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jueves, 15 de diciembre de 2011

Curso Rápido de Estrategias Defensivas (CRED)... en manipulación mediática



“La propaganda es en una democracia lo mismo que la coerción en el totalitarismo” Noam Chomsky

Los tiempos aconsejan estar preparado para afrontar los problemas que nos acechan en la sociedad actual, quizás uno de los más perniciosos sea la manipulación mediática; basado en las enseñanzas de Noam Chomsky, comenzamos la sección de cursos CRED (Curso rápido en estrategias defensivas), en esta ocasión dedicado a la manipulación mediática. A continuación les ofrecemos un decálogo, las diez tácticas de persuasión más frecuentes, utilizadas con la finalidad de “lavarnos el cerebro” desde los medios de comunicación de masas.


Distracción

Una de las formas más frecuentes de manipulación de la opinión pública consiste en DISTRAER SU ATENCIÓN, por medio de diversas técnicas, entre las más habituales se encuentra EL DILUVIO, que consiste en la inundación con información intrascendente pero atractiva, que concita su atención. La atención no se puede fraccionar, si se atiende una cosa, no se puede atender otra. Por tanto si el tiempo de atención de la opinión pública se ocupa con “ruido” e inanidad, no se ocupa de los temas que realmente son importantes para sus vidas, sin materiales para la reflexión, sin tiempo para pensar, induciendo paulatinamente el adoctrinamiento en el adocenamiento, que es una forma artera de imbuir a los seres humanos en la desesperanza y la frustración, sin saber realmente lo que está ocurriendo en sus vidas, ni a su alrededor.

Crear problemas para después ofrecer soluciones

También denominado como proceso de “PROBLEMA-REACCIÓN-SOLUCIÓN”. Se crea un problema, una situación que previsiblemente cause una reacción en la opinión pública, a fin de que esta sea la demandante de las medidas que se desean que sean aceptadas: dejar que se incremente la violencia urbana, organizar atentados terroristas, con el fin de que la opinión pública demande medidas política y legislaciones en perjuicio de la libertad. También se puede forzar una crisis económica con el fin de que la opinión pública acepte y asuma el retroceso en los derechos y en su bienestar como un mal necesario e inevitable, en evitación de supuestos perjuicios mayores.

Gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. De esa forma se van implantado, por ejemplo, condiciones socioeconómicas inde-seadas: legislaciones regresivas, precariedad laboral, incremento en el desempleo, disminución de los salarios, subida de impuestos, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

El mal diferido

Una forma de imponer una decisión impopular es diferirla en el tiempo, evitando su vigencia inmediata (ejemplo: el retraso de la edad de jubilación). Es más fácil aceptar un sacrificio en el futuro que en el presente, porque “diferir el sacrificio” crea la vana esperanza de que llegado el momento de su implantación, resulte innecesario. Esto permite que la opinión pública se adapte gradualmente al cambio y lo acepte de forma mucho más resignada.

Mensajes infantiles

Una de las estrategias más utilizadas por los manipuladores de la comunicación es presentar sus mensajes en formatos adecuados para la comprensión de un niño de doce años, aquellos que un niño de doce años puedan comprender. Pero para ser realmente útiles debe parecer que contienen un mensaje relevante, que no está al alcance de todo el mundo. Por ejemplo: motivos para creer.

Emocionar

En los mensajes de propaganda se utiliza con más frecuencia el so-porte apoyado en las emociones que en las reflexiones. Considerar verdugos de las esperanzas de la mayoría a los rivales, siendo los propios los únicos que se ocupan de los auténticos problemas que se deben resolver. Estimular los bajos instintos siempre ha sido muy rentable para la propaganda, apelando a las emociones comunes y compartidas por la inmensa mayoría.

Cultivar la ignorancia y la mediocridad

Un buen ciudadano es aquel que se comporta como demandan los intereses de los que aspiran a representarle. Aquel que acude a las urnas y vota, para que el sistema se siga reproduciendo. El mal ciu-dadano es aquel que se abstiene en las elecciones, protesta o se rebela, aquel que denuncia la tomadura de pelo a que la opinión pública es sometida por los manipuladores de la comunicación. Lo que dice la prensa es sagrado, ¿cómo iban a mentir los medios de comunicación si representan la libertad de expresión?

Promover la estupidez

Los propagandistas crean la moda de que ser estúpido es algo normal, toda la gente es estúpida, incluso, ser estúpido y manifestarlo públicamente es un acto de liberación humana contra aquellos que tratan de imponer su tiranía de conocimiento. El mensaje es claro: sé libre, no tengas criterio propio, no lo necesitas. Lo vulgar es lo popular, la incultura es un derecho, la ignorancia una bandera de aquellos que se rebelan contra los “listos”.

Inducir la culpabilidad

Es necesario apelar a la conciencia de la gente, para colocar un buen mensaje manipulador. Hay que “criminalizar” a los ciudadanos de las cosas que ocurren, si las cosas van mal, es que algo habrán hecho, porque el poder, representado en el Estado y los políticos es infalible.
Si sube el paro es que la gente no quiere trabajar, si suben los impuestos es que la gente no sabe ahorrar, si suben los servicios es que la gente consume demasiado, si hay accidentes de tráfico es que la gente no conduce bien. Ejemplo: no podemos conducir por ti.

Mentir, que todo se olvida

Vivimos en una época cargada de información, algo que es aprove-chado por los manipuladores de la comunicación para urdir sus men-sajes con mentiras, que no puedan demostrarse hasta que haya pa-sado el tiempo, y cuando el tiempo ha pasado dejan de tener vigen-cia. Mentir reiteradamente puede construir una “verdad”, tanto si aparece la misma mentira en muchos medios o se repite a lo largo del tiempo. Ejemplo: no hay crisis, hasta que la hubo, pero eso sirvió para que un presidente español triunfara en unas elecciones, gobernara durante cuatro años, hundiera un país, y nadie, todavía, se haya atrevido a pedirle explicaciones. ¿Por qué?, pues sencillamente porque lo importante es que “la mentira” continúe, ¿cómo se va a denostar lo que da de comer a tanta gente de una forma tan sencilla, con enormes privilegios, mientras los demás cada día vamos teniendo más problemas para sobrevivir?

Enrique Suárez

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