultural que nos acompañe en el contexto. Tal vez tenga razón.

Moisés comprendió el mensaje de una zarza que le nombró, que le concedió significado, tal vez Cascos haya sentido la misma llamada en su interior al contemplar el enzarzado escenario de la política española , para emprender la de liberación de su pueblo asturiano oprimido por una legión de impostores que se arremolinan ante el duerno del despropósito incoercible.

Moisés recibió las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí, que analogía magnífica cuando nos habla de recobrar la civilidad política, de civilizar a los representantes públicos sometiéndoles, como al resto de los ciudadanos, al imperio de la Ley. Cuando Moisés descendió de las alturas del Monte Sinaí, (algo que recuerda el descenso de Cascos desde las cumbres de la política de Génova, tras haber sido todo en su partido) , se encontró a su pueblo adorando el becerro de oro por influencia de los que solo querían extraer lo material de la existencia, aunque fuera en perjuicio de sus semejantes. Los que lideraban la plutocracia fueron eliminados, como serán apartados de la vida pública todos los corruptos e impostores en un futuro próximo.

Por último, Moisés guió a su pueblo hacia la Tierra Prometida atravesando el Mar Rojo (que extraña coincidencia, si se compara con el espacio público en España) , para lo que fue necesario abrir un paso entre sus aguas dejándolas a izquierda y derecha, haciendo un camino de centro que permitiera el paso de su pueblo hacia el futuro. Los hebreos de aquella generación (Cascos ya tiene siete mil seguidores oficiales en Foro Asturias) vagaron cuarenta años por el desierto, muchos no llegaron a la Tierra Prometida, pero lo hicieron sus hijos, una generación libre que cambió el curso de la historia.

Moisés jamás llegó a la Tierra Prometida, ni muchos de los que lo acompañaron, pero sí lo hicieron sus descendientes que jamás volvieron a perder su identidad y han luchado con denuedo durante milenios por mantener su libertad. Claro que estamos en tiempos de profecía, de profecía autocumplida, de las profecías que son sueños que se acaban convirtiendo en realidad.

Esto es lo que nunca podrán comprender los que consideran que las siglas, las organizaciones, o las entelequias sociales son más importantes que las personas, que los seres humanos libres y sus proezas, cuando se proponen trascender.

Enrique Suárez

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