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lunes, 4 de noviembre de 2013

La casta representa sus intereses con nuestros votos



"La diferencia entre una democracia y una dictadura es que en una democracia primero votas y luego obedeces, mientras que en una dictadura no tienes que perder el tiempo votando." Charles Bukowski



La democracia no admite usurpaciones, cuando un ciudadano concede un voto a una formación política, se supone –no se puede suponer en política- que esa opción política defenderá los intereses de ese ciudadano y en otro caso habrá cometido un fraude democrático, consecuencia de la farsa representativa.


No creo que llegue al 1 % de los españoles que acudieron a las urnas en las últimas elecciones, los que hoy estén satisfechos de lo que acontece en el escenario parlamentario y consideren que sus votos están siendo correctamente representados en su interés. Más bien creo que el 99 % de los que acudieron a las urnas, a votar por cualquier partido político hoy abjuran de haberlo hecho, al constatar el engaño a que han sido sometidos.


¿De qué deducen los votantes del PSOE o del PP, de los nacionalistas o de los otros que la confianza depositada en las urnas va a redundar en su beneficio, o al menos, no va a hacerlo en su perjuicio? 


José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder prometiendo pleno empleo y se fue dejando casi seis millones de parados, Mariano Rajoy llegó al poder prometiendo que bajaría los impuestos y lo primero que hizo fue subirlos. Los catalanistas han conducido en pocos años a la comunidad puntera de España a una situación de quiebra, que tratan de redimir con propuestas secesionistas.


En este país hace tiempo que somos muchos los que sospechamos que los políticos mienten más que hablan, porque hasta su silencio es una mentira, no obstante creo que algo está cambiando en el electorado español, aunque muy despacio, más porque a la fuerza ahorcan, que por un proceso reflexivo y meditado, llegando a una conclusión: la casta política que tenemos en este país no vale ni la centésima parte de lo que cobra, menudos fichajes, incapaces de resolver nuestros problemas, robándonos todo lo que pueden, usurpando la democracia, ciscándose en la ley y encima insultando la inteligencia de los españoles, diciendo que no pasa nada y que esto es lo que hay y se llama democracia. Vaya panda de impresentables.


Pero lamentablemente, este país todavía está inmaduro para darle un corte de manga a la casta en nombre de la democracia, de la libertad y de la justicia, así que seguiremos quejándonos de que esto no puede seguir así, mientras ellos se echan los trastos a la cabeza, unos contra otros para demostrarnos que el rival es más perjudicial que el adversario. 

Todo para no reconocer que el chollo de representar a sus partidos y sus propios intereses con nuestros votos se les ha acabado, porque los ciudadanos de este país antes de acudir a las urnas para votar por los mismos tarugos o por otros tarugos que aspiran a sustituirlos, en esta ocasión, se lo van a pensar con calma; ya están conociendo en sus propias carnes, en sus sueldos, en sus impuestos y en sus cuentas lo que supone tener un elenco de sociópatas representándoles en nombre de la democracia, y a su pesar.


Enrique Suárez

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