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lunes, 21 de enero de 2013

La lumpen-élite de los partidos políticos



"Cuando los gobernantes pierden la vergüenza, los gobernados pierden el respeto" - G.C. Lichtenberg.

Cuando los escritores italianos  Rizzo y Stella, publicaron su libro titulado “La Casta” en Italia se vendieron más de un millón de ejemplares en menos de una semana. En España se lee mucho menos que en Italia sobre cuestiones políticas, así las obras locales: “Políticos, los nuevos amos” de Francisco Rubiales y “La Casta. El increíble chollo de ser político en España” de Daniel Montero, tuvieron menores ventas.

También en Ciudadanos en la Red nos ocupamos de darle aire a la especie al poco de salir publicada la obra en Italia, al advenimiento de la toma del poder político por la casta partidaria en España.

Marx describió en su día el lumpen-proletariado, en el capítulo V de su obra “El  18 brumario de Luis Bonaparte” con las siguientes características:
“Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda es masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora
En este blog hemos dedicado varios artículos al estudio de la oclocracia, aquella degeneración de la democracia descrita por Aristóteles y Polibio que consiste en las muchedumbres devastadas apoyando a los déspotas, un ejemplo magnífico lo tenemos en la inmensa mayoría de las manifestaciones sindicales o de grupos de privilegiados empleados públicos que luchan por sus intereses desde la calle, para seguir manteniendo sus privilegios, y a la lumpen-élite que, presuntamente les favorece, haciéndose favores a sí misma. La izquierda española es un ejemplo palmario de la toma de la calles en su propio provecho, emulando la representación del pueblo.

Sin embargo, hay otra lumpen-élite formada por los corruptos organizados bajo palio de los distintos partidos políticos, son los que han llegado a la política para forrarse y son conocidos y consentidos por las cúpulas de los partidos políticos, porque han financiado sus cuentas y han conseguido recursos para la casta dirigente de las distintas formaciones políticas. Sirven a los lobbys organizados en la delincuencia desde el poder, un ejemplo singular ha sido el de las Cajas de Ahorros nacionalizadas después de haber sufrido desfalco desde el poder.

Marx lo describió magníficamente: Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora”, ciertamente es así, ahora tenemos en España una “sociedad de beneficiencia” que se ha hecho con el poder desde los partidos políticos y que tiene como único objetivo forrarse a costa de la nación trabajadora, a pesar de las leyes y la justicia, jugando con sus propias reglas y haciendo de la corrupción su escenario vital permanente. Quizás el único "avance social" es que en la época en que Marx escribía su obra, todavía eran perseguidos por las fuerzas de orden público, la justicia y las leyes, sin embargo, hoy son los que dirigen las fuerzas de orden público, la justicia y hacen las leyes con las trampas necesarias para poder transgredirlas.

El lumpen-proletariado se ha sublimado a sí mismo para convertirse en lumpen-élite y poder dirigir el curso de nuestras vidas desde el ejercicio del despotismo y la tiranía, a pesar de las leyes y la justicia que debería corregir sus desmanes. ¡Bienvenido sea el progreso!

Enrique Suárez

La hipertrofia institucional



“Lo que acostumbramos a llamar instituciones necesarias muchas veces son instituciones a las que nos hemos acostumbrado” Alexis de Tocqueville

¿Qué ocurriría si mañana desapareciera el Estado en España? ¿Qué pasaría si desaparecieran las administraciones públicas de las distintas representaciones del Estado? ¿Qué sucedería si  mañana cerrarán todos los juzgados de España? ¿A qué catástrofe nos enfrentaríamos si  desaparecieran todos los partidos políticos, sindicatos y otras organizaciones parasitarias de lo público, de dudoso interés social más que para aquellos que viven de ellas?

Son preguntas que nadie se atreve a hacer, supongamos que por un día dejan de funcionar todas las instituciones del Estado, todas las de las autonomías, todas las de los ayuntamientos, el Parlamento, Congreso y Senado; también los parlamentos autonómicos, y los más de 8.000 ayuntamientos españoles. De hecho todos los domingos dejan de funcionar y no ocurre nada.

Atrevámonos a pensar de forma diferente, si de repente desaparecieran todas las estructuras de organización del Estado ¿cuánto tiempo podríamos seguir viviendo sin graves problemas?

Una vez que nos hemos hecho esa pregunta, independientemente de la respuesta que decidamos, podemos hacernos una nueva pregunta.

Tras el apagón de lo público, tras su congelación, tras el reseteo del Estado, podríamos volver a arrancar en las administraciones públicas con lo básico. ¿Y qué es lo básico?, mejor dicho ¿qué es lo realmente necesario en un Estado para que pueda funcionar más o menos bien?

Sin duda lo primero serían los servicios básicos que se ofrecen desde  el Estado en sus diversas formas, sanidad, educación, justicia, orden público, los servicios municipales, las obras públicas de mantenimiento, la hacienda pública, y algunas otros servicios esenciales.

Después tendríamos los servicios administrativos suficientes, posiblemente menos de la mitad de los existentes y más tarde iríamos añadiendo algunas otras ofertas esenciales.

Sin duda nos sobrarían muchos políticos, sindicalistas, organizaciones empresariales, institutos que sólo sirven para colocar a los miembros de los distintos partidos y sus familiares.

¿Nos arreglaríamos con la mitad de los empleados públicos en este país?, sinceramente creo que sí, quizás con alguna dificultad que seríamos capaces de soportar porque inmediatamente podríamos pasar a cobrar un 50 % más de sueldo, al igual que las pensiones, al retirarse los impuestos correspondientes para mantener un descomunal Estado que no podemos permitirnos, además se reducirían los precios en el tiempo y se reactivaría la economía de forma prolongada. 

Por cierto, se reduciría posiblemente el paro a la mitad, porque al incrementarse los salarios y pensiones, la economía española se haría mucho más competitiva y necesitaría mayor demanda de mano de obra. También se incrementaría el bienestar y la calidad de vida de los españoles.

La tercera pregunta que quiero hacer es la siguiente, ¿por qué seguimos permitiendo una estructura política que perjudica a una inmensa mayoría de los españoles para beneficiar a una muy escasa y privilegiada minoría que vive de los demás de forma artera y expoliadora?

¿Acaso no vivimos en una democracia que se supone que  es el gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo? ¿O acaso vivimos en una demagogia que es el gobierno contra el pueblo, fundamentado en la mentira y el embaucamiento?

El sueldo medio de los españoles en el año 2012 ha sido de 22.000 euros, el sueldo medio de los políticos españoles supera los 70.000 euros. Los trabajadores han soportado todo tipo de recortes, impuestos, tasas y expolio. Los políticos, si se pueden considerar trabajadores, siguen ganando prácticamente lo mismo, porque lo que no reciben de una forma, lo reciben de otra, gracias a la corrupción política que tenemos en España. 

Privilegiados por la política y desposeídos por la política, son las dos clases sociales existentes actualmente en España. La política se ha convertido en la delgada línea roja que separa a los señores de los vasallos.

Enrique Suárez

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