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sábado, 23 de febrero de 2013

Sombras proyectadas en un tablero de ajedrez


"Cuando veas un gigante, examina antes la posición del Sol; no vaya a ser la sombra de un pigmeo." Friedrich Von Hardemberg Novalis


Conoceremos a los culpables por las sombras que agitan y también, por las que tratan de ocultar; podría ser el comienzo de un relato de suspense sobre la política española, en los tiempos de cólera que vivimos. Los protagonistas, ya los conocen todos ustedes: los de siempre.

El escenario, un país arruinado pletórico de corrupciones, espionajes y embaucamientos. Las maquinarias de propaganda engrasadas, para fomentar la imagen del aislamiento del Gobierno, que a su vez, gracias a ese prodigio de incomunicación y aislamiento, hace recaer sobre sus gestores todas las sospechas que otros imparten como doctrina. Y ese tic de soberbia, de mayorías absolutas imperial, que tan bien define a los que no cumplen sus programas, pero dicen cumplir con su deber, define el marco para el retrato de la realidad que algunos quieren mostrarnos.

La crisis económica, política, institucional, define un clima nebuloso que todo lo invade. La realidad, en el armario donde la han metido los usurpadores, impostores y detentadores. En una esquina, la silueta recortada de un cadalso esperando peregrinos.

Urdangarín y Bárcenas, son los chivos expiatorios del momento, mañana habrá otros, sirven para ocultar a todos los demás, al tiempo que algunos agitan polvaredas de odio, para permanecer en el anonimato. 

La cuestión no sería trascendente si Urdangarín no fuera yerno del Rey, ni Bárcenas ex gerente del PP durante media vida. Seguramente ambos han cometido actos delictivos, no lo pongo en duda, pero sí lo pongo en proporción: 30 millones de euros (8 Urdangarín y su socio, 22 millones Bárcenas), en un país donde faltan 300.000 millones de euros de la caja pública, es sólo el 1 por diez mil de lo esquilmado, pero sin embargo, este 1/10.000  de lo esquilmado se lleva el 99 % de la información sobre corrupción en España. Algo extraño está ocurriendo en este país. Alguien está orientando la opinión pública hacia donde no está el grueso de la corrupción.

Hoy, se convocan en España manifestaciones en 80 ciudades por una promotora denominada “marea ciudadana”, que aglutina a 300 colectivos para protestar contra el Gobierno de Mariano Rajoy. Los lemas de la convocatoria son: “el Golpe de Estado de los mercados” y “el brutal recorte de los derechos sociales”. Está bien, ya, la mitología está servida. En realidad lo que ha ocurrido en España más bien ha sido un Golpe de Mercado por el Estado corrupto, administrado por unos sinvergüenzas que han desviado aquellos 300.000 millones de euros del párrafo anterior, de los que poco sabemos, 50.000 millones de euros provienen de las Cajas de Ahorros transformadas en bancos para ocultar el desfalco organizado por los principales partidos y sindicatos, 1.000 millones de euros del PSOE-IU, más sindicatos en los EREs de Andalucía, otros 1.000 millones de euros de las distintas historias de CIU, y otros 1.000 millones de euros del Gürtell del PP, y lo que vendrá, claro. 

Pero todavía faltan cientos de miles de millones de euros, que se habrán ido en buena parte en las grandes infraestructuras hechas en España durante los últimos años, en las mafias organizadas con los Fondos recibidos de Europa, en las Alianzas de Civilizaciones y similares aventuras de progreso. También en las privatizaciones de servicios públicos realizadas por el PP y el PSOE, en las operaciones urbanísticas de los ayuntamientos. De estas cosas nadie parece saber nada, y lo extraño, es que tampoco nadie pregunta, ni los medios de comunicación, ni  los delanteros de opinión, ni los defensas de la moralidad. Nada, pura omertá mafiosa, como en Sicilia.

Todas estas fuerzas reaccionarias que tratan de que no se conozca la realidad agitando propaganda, conciencias y ciudadanos, tienen como único objetivo crear confusión para que nadie les exija responsabilidades, utilizar la democracia, el sufrimiento de la gente y la propia continuidad cohesionada del país, para servir a sus intereses particulares, sin evitar ocultar sus pretensiones totalitarias; evidentemente, en esta cuestión de ganar en las calles lo que no se ha ganado en las urnas, hay algunos que tienen más interés que otros. La democracia no puede sobrevivir en sus degeneraciones, ni en la oclocracia agitada que practica la izquierda, ni en la aristocracia trasnochada que practica la derecha. La democracia es el gobierno del pueblo, no de sus usurpadores, en nombre de la democracia... y a su pesar. 

Ciertamente es fácil pensar que la realidad algún día saldrá del armario reclamando justicia y veremos cómo algunos “campeones” de la corrupción terminan visitando la cárcel, mientras tanto seguiremos asistiendo al espectáculo que nos brindan los protagonistas de la casta, disputando por el poder y sus privilegios, mientras los españoles pagamos todos los desperfectos del desaguisado. Sería interesante descubrir dónde están los focos que nos muestran lo que quieren que veamos, porque igual descubrimos que estos que dicen representarnos y se representan a sí mismos, en vez de gigantes son realmente pigmeos que proyectan grandes sombras, como decía Novalis,  sobre la realidad de nuestra maltrecha democracia.

Enrique Suárez

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