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miércoles, 25 de febrero de 2015

Fanáticos, partidarios y demócratas

El espectáculo político que nos brindan esos actores secundarios que se han hecho con el protagonismo histórico de los tiempos actuales, a fuerza de subvencionar los medios de comunicación, hacer burradas con el dinero público y contar barbaridades cada vez que pillan micrófono, ha convertido la política de este país en una auténtica vergüenza, en la que se pueden distinguir tres grupos de ciudadanos. Evidentemente, esto es una aproximación o tendencia, como se dice ahora

Fanáticos: un 10 %, a la izquierda y la derecha, también en los nacionalismos, feminismos, animalismos, altermundismos, posibilismos, totalitarios, yijadismos y burrismos de todos los tipos y categorías. Todos ellos dispuestos a obligarnos a creer que no hay más verdad que la suya, y dispuestos a degollarnos verbalmente a la vuelta de cualquier esquina. ¡Qué pena de gente!, con lo bien que estarían yéndose todos ellos a la mierda

Partidarios: un 25 %, que junto con los anteriores forma el cuerpo electoral que acude a las urnas a votar por cualquiera que salga bonito en la tele y les prometa vivir sin pegar palo al agua. No es que vendan su voto al mejor postor, es que como no les prometan algo para poder corromperse como sus representantes no dan un paso. Aquí tenemos desde servidores públicos, hasta familiares, amigos y pelotas de los de la casta y los de la anticasta, aventureros y cochambre,  junto a un buen porcentaje de panolis que piensan que cambiar un perro por otro va a evitar la mordedura en la próxima legislatura. Ser partidario en este país, en estos momentos, poco o nada tiene que ver con los intereses generales de la democracia, sino precisamente con su aniquilación.

Demócratas: por último están los demócratas, que afortunadamente son mayoría en este país. En las últimas europeas un 58 % no votaron por ninguno de los anteriores, aunque su opinión está absolutamente censurada en televisión y otros medios de comunicación. Los no representados es la mayoría política de este país, vetada absolutamente por los dos anteriores, fanáticos y partidarios. Los fanáticos yendo a por todo aquel que los señala y los partidarios negando que otra opción que la que defienden pueda arreglar el mundo y por supuesto, sus vidas; los partidarios siempre creando enemigos con mentiras de que las opciones contrarias son lo peor de lo peor, como buenos parásitos, como si eso llegara a decir algo en favor de las suyas y no al contrario. Hay demócratas que no sólo no se consideran no representados, sino que han terminado apostatando de esta miseria en que han convertido la política los dos primeros grupos y están dispuestos a llegar a los tribunales, que amparan al poder en su mayoría, para exigir una restitución de sus derechos y libertades.

Menos mal que lo que se vota, no es lo que se dice en España; sería bueno que por una vez la gente votara para echar a toda esta calaña de impresentables y crápulas que pretenden volver a hacerse con el poder, los de hala seguimos y los de hala podemos, indistintamente, para perpetuar este régimen de impostura y usurpación. Todavía estamos a tiempo.

Enrique Suárez



lunes, 23 de febrero de 2015

Información alternativa para un mundo cambiante



A continuación os dejo unos cuantos enlaces de medios de información y comunicación, alternativos e independientes de diversos países,  donde las versiones oficiales o políticamente correctas no suelen ser las habituales, ni en el planteamiento de las noticias, ni en los artículos de opinión. Los temas de los que se ocupan son política, economía, internacional, cultura y problemas diversos. Se procurará ir añadiendo otros hallazgos.



Si conocéis algún otro medio independiente y alternativo que deba estar en esta lista, podéis dejar el enlace en comentarios. Gracias






domingo, 22 de febrero de 2015

¿Por qué dimitió el Coordinador de Madrid de Ciudadanos en el año 2007?





Carta de dimisión del coordinador de Ciudadanos de Madrid, Juan José Areta, publicada en febrero de 2007

Estimados compañeros:

Os envío este correo para anunciar que dimito en todos mis cargos dentro del Partido. Dimito como miembro del Consejo General, como delegado en la Federación resto de España y como Coordinador de la Agrupación de Madrid.

Había pensado decir que lo hago porque mi actividad profesional y mis obligaciones familiares me impedían seguir desempeñando de manera responsable las funciones que llevan aparejadas cada uno de esos cargos. Pero no me gusta mentir contando medias verdades. Es verdad que mi negocio se ha resentido y es verdad que casi no veo a mi mujer y a mis hijas. Pero el problema de verdad surge cuando mi hija mayor me pregunta por qué ya no juego al ajedrez con ella o la ayudo con sus deberes. Antes sabía que contestarle, porque tenía ilusión. Ahora ya no.

Así que os voy a contar los verdaderos motivos, y puesto que mi decisión es irrevocable, una vez os los exponga, podéis hacer con ellos lo que deseéis. Allá van.

Ayer estuvimos en una manifestación en Madrid. A esa manifestación asistimos muchos afiliados del Partido, y entre ellos estaban Pepe Domingo y Antonio Robles. Antonio Robles por la mañana había tenido una conversación con algunos miembros de la Federación resto de España y luego habían ido, junto con otros afiliados a comer a un restaurante cercano al lugar dónde iba a comenzar la manifestación. Yo llegué después de la comida, a los postres. Saludé a Pepe Domingo y luego me acerqué a saludar a Antonio Robles.

Lo primero que me dijo fue que me tenía que comunicar que la Ejecutiva había decidido por unanimidad que no nos teníamos que presentar a las elecciones municipales. Y comenzó a decirme por qué. Me habló de que Madrid es un símbolo y que si Madrid triunfa lo hace el Partido a escala nacional y si no, fracasa el proyecto y puede llegar a perjudicar al Partido en Cataluña. Me habló de que en unas municipales se podía colar gente indeseable que quisiera ser alcalde de tal o cual pueblo. Y me dijo que no teníamos una infraestructura suficientemente sólida para poder hacer frente a unas elecciones. Y que otra cosa serían las generales, en las que habría un solo discurso.

Al mencionar el asunto que tanto le preocupa, ese de que se introduzcan indeseables en el partido, yo le interrumpí y le dije que sólo estábamos contemplando la presentación en Madrid capital. En ese momento me dijo Antonio que si quería me daba las razones de la Ejecutiva y, si no, dejaba de hablar. Le pedí que continuara y siguió insistiendo en el hecho de que podían colarse personas que no creyeran en el ideal de ciudadanos. Esa afirmación me hizo pensar que o bien Antonio no escucha nada de lo que le dices o bien para él los indeseables que no creemos en el ideal del Partido somos los que ocupamos los cargos en Madrid. En resumen me dijo claramente que no se nos ocurriera contradecir a la Ejecutiva en este punto y que si insistíamos en presentarnos provocaríamos una fractura en el seno del partido.

Le recordé que, como ya hemos dicho en varios Consejos, existe un compromiso del Consejo de Agrupación de Madrid de someter la cuestión de presentarnos o no a las elecciones municipales y a las autonómicas a la asamblea. Antonio insistió en que esa decisión de proponer, o no, corresponde al Consejo de Agrupación y que somos nosotros los que hemos creado un problema al decidir someter esto a la asamblea, y que ya me recordaría esa apelación a la asamblea cuando surgieran otras cuestiones. Le dije que no apelábamos a la asamblea para todo y que esto lo habíamos decidido en noviembre y que fue una decisión formal en el seno del Consejo de Agrupación. Asimismo le comuniqué que, por decisión del Consejo, íbamos a dirigir una petición al Comité Ejecutivo porque muchos afiliados consideraban que hay que presentarse a las elecciones autonómicas y como estatutariamente esa proposición corresponde al Comité Ejecutivo queríamos saber si le iban a dar curso o no, caso de existir una votación afirmativa en la asamblea. Tratábamos de evitar el trabajo inútil de incluir esta opción en la asamblea y empezar a preparar un programa autonómico para Madrid y sobre todo la decepción de los afiliados que podían ver como los afiliados de Madrid proponían una presentación a elecciones que el Comité Ejecutivo ni siquiera consideraba. Antonio me dijo que el problema lo habíamos creado nosotros y que no pretendiéramos que ahora el Comité Ejecutivo nos lo resolviese. El problema, como estáis viendo, es querer someter esta cuestión a la asamblea. Por cierto, ayer le confirmé a Antonio que yo personalmente, aunque con dudas, era partidario de no presentarnos a ninguna elección, pero que lo que quería era que una decisión tan importante se tomase entre todos. ¡Ah! le dije que de esto habíamos hablado durante unas diez horas justo la víspera entre unas quince personas (miembros del Consejo, consejeros generales, y coordinadores de grupo). No tenía el más mínimo interés en saber de qué habíamos hablado.

Ese es, en síntesis, el contenido de la conversación.

Posteriormente me enteré de que, en la conversación de la mañana, Antonio Robles manifestó que de la creación de nuevas agrupaciones fuera de Cataluña se iba a ocupar Miguel Salmerón y que la federación no tenía nada que decir, y además manifestó que habíamos obrado con grave irresponsabilidad y que no actuásemos contra él porque la gente luego iba a su despacho y se lo contaba todo. Y cuándo le preguntaron a qué se refería aclaró que por ejemplo al famoso asunto de la cuenta de las Agrupaciones.

En resumen, ¿para qué servimos?: para nada. Ni siquiera, por mera cortesía, se nos pregunta qué pensamos, qué fuerza o qué ganas tenemos. La ejecutiva ni siquiera se plantea preguntarnos nuestra opinión sobre las elecciones autonómicas en Madrid (supongo que no tienen ni idea de la situación de las elecciones autonómicas, pero que más da, puesto que la decisión es suya). Y si nos comunica su decisión en cuanto a las municipales es porque sabe que existe esa cláusula estatutaria que permite a las agrupaciones la iniciativa. Esa es la cuestión. Cuando en el último Consejo general afeé a Albert Rivera, en su condición de presidente, que el Comité Ejecutivo hubiese, sin consultar a las Agrupaciones, decidido no presentarse a las elecciones fuera de Cataluña, y le recordé lo que dicen los Estatutos, me comunicó que si una Agrupación decidía presentarse y una Federación lo apoyaba, pues se presentaría. Y cuando le dije si eso implicaba que no tendría el apoyo del Partido, me dijo que por supuesto que no, que no implicaba eso. Bueno, pues ayer Antonio Robles me dijo que sí, que sí lo implicaba y que seríamos los responsables de colocar al Partido en esa situación. Y hoy recibo ese protocolo enviado por Miguel Salmerón, la gota que colma el vaso.

Este asunto es, para mí, la culminación de un estilo de dirigir el Partido. Los que ejercemos un cargo somos, para nuestro Secretario General, una simple correa de transmisión de las decisiones que toma. Nuestra opinión no le interesa. Cuando discrepas o le criticas te coloca en la línea del adversario.

A primeros de enero se convocó, por una serie de consejeros descontentos, un Consejo General que contenía una serie de críticas graves a la Ejecutiva. Para evitar esa convocatoria se hizo otra en la que se nos iban a presentar las cuentas, los presupuestos de este año, los currícula de una serie de personas que ya están cobrando del partido y sobre los que circulan las más variopintas versiones. Pues bien, el 20 de enero se nos presentaron unos documentos lamentables, absolutamente insuficientes, preparados a la carrera y entregados el mismo día de la reunión. Era evidente que esa segunda convocatoria era una artimaña para torpedear la primera, pero eso no parece preocuparle a nadie. Porque resulta que esos documentos siguen sin estar disponibles. Supongo que ya ha pasado la urgencia y ya no es necesario desviar la atención. Además, ahora comenzará el trabajo de las elecciones, tan oportuno, y todos nos olvidaremos de fiscalizar las decisiones ya tomadas. Política de hechos consumados.

Unos días después nos enteramos que la Comisión de garantías, de oficio, ha iniciado un expediente que implica la nulidad del nombramiento de ciertos Consejeros. Cuando protestamos unos cuantos por el contenido disparatado de la reunión, la Comisión rectifica y se disculpa. Pero si yo le pido a Albert Roig que le pregunte a la Comisión de Garantías quién les comunicó el jueves día 18 los datos para que iniciasen ese expediente “de oficio” y quien le dio los datos de los resultados de las elecciones, recibo la callada por respuesta. Y no dejo de pensar en por qué la Comisión de Garantías que sabe lo que se va a tratar el día 20 en el Consejo, decide no comunicar que es posible que ese Consejo sea nulo por los nombramientos de Antonio Piqué, Joan García y Vicente Carmona, y sin embargo, no tiene problema en que se lea, al comienzo del mismo una declaración de corte político, con expresiones inadmisibles en una resolución técnica, y que suponen en la práctica una censura a algunos de los consejeros “díscolos”.

Ayer, en la manifestación, estaba con Pepe Domingo y se acercó un militante de Ciudadanos, no sé cómo se llama, pero que dijo estar en la Federación de Barcelona. En un momento determinado dijo: “Pepe ¿les vamos a dejar que se presenten?”. Y comprendí que ese militante daba con la clave. Somos números y cuentas corrientes.

Nunca antes he militado en un partido político. Me afilié a Ciudadanos por los manifiestos y porque quería ayudar a mis compatriotas catalanes a salir de ese limbo psicopatológico en que quiere colocarles el nacionalismo. He trabajado desde el principio para que la idea de partido hecho de abajo-arriba fuera cierta. Para que todo el mundo pudiera participar en la toma de decisiones. Ese es el modelo de la Agrupación de Madrid. Sin embargo, en la dirección se ha instalado el mal de un modelo unipersonal, una visión patrimonial del partido, en la que se intenta controlar todo, en la que se sancionan las iniciativas que vienen desde la base. Un modelo en el que se impide la creación de agrupaciones y en el que se pretenden introducir delegados designados desde la secretaría general para controlar a las federaciones. Un modelo en el que está prohibido pensar. En el que lo que importa es el “partido”, olvidando que el partido son las agrupaciones y no la voluntad omnímoda de unas pocas personas.

Yo para un viaje así no estoy dispuesto.

Termino con una anécdota. Allá por noviembre en una reunión de unas veinte personas, recibo una llamada de Antonio Robles. Me dice “Oye, ¿qué ha pasado?”.
Le contesto: “No sé de qué me hablas”.
“Sí, me han dicho que nos hemos quitado la corbata” (eso creí entender).
Yo, asombrado, le digo “Antonio, perdona, estoy en una reunión en Madrid y no se de qué me hablas”.
En ese momento, y sin mediar palabra, colgó.
Luego, más tarde supe que Teresa Giménez Barbat acababa de dimitir y comprendí que lo que se habían quitado era a “la Barbat”. Antonio, claro está, se había equivocado de teléfono.

Bueno, pues ya os habéis quitado al Areta.

Un saludo a todos.

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Gracias Epi, eres como El Cid  :)


Entre el desdén y la misericordia


Lamentablemente, en España se ha abierto la veda de los pardillos electorales, así que no es extraño que los cazadores salgan a los medios de comunicación y las redes sociales con sus intoxicaciones y chorradas a ver cuántos panolis se llevan al coto de las siglas que representan, habitualmente unas organizaciones mafiosas que se vienen denominando erróneamente como partidos políticos.

Alguien debería recordarle a los talibanes del pleonasmo que en este país cada uno puede creer en lo que le venga en gana, pero al igual que ellos se lo permiten a sí mismos, deberían concederle a los demás la misma condición, no es obligatorio, todavía, creer en imbecilidades, ni tampoco en imbéciles. Que si bien la libertad de expresión es un derecho, la de impresión es un acto de violencia, fundamentalmente cuando es en contra de la voluntad manifiesta de los interlocutores.

Mal vamos si la patulea de hechiceros que se acantonan en las hordas propagandistas, se dedican a pensar que los escenarios de comunicación existentes en este país son centros de reeducación camboyanos, gulags o cementerios de cualquier idea que no sea la suya. Hay gente que se aprovecha de la democracia sin ser demócrata, para imponer precisamente su demolición, como quien no quiere la cosa y se quedan tan frescos.

Algo tan sencillo de comprender, cada día resulta más difícil en estos páramos de la ignorancia irredenta que nos ha tocado vivir, en los que cualquier aguerrido pazguato nos invita a abrazar su fe como la única que nos concederá salvación en el más acá y en el más allá, sea con chatarra chavista, altermundismos de todo a un euro, o aventuras diseñadas desde alguna sociedad de beneficencia de las que denunciaba Karl Marx en El 18 brumario de Luis Bonaparte. Esto se está llenando de decembristas y “sans culottes” buscando un Robespierre con coleta que ponga orden y subvenciones para todos.

¿Y al otro lado del destino que tenemos?, pues una casta de impresentables que pretenden volver a presentarse a las elecciones sin haber rendido cuenta de sus delitos y sus desmanes, perdonándose a sí mismos las responsabilidades del desfalco de las cajas de ahorros, los ERES, los hechos diferenciales de llevarse la pasta de todos a Suiza y las concesiones corruptas a empresarios de pesebre, que supuestamente hicieron rico a Bárcenas y alguno más del PP.

Claro que es cierto que en este país hay una colección de garrulos que se dedicaron a hacer de la democracia su cortijo, abusando de su poder para concederse privilegios a costa de los perjuicios que ocasionaron a los ciudadanos de este país que, embaucados, confiaron en sus programas y promesas; son los princeps inter pares, que ejercieron el despotismo, negando sin interrupción que ellos o sus compañeros son unos crápulas con el mismo desparpajo que los actuales gobernantes griegos nos invitan a ser idiotas. ¿Pero de qué va esta patulea de chorizos que tendría que estar en la cárcel?

Sin duda lo más inefable de todo este crimen contra la razón es que todavía haya petimetres con ínfulas de pretores morales, dispuestos a convencernos de que con estos mimbres se puede alcanzar algo parecido a una democracia con acudir a las urnas cuando manden y votar por quienes ellos nos indiquen.

Es fascinante la jeta que se gastan entre todos los partidarios para sostener un régimen corrupto, anacrónico, desprestigiado, inútil y estúpido, que solo beneficia a los que mandan y perjudica a todos los que deben obedecer sus ocurrencias, de las que no rinden cuentas ni a dios, ni al diablo, ni a los que se las pagamos. ¿De qué grotesco escenario de los tiempos ha salido esta tragicomedia con aroma de sainete y farsa?

Con esta corte de los milagros lo mejor que nos puede ocurrir es que nos invadan los extraterrestres, aunque sea con intenciones perversas, seguramente que por inexpertos, nos causarían menos daño que todo este enjambre depredador de parásitos.

¿Cómo se puede ser tan soberbio para  pensar que la mejor forma que tenemos los españoles de resolver nuestros problemas es regresar al tercermundismo (versión colectiva, de todos iguales o versión cacicato, de todos desiguales), del que tanto tiempo, esfuerzos, sufrimiento y vidas les costó a nuestros antepasados superarlo?

¿Nos quieren hacer idiotas exclusivamente para que sus delirios sean posibles y puedan seguir disfrutando de los privilegios inmerecidos que se han concedido a nuestra costa hasta ahora?. Pues el futuro está en nuestras manos, no en sus urnas.

Alguien debía recordar estas cosas en estos tiempos y hoy me ha tocado a mí.

Enrique Suárez




viernes, 20 de febrero de 2015

El final de los días y el comienzo de la realidad





Algunos hablan interesadamente de apocalipsis, de un final de los días próximo, pero creo que el tiempo se acaba para los milenaristas que proponen mesiánicas soluciones y nos invitan al Armagedón diseñado para confundirnos: salir del euro, una prensa pública, abandono de la OTAN, no pagar la deuda y una futura alianza con países como Venezuela, Rusia o Irán para enfrentarse al sionismo de los yankes.

Al otro lado tenemos otro apocalipsis, el de aquellos que en su cobardía son capaces de ceder espacio a los milenaristas con tal de que se queden tranquilos, mientras ofrecen el mejor de los mundos posibles con impuestos de Dinamarca y servicios públicos que cada día serán más parecidos a los africanos.

En la encrucijada también se encuentran separatistas catalanes, partidos de pa ayudar, un PSOE que ha perdido toda orientación y los mismos puntos cardinales, los nacionalistas vascos que esperan a resolver la crisis para convertirse en separatistas y los nacionalistas canarios que lloran por el petróleo que les iban a robar los godos. 

Realmente creo que los que se enfrentan al apocalipsis son todos ellos, los doctrinarios, los separatistas, los que quieren seguir aprovechándose de los que engañen con promesas que serán incumplidas con seguridad, como siempre acontece tras las campañas electorales. No se dan cuenta de que los españoles han avanzado y no están dispuestos a regresar al pasado, ni para abrazar el tercermundismo, ni para ensalzar el caciquismo, ni para hacer la ola con las gilipolleces que dicen los que salen en la televisión. Este país está harto de mangantes de todos los partidos.

No es difícil llegar a la conclusión de que todo lo que no es solución, será problema, y los españoles ya no quieren más problemas creados de forma artificiosa por los que viven magníficamente de representarnos, a costa de que los demás tengamos que vivir cada día peor, para cumplir con sus programas, proyectos y delirios.

La reacción está en marcha, no dejaré de insistir que toda esta colección de mequetrefes que representan a los partidos políticos son menos de un 1 % de los españoles, y reunidos con todos los que les apoyan a todos ellos apenas alcanzaron el 42 % en las pasadas elecciones europeas, con el circo que se han montado no creo que logren llevar más gente a las urnas, aunque se maten en el sarao, sino al contrario, van a despejarlas de todos aquellos que tengan un mínimo respeto por sí mismos y conserven un atisbo de dignidad.

¿Cómo se puede acudir a las urnas para votar por gente que nos ha mentido, robado, expoliado y despojado, sin reconocer siquiera que son los autores, cómplices o negligentes que han creado el estropicio? ¿Pero cómo pueden ser tan indulgentes con sus delitos y esperar que los electores les perdonen la afrenta que están cometiendo con la democracia, la justicia, la equidad  y la libertad que deberían defender?

Creo que tienen razón, el apocalipsis se aproxima, pero para todos ellos con sus bonitas siglas, lemas y eslóganes, con su parafernalia televisiva, con sus cuentos de la lechera y sus actos execrables. No creo que los españoles sean tan idiotas para volver a depositar su confianza en esta banda de impresentables que se afinca en los partidos políticos, en todos y cada uno de los partidos políticos, que participan en la estafa democrática que se está cometiendo con los ciudadanos de este país, con los mismos engaños que utilizaron con sus bisabuelos. Esta casta impresentable es un anacronismo que debe ser erradicado como la Santa Inquisición, porque si los españoles no son capaces de decir no ahora a todos ellos, tendrán que decir sí a lo que vendrá, que por supuesto será mucho peor que lo que hoy existe.

Creo que es hora de realizar una independencia de España y de los españoles de los partidos políticos, que son los invasores de nuestras vidas desde el poder a los que nos enfrentamos, estos no son nuestros compatriotas, son los cien mil hijos de San Luis que han vuelto para que los españoles no podamos vivir en una democracia, con libertad y justicia. 

Son nuestros enemigos, y los enemigos de las próximas generaciones de españoles. Enfrentarse a todos ellos y derrotarlos es un deber patriótico y un acto de inteligencia y sentido común. Hasta que no seamos capaces de reunirnos para hacerlo, seguiremos viviendo alejados de la realidad, en la jaula  de despropósitos que han construido para contenernos como ganado al que ordeñan votos cuando les conviene, mientras ejercen su lavado de cerebro desde los medios de comunicación.

Enrique Suárez

jueves, 19 de febrero de 2015

Hartos de milenarismos y discursos mesiánicos




A pesar de los mensajes milenaristas que se escuchan por diversos países europeos, que anuncian el final del capitalismo, lamento informar a los detractores que el capitalismo goza de una extraordinaria salud en este mundo y algo peor en España, gracias a la intervención económica de los partidos doctrinarios, que están empeñados en que regresemos al pasado, en forma de estatismo o tercermundismo. Creo que el problema más acuciante al que nos enfrentamos los españoles, es la inadecuación de los que se postulan para representantes políticos de los ciudadanos de este país. 

Los ciudadanos de este país estamos cada día más hartos de tener unos representantes políticos que son unos inadaptados, no sólo a los tiempos actuales, sino a las condiciones vitales de los ciudadanos que pretenden representar, tampoco les importa demasiado, mientras puedan seguir viviendo felizmente del pesebre que les concede el poder. Tenemos una casta muy cateta, esa es la verdad, que aspira a ser desplazada por otra casta aún más cateta que la que existe, que confunden su versión delirante de la vida y el mundo con la realidad.

Las versiones, interpretaciones, percepciones limitadas por los cerebros de los que nos representan sólo son una de las posibles alternativas para comprender lo que existe. Dudo mucho que en una reunión de todos los que dicen representarnos lograran establecer una descripción coherente de la realidad, que coincidiera con la establecida por unos cuantos miles de ciudadanos de este país. Realmente hablamos de dos mundos, uno el de los políticos que se afinca en el poder, y otro el de los ciudadanos que se ubica en el despojo, nada tienen que ver entre ellos, por mucho que se empeñen las cofradías de las siglas.

Por eso no dejaré de insistir en que los problemas a los que nos enfrentamos los ciudadanos occidentales poco tienen que ver con el capitalismo, algo que se puede demostrar fácilmente, hay países que viven en el capitalismo en los que la mayoría de sus ciudadanos viven muy bien, y sin duda mucho mejor que en cualquier otra alternativa económica. También es cierto que en el capitalismo no todos viven igual de bien, está comprobado que aquellos que trabajan y producen más viven mejor que aquellos que no trabajan o producen menos, algunos aventureros consideran que esto es una injusticia del capitalismo, a mí me parece que la injusticia sería, precisamente, que vivieran igual los que se parten el lomo y los que no pegan palo al agua.

El capitalismo busca el interés económico, evidentemente, esa es una ley universal, porque muchos de los que dicen que buscan el interés social, en realidad lo que buscan es no ser desplazados del lugar laboral que ocupan, habitualmente en algo relacionado con lo público, porque las condiciones del capitalismo, de eficiencia y eficacia les deje fuera de juego, en un sistema que valora producciones y salarios. En este país hay más de medio millón de trabajadores públicos, no funcionarios, empeñados en convencer a los demás de que son necesarios para que el mundo funcione mejor, cuando en realidad son manifiestamente prescindibles.  Medio millón de cofrades de propaganda continua son muchos cofrades, para que la procesión no obtenga atención por parte de la opinión pública. Pero lo que está claro es que cuantos más parásitos innecesarios tenemos en lo público, menos creadores de riqueza se van quedando en lo privado.

Sin embargo, en este país hay dos millones de autónomos que en estos momentos están sufriendo la opresión de la crisis en sus vidas, para poder mantener al medio millón de innecesarios que se dedican a dictar moral para conservar su puesto de trabajo en lo público, pero estos no salen en la televisión y pasan desapercibidos, pequeños comercios, bares, fontaneros, albañiles, carpinteros, trabajadores de servicios, que no habiendo recibido la sonrisa de la fortuna o el enchufe correspondiente por ser unos buenos cofrades de su causa, están condenados a malvivir para que otros vivan a su costa de puta madre, mientras mantienen a otros que les dicen lo que tienen que hacer para ser considerados como ciudadanos ejemplares por los parásitos públicos. 

Algún día tendrían que salir en la televisión los autónomos de este país para decir que opinan de este sistema que premia a los que viven de dictar discursos morales, mientras otros se parten el espinazo para poder pagarles el sueldo y las pasan putas para llegar a fin de mes, pagando los impuestos necesarios para que los nuevos curas sociales puedan vivir felices diciendo a todos los demás lo que deben hacer, ofreciéndoles en el más allá, lo que son incapaces de procurarles en el más acá.

Enrique Suárez

miércoles, 18 de febrero de 2015

El anacronismo de los partidos de izquierda en España






Por muchos cambios de secretario general que hagan en el PSOE, por mucho proceso de transformación que acontezca en IU para volver al mismo lugar en el que estaba, por muchas propuestas de Podemos que destrocen la razón y el sentido común, los partidos de izquierda en España están mostrando, cada día de forma más ostentosa, que son un anacronismo en las izquierdas europeas.

La cerrilidad del sostenella e no enmendalla, el divide e impera que ha organizado el poder al introducir en liza a Podemos, con el beneplácito de los medios de comunicación y la debacle que se ha organizado en Madrid, tanto en el PSOE como en IU, nos muestran el desastre que se avecina para las izquierdas de este país, que han perdido todos los puntos cardinales, no sólo el norte.

Los partidos de izquierda españoles nada tienen que ver con sus homólogos europeos, el partido socialista francés ha liberalizado la economía del país vecino, el partido de la izquierda italiana de Renzi ya lo había hecho con anterioridad, hasta el flamante líder griego acaba de aceptar regresar al sendero europeo, traicionando a sus electores al incumplir sus promesas.

Zapatero le hizo mucho daño a este país, pero aún más a los partidos de izquierda destrozando sus tradicionales señales de referencia –progreso, autocrítica, igualdad, estatalismo, prevalencia de lo público- para abrazar las barbaridades que se le iban ocurriendo –nacionalismo, filoislamismo, sectorialismos diversos- y una enemistad intensa con todo lo que no tuviera que ver con lo que se le ocurría en su adanismo insoportable.

Pablo Iglesias piensa ser más adanista que su admirado presidente y superar su despropósito conduciendo este país al tercermundismo, con escarapela bolivariana o la que se tercie. Del nacionalismo de Zapatero ha pasado al separatismo directo, del filoislamismo al antisionismo y de los sectorialismos diversos a inventar unas minorías inexistentes a las que pretende salvar del aplastamiento, como si fuera un mesías.Tania Sánchez, la musa de la izquierda del momento, ha desastibilizado su partido como era de esperar, para disolverlo en Podemos.

Lo extraño es que con toda la propaganda, y la lucha por la hegemonía que se han montado en los partidos de izquierda –PSOE, IU, PODEMOS- lo único que van a lograr es reducir aún más su número de votos. El voto en España es muy invariable de elección en elección, no se producen cambios bruscos, sino muy despacio y prolongados en el tiempo. Todo este espectáculo no le dará un voto más a la izquierda que los que hay, por muchas encuestas que se presenten sin dar datos de participación, y que sumen escaños para la izquierda, está claro que será muy difícil que lo que no consiguieron más unidos, lo vayan a lograr más separados. En Baleares ya han comenzado a hacer pactos entre el PSOE y Podemos, sin saber en qué se quedó lo de la casta; antes de que lleguen las elecciones veremos los movimientos más extravagantes de sus líderes, que se van a decir de todo menos bonito, para sacar los mismos votos que tenían antes de comenzar las campañas y posiblemente menos.

Al otro lado está el PP, porque Ciutadans y UPyD en realidad son nuevas presentaciones de un socialismo tradicional adaptado a los nuevos tiempos. Ciudadanos es un partido de izquierda no nacionalista (así lo exponen sus estatutos), dicen y UPyD es un partido socialista federal, por mucho que Rosa Díez se envuelva en la bandera de España. Y el PP permanecerá unido, aunque entre sus distintas facciones bien podrían hacer una guerra abierta si no fuera porque están en el poder y pretenden seguir estándolo.

Que la gente se vaya desengañando, las próximas elecciones generales las volverá a ganar el PP, y obtendrá muy buenos resultados en las municipales y autonómicas. Tal vez entonces los líderes de los partidos de izquierda españoles se den cuenta de que el adversario no era el que pensaba como ellos, sino el que pensaba diferente. No me extraña que Mariano Rajoy no hable ni por el plasma, si tiene a sus rivales haciéndole la mejor campaña electoral de la historia de su partido, porque en crisis, apostar por un gallinero histérico, que es lo que hoy se representa en la izquierda, no resulta aconsejable. En este país no hay más leña que la que arde, a la izquierda, a la derecha y en los nacionalismos.

Enrique Suárez

miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Qué va a cambiar con más de lo mismo?



No, realmente no les queda tiempo a los de la casta para volver a convencernos de que ellos son la única representación posible de la democracia, ni a los de Podemos para convencernos de que la democracia es lo que digan ellos, con su renuncia a todo lo que no sea una proclama al tercermundismo. No les queda tiempo a ninguno para convencernos de nada, porque su discurso se ha quedado en el pasado y este país necesita crecer más de lo que quieren permitirle aquellos que aspiran a representar a los ciudadanos, y al mismo tiempo, beneficiarse de su representación.

En esta penosa situación nos encontramos los españoles en 2015, cuando en realidad es algo que se viene anunciando desde hace muchos años, en reiteradas ocasiones. Un sistema representativo que se organiza desde el poder que permite a los ciudadanos votar lo que otros ya han elegido y que solo puedan escoger entre aquello que les presenten los únicos electores, que son los que forman las cúpulas de los partidos políticos, no puede seguir existiendo en condiciones de normalidad, por mucho que se empeñen los medios de comunicación vendidos al poder en presentarlo como la única alternativa. En realidad, en España no hay sufragio universal, porque el universo de las posibilidades de elección queda restringido a lo que ofrecen las distintas formaciones que forman la casta desde sus élites bien asentadas en la ignorancia de los votantes que les apoyan.

España y los españoles no pueden avanzar en estas condiciones, con el lastre de medio millón de colocados por los partidos políticos viviendo sin producir otra cosa que disgustos. Si además fueran competentes, pero es que llevar en la política 30 años, no lo digo ni por Rajoy, ni por Carme Chacón, ni por Rosa Díez, ni por Artur Mas, ni por Gaspar Llamazares, viendo cómo está el país no es motivo de confianza, sino de todo lo contrario. ¿Cómo van a resolver nuestros problemas este elenco de impresentables si son el principal origen de nuestros problemas?. Mientras sigamos en el atado y bien atado, y el poder que se lo repartan entre estos mequetrefes sin rendir cuentas ante nadie, ni siquiera ante la justicia, que está a su servicio, cuando logra sacarlos de sus aforamientos, mal vamos

Y para resolverlo, como alternativa creada desde la casta, nos encontramos con unos aventureros adanistas que quieren convencernos de que lo mejor para este país es regresar al tercermundismo y hacernos bolivarianos para poder disfrutar de la vida como los griegos o los venezolanos.

A mí  todas estas cosas no sólo me parecen una falta de respeto, sino un tremendo desprecio hacia la ciudadanía de este país, hacia los electores que deben sancionar con su voto esta podredumbre a la que los que están en el poder denominan “democracia” y todos los que les miramos desde abajo sabemos que es puro despotismo, rayano en la tiranía. Y me parece que esta patulea de miserables no se marcha del poder como no les echemos a patadas, así que será cosa de ir ensayando como derrocar este régimen de opresión, desmesura y caraduras, creado por todos los partidos políticos que participan en el carnaval que se han montado para expoliar a los españoles.


Enrique Suárez

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