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sábado, 16 de marzo de 2013

España arde en la hoguera de la estupidez



"El máximo de poder es el comienzo de la decadencia." Lin Yu Tang

Los españoles seguimos caminando hacia el abismo económico, sin prisa pero sin pausa,  que nos acabará conduciendo al colapso, a pesar de los cuentos de la lechera del Presidente de Gobierno y los ministros de economía y hacienda. España no tiene ninguna, absolutamente ninguna posibilidad de salir adelante, con la política económica que se está dictando desde La Moncloa.

El modelo económico que ha puesto en práctica el gobierno del PP reúne en sus propuestas lo peor del socialismo de Estado y lo peor del capitalismo de Estado, al mismo tiempo. Partiendo de una situación de economía intervenida desde el Estado, con un sector privado que no ha dejado de destruirse desde hace cinco años, estamos condenados a la quiebra con absoluta seguridad. Lo extraño es que en el Gobierno no lo sepan, aunque en mi opinión, creo que lo saben y actúan con la malevolencia estúpida de los tiranos. 

España no puede salir adelante mientras no genere riqueza, desde hace mucho tiempo en este país sólo se genera pobreza, un 25 % de poder adquisitivo desde que ha comenzado la crisis hemos perdido los españoles, entre los impuestos que han subido y los ingresos que han bajado. Sin embargo, resulta extravagante que las estructuras e instituciones del Estado hayan seguido creciendo sin hacer ningún ajuste digno de reseña, mientras todos los españoles lo hemos hecho.

Prueba de ello es que la deuda de los hogares españoles ya es menor que la deuda pública del Estado. La deuda total de España financiera y no financiera supera ya los 4,2  billones de euros  a fecha actual (un 24 % deuda hogares, un 26 % deuda pública, un 35 % deuda empresas, un 15 % deuda entidades financieras). En este país a los únicos que se está asfixiando es a los ciudadanos, para mantener estado, empresas y bancos.

España tiene 6 millones de parados en la EPA (5 millones en el INE), alguien debería dimitir, porque no es normal que haya esa discrepancia y alguien debe estar haciendo mal su trabajo. Sin embargo, al mismo tiempo que el desempleo ha crecido por encima del 25 % durante los últimos diez años, el empleo público ha crecido un 25 % durante el mismo tiempo. El Estado es la primera empresa de este país, por el número de colocados.

No tiene sentido alguno que los españoles perdamos un 25 % de poder adquisitivo, para que un Estado descomunal que se ha creado para mayor gloria y poder de los partidos políticos se siga manteniendo. Tampoco tiene sentido alguno que los españoles paguemos las quiebras de las entidades financieras que han arruinado los políticos y sindicalistas que ocupaban los consejos de administración de las cajas de ahorros. Pero lo que clama al cielo es que además de pagar todos los errores y desfalcos que se han cometido desde las entidades públicas no haya ni un solo responsable en la cárcel, ni del PSOE, ni del PP, ni de ningún partido o sindicato, esto sólo puede ocurrir con una justicia corrupta conchavada con el poder político. El dinero público voló al extranjero a nombre de los Blanco, Pujol, Bárcenas o Urdangarines de turno, y los españoles pagamos las consecuencias de la corrupción, cuando somos las víctimas del despilfarro, la vesania y la perversión de los poderosos.

En España, todos los políticos de todos los partidos son corruptos, unos en grado de autoría, otros en grado de complicidad y otros en grado de negligencia. Tenemos auténticos delincuentes dirigiendo el Estado, las autonomías y los ayuntamientos. No sólo nos han estafado en plena impunidad, sino que lo siguen haciendo en pleno sarcasmo. Sólo hay algunas honrosas excepciones, pero posiblemente no sean más del 10 % de todos los representantes públicos. El sistema de poder en España está parasitado por lo peor de lo peor de nuestra sociedad.

La justicia es injusticia cuando juzga a políticos, mientras que actúa con severidad cuando lo hace con ciudadanos. Muchos desahuciados han saltado por las ventanas, y resulta que la ley que les llevó a la muerte era ilegal por incumplir la normativa europea. A todos los que han desahuciado ya no  resulta aplicable, porque no tiene efecto retroactivo, incluidos los que se han suicidado, cuando en realidad su muerte han sido homicidios cometidos por el Gobierno español, por el Parlamento español, por los tribunales de justicia españoles y por las instituciones financieras que han actuado desde la ilegalidad, sin que nadie lo haya impedido. Muertes causadas por el Estado, injusticias cometidas desde el poder, impunidad de aquellos que las cometen, sólo puede conducirnos a una reivindicación de venganza, si no se pone remedio a tiempo.

Los medios de comunicación están al servicio del poder, tanto como Pravda lo estaba al servicio del régimen en la Unión Soviética o Gramma lo está al servicio de los dictadores castristas en Cuba, o Pueblo al servicio de Franco. El Gobierno ha salvado a Prisa, una empresa quebrada que debe 3.200 millones de euros (450 millones de euros de los españoles a través de Bankia). 

Y la calle, la farsa de la calle absolutamente controlada por los partidos de izquierda que han participado en el desfalco, junto a los sindicatos que han destrozado más empleo en este país que la crisis, porque a los sindicatos mayoritarios les resultaba más rentable tener parados que trabajadores para incrementar sus negocios.

España arde en un proceso de combustión interna, los españoles estamos quemados, hastiados, desesperados, pero no va a ocurrir nada, hasta que comience la violencia contra tanta desvergüenza, sarcasmo del poder y tiranía. En Chipre el Estado ha comenzado la confiscación de bienes, creando el primer corralito de la Unión Europea. ¿No es acaso un ensayo para un futuro incierto en otros países que atraviesan crisis en Europa?. En realidad, en España, con la nacionalización de los bancos, el famoso rescate bancario, se nos ha hecho copartícipes a los ciudadanos de los desmadres cometidos por los políticos, posiblemente a fondo perdido.

España es un volcán que humea, no sólo por los españoles que estamos quemados, hastiados y desesperados, sino por la yesca podrida del poder que va a servir a la inevitable hoguera. El día que exijamos responsabilidades y restitución por todos los crímenes cometidos desde el poder político contra el pueblo, comenzarán a cambiar las cosas, hasta entonces estamos condenados a soportar la violencia del Estado sobre todos nosotros.

El capitalismo de Estado socialista de Mariano Rajoy tiene los días contados. Han acumulado tanto poder que no podrán evitar su decadencia, y ese será el momento para la liberación de aquellos que siguen oprimiendo en  el mayor de los desprecios.

La violencia del poder contra el pueblo siempre se acaba resolviendo con la violencia del pueblo contra el poder.

Enrique Suárez

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