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martes, 24 de mayo de 2011

El plumero de Rubalcaba


En el PP siguen sin entender nada y a este paso perderán las Elecciones Generales. Tras la euforia electoral vendrá el balance sosegado de resultados, a pesar de la victoria sin precedentes del Partido de Mariano Rajoy, más por el hartazgo de la colección de errores y extravagancias del ínclito de La Moncloa y la legión de ineptos que le acompañan, que por ofrecer alternativas coherentes, el PP necesita hacer cuanto antes una revolución interior, porque de no hacerla perderá las elecciones generales. Al contrario de lo que piensan algunos eufóricos apoltronados en el partido de la gaviota, los españoles han votado por el PP, porque no tenían otra alternativa.

Los resultados electorales no pueden ocultar, de ninguna forma, que si Zapatero ha obtenido en sus horas más bajas, en plena debacle de su partido, con cinco millones de parados y la quiebra técnica del Estado, una valoración por parte de los electores de 3,45, el triunfante Mariano Rajoy sólo ha obtenido una valoración de 3,46; quiere eso decir que el líder del PP obtendría peores resultados que los obtenidos por sus barones y munícipes, pero es que además, con la que está cayendo si se proyectan los resultados de las municipales, el PP aún estaría lejos de la mayoría absoluta, con los 164 diputados que le concede la proyección realizada por El País. Cierto es que el PSOE obtendría tan solo 119 diputados con la misma proyección, pero la fragmentación en pequeños partidos que se anuncia en España nos lleva a una situación que se ausenta de las hegemonías políticas.

En el PP no entienden lo que está ocurriendo en este país, que si ha iniciado el varapalo a los políticos por el PSOE que se ha dedicado a imponer su voluntad a los ciudadanos con criterios totalitarios y sectarios, continuará sin duda por el PP de Mariano Rajoy, que se ha socializado demasiado en los últimos tiempos, en el ánimo de abandonar para siempre su estigmatización conservadora, la etiqueta inhóspita de ser un partido de derechas.

La Moncloa se aleja

No creo que Rajoy llegue a ser presidente del Gobierno y menos con las cuotas de poder que han alcanzado sus barones. Hace meses predije que la errónea decisión de apartar a Francisco Álvarez Cascos de su candidatura al Principado de Asturias, que reclamaban las bases del PP asturiano, sería el comienzo de su agonía política. A un político se le puede perdonar casi todo, ahí tenemos a Zapatero que todavía sigue siendo Presidente del Gobierno y se atreve a salir en la televisión diciendo que el PSOE va a reflexionar, menos una cosa: la negligencia temeraria. Zapatero es un iluminado y España ya lo ha descontado, pero Rajoy, desde su tancredismo expectante no ofrece garantías en la resolución de los problemas que tenemos, ni seguridad, ni confianza, vamos, no es el Aznar de 1996 ni de lejos, ni la Esperanza Aguirre de 2011.

Siempre he pensado que cuando Zapatero, al fin, se vaya, arrastrará a Rajoy con él, porque si el primero es responsable de lo que acontece en España por acción, el segundo lo es por omisión. Ambos son responsables de lo ocurrido, uno por gobernar mal y otro por opositar mal. Y Españá no está para experimentos

Si el PP no inicia cuanto antes una revolución interna, ahora que está en buenas condiciones de hacerlo tras el éxito electoral, posiblemente no triunfe en las elecciones generales que se anticiparán o se celebrarán el próximo año. Zapatero sigue una estrategia sinuosa relacionada con la legalización de Bildu, como ha expuesto Janario, uno de los fundadores de Ciudadanos en la Red. En La Moncloa no ignoraban que la sentencia política y progresista del Tribunal Constitucional en contra de la sentencia jurídica y racional del Tribunal Supremo les traería una quiebra en sus resultados electorales, pero también allanaría el camino al próximo candidato del PSOE, Rubalcaba o quien sea, si logra permitiendo la entrada de ETA en las instituciones, que ETA abandone la lucha armada definitivamente e inicie su disolución. El canto del faisán está servido.

El Presidente Rodríguez Zapatero ha entregado este país a los nacionalistas, convirtiendo al PSOE, un partido federalista, al nacionalismo. Ha promovido un estatuto catalán inconstitucional, ha legalizado la presencia de ETA en las instituciones, ha fomentado “las explosiones populares” de la oclocracia más pergrina, como el movimiento 15-M. Ha llevado al paro a más de 2 millones y medio de personas (actualmente cinco millones de españoles están en el paro), no ha realizado las reformas económicas y laborales exigidas por Europa y la economía española es un agujero negro de endeudamiento y empobrecimiento de la ciudadanía, con las subidas de impuestos reiteradas y las restricciones salariales. Ha apoyado todas las demandas sindicales, y ha creado pesebres públicos por todas partes.

El PP necesita una brújula política

Mariano Rajoy y su equipo de jóvenes castores de la dirección del PP no se enteran de nada, cegados por el resplandor del poder alcanzado que atesoran como Smeagol , el personaje de El Señor de los Anillos, que disfutaba con su resplandeciente amuleto. El PSOE ha perdido las elecciones autonómicas y municipales, tras haber asfixiado a los españoles, con la intención de que el PP se queme con la crisis. El estado autonómico es inviable, las políticas sociales son insostenibles, los cinco millones de parados son un volcan a punto de entrar en erupción, y lo de democracia real ya!, es un ensayo de su capacidad de agitación y propaganda, para perfeccionar la calle como un arma contra la democracia.

Dentro de unos meses el PP acabará siendo responsable de la crisis que el PSOE ha creado y no resuelto, preparando el escenario del resurgimiento electoral del socialismo en las elecciones generales, tras haber entonado el mea culpa en un proceso de refundación interno del partido y realizando un proceso de expiación público de sus errores, siempre por el bien de la sociedad, con la inmolación política de algunos gerifaltes del partido, en un proceso de simulación democrático, real como la vida misma.

Mientras, el Gran Jefe Rubalcaba desaparece de la escena del fracaso del PSOE, dispuesto a convertirse en el líder que este país necesita para salvarse de sus enemigos, es decir, ETA, el PP, las muchedumbres despojadas, la confrontación violenta, la banca inmisericorde, los empresarios explotadores y la crisis que nos asola. Dispuesto a heredar el fracaso de Zapatero en nuestra salvación, porque realmente no tenía suficiente carácter y era demasiado bueno. Todavía veremos a Rajoy dando explicaciones de los errores del PSOE como si el PP fuera el que los hubiera cometido. Al tiempo. El canto del faisán está servido, a Rubalcaba, el Gran Jefe, se le ve el plumero.

Enrique Suárez

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