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lunes, 2 de enero de 2012

Rajoy, nos felicita el amo



Creado a partir de imagen facilitada por El Heraldo de Aragón

¿Quién manda en el PP?


Seguro que Rajoy no, eso está constatado. A Don Mariano lo han dejado de santo para pasear en los debates del Estado de la Nación y las elecciones, en los próximos años que se avecinan los de su partido le mostrarán poco, mientras van descerrajándonos el porvenir a golpes de impuestos y veleidades novedosas. Mariano Rajoy es el mascarón de una nave destrozada, ese PP que está dispuesto a estrellarse contra los arrecifes de la historia, mientras las gaviotas se transforman en buitres. Mariano Rajoy es un presidente por accidente, como el que se fue y al que ha heredado, del que pocas cosas buenas podremos esperar.

El Gobierno de Don Mariano se ha alejado del pueblo en la primera ocasión que ha tenido, estableciendo un cordón sanitario alrededor de su poder, por la costumbre que adquirió en tiempos pasados no sé si de Franco o de Zapatero, total, da igual. Lo cierto es que ha reunido más contestación a las medidas que ha decidido, que Zapatero recogía a las últimas que nos había dejado, porque lo que no se puede es llegar al gobierno mintiendo a los españoles, diciendo que no se van a subir los impuestos y hacerlo en la primera oportunidad.

Así que tenemos un partido de socialdemócratas de derechas en el Gobierno, dispuesto a concluir la obra de Zapatero. Ahora se va comprendiendo todo mejor, la anuencia de oposición durante la delirante etapa del cejado, en realidad era una programada ausencia, porque el trabajo de expolio y explotación de los españoles era tarea común para el PSOE y el PP, que se han creado “un corralito de poder” desde el que ejercen su tiranía infame con nuestra colaboración en las urnas.

Pero como en las mejores novelas de intriga sobre el imperio romano de Robert Graves, aquí lo importante es saber: ¿quién manda realmente en el PP? Rajoy no, Don Tancredo está ahí para lo que manden, porque hace años, en aquel Congreso de Valencia de irredento recuerdo, entregó su alma y libertad a un “lobby” emergente, ambicioso y soberbio, formado por la nueva élite del partido, apartando a todos aquellos que anhelaban una representación política fundamentada en los hechos (Francisco Álvarez Cascos, Esperanza Aguirre…. Y sus inmediatos, a los que ha ascendido para evitar futuros imprevistos) y no en los motivos para creer.

Los socialdemócratas de derechas han tomado el poder en el PP, como hoy mismo ha denunciado Juan Carlos Girauta, y hace sesenta años Friedrich Hayek en “Camino de Servidumbre” cuando nos hablaba de “los socialistas de todos los partidos”. En fin, de la dictadura de la ceja hemos pasado a la dictadura de la barba, todo relacionado con el pelo, que nos están tomando a los españoles desde hace años, la casta política más estridente y estúpida que ha existido en este país desde los tiempos de Fernando VII.

Es difícil conocer quienes son realmente los que cortan el bacalao en La Moncloa, pero tenemos algunos apuntes sobre el asunto, será difícil establecer el organigrama definitivo, pero la camarilla que comanda actualmente el partido de la gaviota está formada por los siguientes personajes, al menos.

Pedro Arriola (junto con su esposa Celia Villalobos, la "thatcher del Congreso"), posiblemente sea el ideólogo del proyecto compartido establecido en el Congreso de Valencia, y tal vez el coordinador del equipo. En realidad, a Mariano Rajoy le ocurre como al Rey, con tal de estar, a él le da igual si manda o no manda, porque de otra forma no habría permitido lo que ha ocurrido en España bajo la égida de Zapatero. El “tancredismo expectante” será la conducta elegida por Don Mariano (en realidad, por los que le acompañan), algo que llegará a exasperarnos a los españoles en no mucho tiempo.

Otro personaje importante en la estructura de Gobierno debe ser el ambicioso exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, que ha dejado como legado la capital europea más endeudada, en la trayectoria de su amigo Zapatero, con el que tantas cosmovisiones comparte, incluidas las mediáticas y económicas. El hombre del PSOE en Moncloa, siempre al servicio de los intereses particulares.

Maria Dolores de Cospedal sigue siendo Secretaria General, a pesar de haber sido elegida Presidente de Castilla La Mancha, lo que quiere decir que no pierde comba en el entramado, posiblemente para defender los intereses de los grandes grupos financieros de este país.

Aznar se representa a sí mismo, pero tiene en el entramado a su esposa Ana Botella, elegida por Gallardón para ser su sucesora y así poderse catapultar al Gobierno. Sin embargo, su participación en las decisiones cada día es más escasa, algo que nos hará notar no pasado mucho tiempo, con ese talante que le caracteriza de jarrón de la dinastía Ming que habla poco, pero habla.

Soraya Sáenz de Santamaría, quizás con menos poder del que parece y mucho más trabajo, concluye con el organigrama. En realidad, sus funciones, como se ha visto a la hora de su presencia en numerosas comisiones parlamentarias, es más bien la de coordinar todo el entramado para que no se desparrame el botijo.

Seguramente se me olvida alguien, pero si ustedes son tan amables, pueden ampliar el elenco en los comentarios, a ver si entre todos, vamos configurando el ajedrez egipcio.

Tras todos ellos una legión de intereses e interesados, posiblemente coordinados por figuras menos relevantes, dispuestos a orientar las políticas del gobierno hacia sus intereses particulares, más que hacia los intereses generales de los españoles.

En fin, aquí tenemos a Mariano Rajoy convertido en el Presidente que preside pero no gobierna, dispuesto a concluir con cualquier esperanza que cupiera de que los problemas que tenemos los españoles, tanto en nuestra condición de ciudadanos como en el de sociedad, posiblemente van a tener las mismas posibilidades de resolverse que con el condecorado Presidente que se ha ido, aborrecido por la inmensa mayoría de los españoles. No veo claro el porvenir de España, más bien lo veo extraordinariamente oscuro, tenebroso y amenazante, como una novela de H.P. Lovecraft.

Los españoles, no obstante, debemos sentirnos satisfechos, hemos sido responsables y muy demócratas, acudiendo a las urnas para votar por otros motivos para creer. ¡Que no nos pase nada irremediable!

Enrique Suárez

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