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martes, 28 de agosto de 2012

La democracia moral del socialismo español


La muerte de las ideologías, la globalización, la crisis y los desaprensivos que detentan el poder, nos van empujando cada día hacia un nuevo modelo de democracia, que ya no se ocupa exclusivamente de las elecciones o la distribución del poder, sino también del adoctrinamiento de los ciudadanos, como una nueva fe o creencia, que se aferra al dogmatismo fundamentalista. Si Rajoy nos quiere convencer de que la única salida a nuestros problemas es la que propone, Rubalcaba sigue en silencio sin reconocer que los errores de su partido fueron los que nos han llevado a la penosa situación actual.

La democracia ha dejado de ser una forma de elección en libertad de la opción política preferida por los electores, para convertirse en una doctrina social al servicio de los nuevos profetas. Se veía venir tras los motivos para creer y otros intangibles construidos desde la bondad, la paz y el amor universal predicado desde la propaganda socialista en un proselitismo insostenible e insoportable.

La democracia no es una cuestión de fe, sino un hecho político, apropiarse de la democracia para impartir doctrina moral es realmente un engaño urdido con sevicia, porque la democracia no es propiedad de ninguna ideología, sino un bien común; pero algunos, acostumbrados a utilizar el bien común en beneficio propio, sin límites, no han tenido reparo en convertir la democracia en un instrumento para imponer su perspectiva e interpretación de la realidad, de forma exclusiva y excluyente, considerando que todas las demás opciones no son democráticas, por no compartir sus principios morales. Han hecho lo mismo con la justicia, la información, las leyes, los recursos públicos, la educación o la economía.

No se puede ser tan soberbio sino es por alguna razón extrema, en mi humilde opinión, la izquierda en España se encuentra al borde de la desesperación y tal vez de la desaparición, al menos en las formas conocidas, porque no se puede despreciar los principios que sustentan su ideología, pues hasta el mismo Marx advirtió de que es el pueblo el que debe educar al Estado y no el Estado al pueblo, y al mismo tiempo denunciar a los demás por no ser demócratas.

A la izquierda de este país le hace falta un espejo público que le diga la verdad, desde al menos hace una década; ha perdido conciencia de su papel histórico para representar un papel histérico, anunciando todos los males que ocurrirán si los demás deciden el futuro, cuando ellos son los que lo han decidido hasta llevarnos a la ruina, pero todavía ni siquiera lo han reconocido públicamente. No se puede ser tan necio como para tratar de convencer a la realidad de que está equivocada por no seguir el guión que se ha diseñado desde el sanedrín de Ferraz.

Si un partido político ha utilizado la democracia en beneficio propio, contra los intereses generales de los españoles más que ningún otro, ese ha sido el PSOE, no sólo en la época de Zapatero sino también en la de Felipe González, vulnerando la ley, apropiándose de la justicia, adueñándose de la opinión pública desde la manipulación de la información, la propaganda y la censura. Si alguna feligresía partidaria se ha enriquecido en nombre de la democracia, han sido los miembros de la familia socialista, con corrupción sin fin, nepotismo y prevaricaciones que hacen estar imputados a ministros, consejeros autonómicos, alcaldes, concejales y otros miembros del elenco social. Si una ideología ha sido perversa con sus electores, por beneficiar a sus dirigentes, sin duda el socialismo español podría impartir doctrina, de como dejar a más de cinco millones de españoles en el paro, a un 25 % en la miseria, de como duplicar la deuda pública hasta hacerla insostenible y de como haber colocado en las administraciones públicas a decenas de miles de seguidores con un pesebre eterno, con el único mérito de pertenecer a su familia política.

No puede ser que a estas alturas de la historia, la gente no se dé cuenta de lo que ha ocurrido, de como el socialismo español ha perjudicado a todos los españoles para beneficiar sectariamente a los privilegiados por su partido, para impedir que todo aquel que tuviera algo que aportar a la sociedad pudiera hacerlo porque siempre habría un inepto con carnet para ocupar su puesto. Es increíble que entre los jóvenes, a los que el socialismo español ha llevado a las cotas de dependencia más elevadas de la historia de este país, con un paro que sobrepasa el 55 % todavía les digan que la derecha u otras opciones les quieren arrebatar todo, cuando lo único que les queda por delante es un futuro desolador y una vida miserable.

El socialismo se ha ensañado en este país con los ciudadanos, hasta el punto de crear la situación de incertidumbre más escabrosa de toda la historia democrática, además lo ha hecho con la voluntad fundamentalista de no reconocer que se ha equivocado y todavía se atreven a dictar doctrina moral contra todas las opciones diferentes, porque son tan soberbios que no pueden asumir que han metido la pata y nos han jodido a todos, fundamentalmente a los que más confiaron en ellos.

Estos nuevos aristócratas de la izquierda van a tardar muchos años en regresar al poder, les queda por delante un desierto de desconfianza, en el que tendrán que hallar la humildad que han perdido, la equidad que han abandonado, el altruismo del que presumen y carecen. Cada día somos mas los españoles que pensamos que ser socialista es sinónimo de aprovechado.

Se equivocan señalando a los demás como desaprensivos e inmorales, porque en esta ocasión no van a poder seguir engañando a la gente, están siendo observados por todos los que dejaron en la cuneta, que son muchos millones. Han hecho mucho daño y tienen que pagar por ello, no sólo con el desprecio de los españoles, sino con las penas correspondientes a sus delitos.

Todo es cuestión de tiempo, pero nadie va a pasar página en esta ocasión, el cordón sanitario que trataron de imponer a todos los demás se cierne en esta ocasión sobre ellos, como si tuvieran la peste, y tal vez la tengan, una peste de codicia que tienen que superar, para volver a poder hablar y que la gente les vuelva a creer.

Rubalcaba debería comenzar a pedir perdón a los españoles, antes de que los españoles le exijan la disolución de su partido por ser un instrumento de coerción inadmisible en una democracia.

Enrique Suárez

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