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viernes, 12 de agosto de 2011

Foro Asturias, un partido de corte norteamericano


"Generalmente se puede señalar que mientras más un gobierno se parezca a una democracia pura, más abundan en él el desorden y la confusión".

Zephaniah Swift, Autor del Primer Texto Legal de los Estados Unidos


Tras la victoria en las Elecciones Autonómicas del 22 de mayo, el partido de Francisco Álvarez Cascos ha alcanzado el gobierno por mayoría simple. Tres semanas después de su proclamación en la Junta General del Principado, se ha formado un Gobierno fundamentalmente técnico, que recuerda el modelo presidencialista de los Estados Unidos, donde no hay ministros, sino secretarios del Presidente, repartidos por áreas de trabajo. En Europa, el modelo semipresidencialista francés sería el más próximo, aunque en este caso si hay ministros, con mayor autonomía en la gestión.

Sin duda es algo novedoso en la democracia española, acostumbrada al jacobinismo socialista y conservador, pero posiblemente sea una idea excelente, pues en este modelo el origen del gobierno es democrático, pero su funcionamiento se rige más por la ley o por las normativas correspondientes, que por la variable opinión pública y mediática, siempre sometida a manipulación en los tiempos actuales.

Las directrices que están guiando el Gobierno de Cascos, son precisamente las establecidas de antemano en los criterios de la buena Gobernanza europea, que fueron promovidas por la Comisión en un libro blanco publicado en el año 2001. Los cuatro objetivos destacados por el mismo son los siguientes: implicar más a los ciudadanos, definir políticas y legislaciones más eficaces, comprometerse en el debate sobre la gobernanza mundial y, finalmente, centrar las políticas y las instituciones en objetivos claros.

La política de Cascos, fundamentalmente gira alrededor de la creación de un Gobierno eficaz y eficiente, que gobierne prioritariamente con el objetivo de remotar la crisis económica e institucional existente en el Principado de Asturias. Donde queda pendiente el juicio por corrupción del Gobierno del PSOE saliente, que interesa a la Consejería de Educación, pero también a otras áreas de gobierno. Pero también dónde se ha encontrado una deuda oculta de 211 millones que tratan de negar desde el gobierno saliente, formado por el PSOE-IU y con unas arcas, en las que se ha producido un incremento de gasto de más del 50 % en el primer trimestre de 2011, lo que ha recortado las posibilidades e iniciativas en las decisiones gubernamentales. Un pesado lastre que debe arrastrar el actual Gobierno del Principado, formado en mayoría simple con el apoyo de 16 diputados de la Junta General, frente a una oposición de 29 diputados (15 PSOE, 10 PP y 4 IU).

Tras el Gobierno, el partido

Foro Asturias es una formación política con siete meses de existencia, que además de gobernar en minoría en el Principado, ha obtenido 158 concejales, nueve alcaldías (entre ellas la de Gijón, la ciudad con más población del Principado) y al que pertenecen actualmente 11.000 afiliados.

Foro Asturias celebró su congreso fundacional el pasado 5 de marzo, en el que Francisco Álvarez Cascos fue elegido Presidente del partido por mayoría hegemónica. Se aprobó el código ético, se presentaron los estatutos y se realizaron enmiendas, entre otras la de celebración de elecciones primarias para la formación de comités locales y autonómicos. Siguiendo el modelo presidencialista norteamericano, Cascos designó a la ejecutiva del partido, que le acompañaría en su andadura, a su equipo de apoyo político.

Al ser un partido de nueva creación con características distintivas sobre las formaciones política existentes actualmente en España, que están siendo criticadas sin descanso por la población civil por su excesiva concentración de poder, el modelo de partido establecido en Foro Asturias genera tensión manifiesta en los adversarios y posiblemente, incomprensiones en buena parte de los propios miembros de Foro Asturias.

Por eso es más fácil comprender la evolución de Foro Asturias si se mira a la organización política existente en los partidos de los Estados Unidos, que en otros partidos españoles, como se colige de las palabras de Cascos, Foro Asturias está formado por “indignados cívicos” que quieren “soluciones institucionales” y rigor en el hacer político, exigentes con sus representantes públicos, al tiempo que responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos y una orientación hacia la realidad en la que viven los ciudadanos y no hacia las manías particulares de los gobernantes de turno. La legitimación proviene de la democracia, pero la legalidad del cumplimiento de la ley. La democracia sin ley es demagogia, pero la ley sin democracia es despotismo.

El modelo seguido por Alvarez Cascos es absolutamente democrático y racional, aunque inusual en la política española. No se trata de un diseño improvisado, sino de un modelo que proviene de la reflexión profunda y la situación política coyuntural que atravesamos actualmente en España, con una crisis económica sin precedentes. Es un modelo políticamente blindado para resistir en tiempos difíciles.

Ante los próximos comicios la movilización en Asturias puede llegar a ser absolutamente revolucionaria, si al tiempo que se aborda la campaña de las elecciones generales, se abre el melón de las elecciones internas dentro del partido, con las primarias de corte norteamericano que Cascos ofreció en el Congreso fundacional del pasado 5 de marzo. La democracia es el revulsivo que Foro Asturias necesita en estos momentos, como dijo Lord Acton en su día, los problemas de la democracia, se resuelven con más democracia.

Para lograr el grupo parlamentario propio en el Congreso de Diputados se necesitan 5 diputados y aproximadamente 350.000 votos, o algo más, exactamente el doble de los obtenidos por Foro Asturias el pasado 22 de mayo. Desde mi criterio, teniendo en cuenta que siendo las elecciones en octubre o noviembre, no se verán todavía los resultados del Gobierno de Asturias en la sociedad asturiana, y acaso, sí se verán algunas medidas impopulares, para poder salir adelante con el lastre dejado por el gobierno saliente, sólo un revulsivo como la movilización total del partido en un proceso concurrente de elecciones internas y campañas para las Generales, puede permitir alcanzar los objetivos previstos.

La alternativa de dejar a la inercia política el curso de la campaña, puede resultar catastrófica, porque si se obtuvieran unos resultados similares a los obtenidos en las elecciones del 22 de mayo, a los partidos de la oposición les faltaría tiempo para organizar una moción de censura y desplazar del gobierno a Foro Asturias; sin embargo, obteniendo grupo parlamentario propio, Asturias tendría sin duda un papel importante en la política española, lo que repercutiría, sin duda, en una evolución positiva para el futuro de esta tierra. Sin abrir Foro Asturias a la democracia plena de forma inmediata, dudo mucho que se alcancen unos buenos resultados electorales, así que cuando no hay alternativa sólo se puede elegir el único camino existente.

Ciertamente, un buen gobierno no proviene habitualmente de una democracia pura, eso es algo que Alvarez Cascos conocía perfectamente, cuando democráticamente fue elegido para cumplir con su cometido; pero sin democracia viva que lo sostenga de forma permanente, no se puede mantener durante mucho tiempo, aunque sea el mejor de los gobiernos, porque acabará decayendo la confianza de sus seguidores, tanto afiliados, como votantes.

Hay distintas formas de gobernar, la ofrecida por Maquiavelo: "gobernar es hacer creer", seguida absolutamente por los gobiernos del PSOE de Zapatero y la oferta electoral del PP de Mariano Rajoy; pero también está la ofrecida por Norberto Bobbio: "Buen gobierno es aquél en el cual los gobernantes son buenos porque gobiernan respetando las leyes o es aquél en el cual hay leyes buenas porque los gobernantes son sabios”. Entre ambas hay un abismo, en el que deambulan los electores, a un lado la propaganda y al otro la necesidad. Alvarez Cascos ha elegido no seguir los pasos de Maquiavelo, y eso ya es un enorme avance para la democracia española, es el primer político español en activo que ha decidido mantener la coherencia entre sus palabras y sus hechos.

Enrique Suárez

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