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domingo, 6 de marzo de 2011

El general en su laberinto

Melendi canta a Asturias

Ayer se celebró en Asturias una fiesta popular, 6957 asturianos y asturianas estaban convocados al congreso constituyente de Foro Asturias para elegir a su Presidente y sus órganos de dirección; al final de la tarde, Francisco Álvarez Cascos fue elegido Presidente de Foro Asturias, por más de 3059 votos y la candidatura que le apoyaba, que era la plataforma promotora ampliada más representantes de diversos municipios de Asturias, “su candidatura”, con él.

Se equivocaron aquellos que pensaron que este congreso era el que vendría a redimir la partitocracia española de las carencias de democracia interna que padece, sin embargo, algo se ha avanzado: la elección directa por parte de los afiliados de los órganos de dirección, la presencia de una primarias aún indefinidas, la elección de candidatos y listas locales de forma democrática, la limitación de mandatos que se incorporaron a los Estatutos son algunos avances democráticos que se añadirán a la organización del partido, por voluntad de la asamblea, superando modelos anteriores.

No obstante, el objetivo del Congreso se cumplió con creces, al considerar que su principal motivo era la legitimación política de Francisco Álvarez Cascos (en su día rechazado y deslegitimado para representar Asturias por la cúpula del partido que le debe sus mayores éxitos, el PP, tras su deriva incierta hacia el diseño electoral) para defender los intereses de los asturianos y asturianas en las elecciones autonómicas y municipales del próximo 22 de mayo. Cascos, efectivamente, sí tiene “demos” en Asturias, a la que representará de forma legítima y responsable en la política comunitaria a partir de ahora.

Por delante quedan los trabajos de Hércules, organizar una formación política que triunfe en las elecciones en tan solo 76 días, enfrentándose a los partidos representados en la Junta, el PSOE en el poder y el PP en la oposición, pero también a sus alianzas y connivencias, a los medios de comunicación que favorecen al poder, a la carencia de recursos económicos, a la organización de sus fuerzas humanas desconociendo personalmente a la inmensa mayoría de los afiliados, su vida, obra y potencialidades. El mejor organizador político de la historia reciente de España tiene ante sí un reto memorable, lograr en dos meses y medio un equipo triunfador, tanto en la comunidad asturiana, como en la mayoría de los municipios. Supongo que a partir mañana se decretará la ley marcial en Foro Asturias, al igual que se hizo en el Principado el 9 de mayo de 1808, ante la invasión napoleónica.

Como recuerda esta historia a lo acontecido en Asturias hace 200 años, con un Jovellanos que había organizado el Estado en su cabeza, que quería sacar Asturias de la pobreza y la miseria por medio de la invención de la cultura, pero aquel objetivo se interrumpió en aquella ocasión porque hubo que enfrentarse al invasor francés y al mismo tiempo establecer la primera urdimbre de la nación política española en las lejanas tierras de Cádiz con Argüelles, Toreno, Florez Estrada entre sus principales muñidores, o la soberanía nacional que tuvo que ser extraída años más tarde por el General Riego a punta de espada, algo que le costó la vida tres años después, cuando el Rey felón lo mandó colgar en la Plaza de la Cebada madrileña y vino la década ominosa.

Francisco Álvarez Cascos se ha convertido a sí mismo en el general en su laberinto. Sabe que todo su acervo y experiencia no servirá de nada si no es capaz de organizar su ejército a su manera para conquistar el triunfo político, como Julio Cesar, Washington o Napoleón. Su hoja de ruta está trazada por los caminos que pergeñó otro ilustre asturiano, Melquiades Álvarez, hace un siglo, con la creación de su partido reformista al que pertenecieron Manuel Azaña y José Ortega y Gasset, que también fue asesinado por defender la democracia y la libertad.

Demasiado trabajo para un hombre solo, aunque ese hombre sea Francisco Álvarez Cascos, algunos no entenderán mis palabras, cuando digo que ante esa tarea hercúlea que se ha propuesto este excelente político, cuyo único objetivo es devolver al pueblo asturiano su dignidad perdida, lo único que podemos hacer los asturianos que estamos a su lado, en Foro Asturias, es decir bien alto y claro: ¡A tus órdenes Presidente!, porque estoy seguro de que la historia distinguirá a los que supieron elegir entre la liberación a sus órdenes y los laudatorios a la democracia, en la ocasíón perentoria que nos ofrecen los tiempos, ante el desolador panorama en el nos han instalado los representantes políticos que detentan el poder en Asturias.

Sensatez obliga, ¡ahora o nunca!.

Enrique Suárez

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