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viernes, 5 de abril de 2013

Así funciona España



"Bajo las fuertes patas del temible caballo de Atila no volvía a crecer la hierba ni vida alguna." Proverbio Europeo

Si les parece bien, deténganse a reflexionar sobre una cuestión que voy a proponerles que no deja de dar vueltas en mi cabeza. Supongan ustedes que una normativa europea urgente transformara el Estado español en una empresa privada, que tendría que ser sometida a auditoría por organismos internacionales independientes. ¿Qué nos encontraríamos?

Por lo pronto 3,2 millones de trabajadores, de los que más de 600.000 no se sabe muy bien a que se dedican o si aquello a lo que se dedican tiene alguna utilidad para la empresa o los accionistas más allá de procurarles su estipendio asegurado. Entre ellos contaríamos más de 200.000 políticos, 100.000 sindicalistas liberados, 50.000 liberados empresariales y los 250.000 restantes serían personal asignado como asistencia a sus necesidades. Por supuesto, todos ellos cobrando el doble o el triple de lo que cobrarían si estuvieran haciendo la misma tarea en otra empresa privada.

La empresa estaría produciendo un déficit anual continuado del 10 % y tendría una deuda similar a su producción anual. Además, gracias a la manipulación de los mercados por decisiones fundamentadas en el beneficio de los privilegiados, habría ocasionado un desempleo de más del 27 % de los accionistas de la empresa.

Cada día se descubrirían nuevas operaciones de fraude y corrupción cometidas por los delegados territoriales y los sectoriales, incluso los órganos encargados de la regulación interna del funcionamiento también se verían salpicados por la corrupción. En cuanto a los organismos que se dedican al marketing y la publicidad de la empresa, no dejarían de mostrar las noticias de los distintos descalabros cotidianos.

El Presidente de la empresa nos hablaría por medio de una pantalla de televisión para decirnos que este año no, pero tal vez el siguiente, las cosas empezarían a ir mejor. Del Presidente anterior nada se sabe tras su fuga para no dar explicaciones de su desastrosa gestión.

Sin embargo, además de no existir responsabilidad alguna reconocida ni por estos gestores, ni por los anteriores de lo ocurrido, llama especialmente la atención que en vez de generar mecanismos de creación de riqueza, abrir nuevos mercados, hacer inversiones en futuros, o mejorar las actividades rentables existentes,  el consejo de administración haya decidido la austeridad como vía para salir de la crisis, en realidad sobre el papel, porque los gastos de esa empresa no sólo disminuyen sino que se incrementan todos los meses, a razón de 350 millones de euros diarios, llueva, nieve o haga sol.

Pues supongan que ustedes son los accionistas de esa empresa, que ven como desde una territorial tratan de chantajear a la central, desde una sectorial acusan a otra sectorial sin dar explicaciones de sus errores y equivocaciones, acusando a los de otras secciones de la empresa de las mismas cosas que ellos son acusados. Pues supongan que además se financian entidades quebradas para reflotarlas con el dinero que precisamente estas entidades han dilapidado y esquilmado en cuestiones inopinadas.

El Consejo de Administración convoca Junta de Accionistas y comunica a los dueños de la empresa que no solo van a dejar de recibir beneficios o dividendos en los próximos veinte años, sino que van a tener que comprar nuevas acciones para que la empresa no quiebre, renunciando a una parte de sus recursos en forma de salarios o ahorros y que lo van a hacer de forma obligatoria, sin poder dejar de ser accionistas, ni poder criticar la gestión de los administradores, ni siquiera mostrar su derecho al pataleo porque serán considerados unos irresponsables. Una de las cláusulas impuestas por la junta directiva expone que hasta dentro de dos años no se puede volver a elegir un nuevo consejo de administración, y además son insultados desde la mesa de dirección diciendo que no entienden de gestión de empresas y acusados de que han sido precisamente los accionistas que no han tomado ni una decisión –y no los gestores que las han tomado todas- los auténticos responsables de la quiebra de la empresa.

Pues así funciona este país, españoles, ¿vamos a seguir consintiendo que nos tomen el pelo los analfabetos funcionales con carcasa de parásito que se llevan riendo de nosotros desde hace décadas o les echamos a la puta calle y cambiamos estos gestores deleznables por un equipo que sea capaz de cambiar las cosas definitivamente, comenzando por apartar del poder y las decisiones a unos tarugos que viven de contarnos cuentos sin rendir cuentas?

¿A qué es para reflexionar más de un breve instante?

Enrique Suárez

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