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domingo, 21 de julio de 2013

Tonterías, las justas, señor Malvar


El redentorismo post zapateriano se está poniendo de moda, todavía hay talibanes por los panfletos que tratan de convencer a los españoles de que Zapatero no fue un error, ni una enorme equivocación de los españoles que decidieron apoyar a alguien que les embaucó de todas las formas posibles; desde prometer pleno empleo para alcanzar la cifra de paro más elevada de nuestra historia, hasta asumir que los atentados de ETA fueran “accidentes”, o que los brotes verdes, terminarán siendo morados, para los de su partido. No había crisis económica sólo una desaceleración discreta, le permitió a este farsante, ganar las últimas elecciones del PSOE, que nunca más volverá al Gobierno de este país y eso es lo que tiene desesperados al millón de “colocaos” que están a punto de perder, o ya han perdido, su condumio. ¿Y de qué va a vivir tan “buena gente” que así lo ha estado haciendo durante la última década por amor al carnet?

En fin, de estas cosas y de otras, se nos va haciendo la vida. Hoy, he leído  un artículo en el diario digital Público, que otrora fue de papel, cuando había subvenciones al amigo Roures, maoísta como Zapatero, de un señor que se dice periodista y escritor, y se anuncia, a sí mismo, como un profeta de la postmodernidad perdida. El título de la obra es: “Ana Mato es un tío”, en él se despacha, sin recato ni mesura alguna, con sarcasmo de todo a un euro, mezclando en prodigiumque confusionis, el gürtell, la fertilzación subvencionada  por el Estado a lesbianas y solteras, la iglesia, una violación en Dubai a una noruega que terminó en la cárcel por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, Ana Mato, Aznar, Alejandro Agag, la pertinaz sequía de pasta pública a los defensores de sus pretensiones,  y unas cuantas de sus esperpénticas elucubraciones personales, sobre el ser y el tiempo, y las divagaciones grotescas y provocativas que caracterizan a un laureado y reconocido progresista, convencido de que en este mundo no hay más verdad que la suya.

El artículo ha tenido cierto éxito entre las redes sectarias que acompañan a estos aspirantes a imanes habitualmente, siempre convencidos de que el mahdi de las cejas regresará algún día para devolver este país a la vanguardia del narco-progresismo construido con agitación y propaganda, a golpe de talonario del partido a sus ensalzadores y veneradores. Un comentarista inicia las jaculatorias del siguiente cariz, no tamizado por el sentido común: Aníbal, te has pasao; ese escrito no lo mejora ni dios y como éste no existe, resulta que tu escrito es inmejorable. O así me lo parece. ¡Enhorabuena!“ (sic).

Nada que añadir, este es un país libre en el que cualquiera puede opinar de la forma que bien le parezca, pero también ser contestado y refutado, si fuera necesario, y en este caso lo es.

Si el señor Aníbal Malvar, hubiera dicho que la ministra de sanidad Ana Mato, posiblemente implicada en casos de corrupción, no tiene ni puta idea ni de sanidad, ni de asuntos sociales, al igual que no la tenía su predecesora, Leire Pajín, posiblemente estaría de acuerdo con sus conclusiones, pero lo que no se puede hacer es mezclar medias verdades, con mentiras, para extraer conclusiones definitivas que abocan a los habitantes de este país a la estupidez propagada y prolongada.

No sé si el señor Aníbal Malvar reúne en sus atributos la condición de experto sobre el tema desde el que propaga su opinión, con ese sectarismo que caracteriza a los vanguardistas avanzados, que se resume en considerar atrasados o retrasados a todos los que no piensen como él;  pero a la vista de lo publicado en Público, creo que carece del conocimiento suficiente para establecer algo más que una soflama vacía de contenido, aunque con carcasa de magisterio, como la que nos ha colocado.

No sé si el señor Aníbal Malvar, por eso de no disparar sin municiones, se ha parado a estudiar el tema del que prodiga sus diatribas con un mínimo rigor y dedicación,  más bien creo que no, porque si lo hubiera hecho, tendría que saber que en un país tan atrasado como Francia, gobernado por un Presidente socialista, la “reproducción asistida pública” a lesbianas y solteras, no sólo no está subvencionada, sino que está prohibida por ley. ¡Retrógrados que son estos franceses, por Dios bendito!.

También debería conocer que en numerosos países retrasados en libertades civiles y derechos humanos, como Estados Unidos, Noruega, Suecia, estas cosas de subvencionar la fertilización artificial de lesbianas y solteras no ocurren y en otros como Alemania, Italia y Reino Unido, la normativa es tan restrictiva que la mayoría deciden hacerlo "por su cuenta" en Bélgica, Dinamarca, Chequia y España, países en los que las leyes al respecto son más permisivas.

El señor Aníbal Malvar tendría que explicarles a los desvalidos de este país que están haciendo dieta involuntaria, a los desahuciados por no poder pagar la hipoteca de su vivienda, a los comensales habituales de los comedores sociales, a los seis millones de parados que no encuentran trabajo y a los pensionistas que tienen que pagar sus recetas por enfermedades comunes, así como a todos los españoles que han perdido un 30 % de media en sus ingresos con la crisis que era una desaceleración, que lo importante para que España salga de la crisis y no perdamos el tren del progreso en la Historia, es que el Estado siga subvencionando la reproducción asistida de lesbianas y solteras, porque lo prioritario debe prevalecer sobre lo accesorio y secundario, para que el señor Aníbal Malvar y sus seguidores se sientan orgullosos de vivir en el país más avanzado del planeta en esas cosas que han permitido vivir magníficamente hasta ahora a la legión de agentes y agentas de género que lo hacían a costa del erario público, y pretenden seguir haciéndolo, criminalizando el sentido común, que por cierto, es el menos común de los sentidos.

Enrique Suárez



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